Sin asignaturas pendientes

Por: Adriana Balaguer, el 02 de diciembre de 2010, 05:03 AM

Tiempo de balances personales. De reconocer logros pero también de aceptar que hubo proyectos que no pudimos concretar a lo largo del año. Por eso, porque a la hora de planificar el 2011 repasaremos la agenda del 2010, y tampoco se trata de ver nuestras asignaturas pendientes como frustraciones, conviene preguntarse qué hacer con esas metas que aún no alcanzamos. ¿Tenemos que olvidarlas? ¿O es mejor corregirlas, relanzarlas, insistir? ¿Cuándo hacer una cosa y cuándo la otra?

Ante todo, y antes de que tomemos una decisión, ayuda recordarse que somos producto tanto de lo que hicimos como de lo que dejamos de hacer, y que sí o sí eso nos afecta en lo académico, profesional, doméstico y emocional.

La psicología moderna aconseja “aceptar el pasado”. De nada sirve vivir lamentándonos. Y si en esta lista de pendientes, hay proyectos o vínculos que consideramos que merecen una segunda oportunidad, hay que dárselas.

Ahora, si en esta revisión, reaparecen objetivos que se perdieron en el camino (por errar en su apreciación o su implementación), qué mejor que olvidarlos, aprender de la experiencia y animarse a dar vuelta la página. Lo mejor es “soltar” y hacer nuevas apuestas.

Si la decisión es, en cambio, “volver a la carga”, insistir, conviene analizar por qué se hicieron presentes las asignaturas pendientes. Puede haber sucedido porque:

- Seguimos creyendo que determinado proyecto profesional, viaje, relación social, nos gratificará. Y nos tienta volver a probar.

- Sentimos que le podremos dedicar más tiempo y trabajo del que pudimos darle en su momento, cuando fue asfixiada por un montón de otras cuestiones en danza.

- Crecimos como personas, maduramos, y sentimos que ahora sí podremos avanzar en ese proyecto y satisfacer las expectativas que nos generó desde un primer momento. Sin, por eso, descartar que volvemos a correr un riesgo. Que no siempre las cosas salen como esperamos.

Y a no olvidar que en esta oportunidad que nos damos para insistir, quizás hasta podamos reparar aquello que pensamos que hicimos equivocadamente, aclarar malentendidos, decir lo que no dijimos, pedir perdón o dar las gracias.

¿Cuáles son tus asignaturas pendientes del 2010? ¿Qué vas a hacer con ellas?