Este es un día hermoso, lleno de fabulosas oportunidades. Y tú podrías hacer que sea aún mejor. Conviértete en una fuente de alegría, y podrás hacer del mundo un lugar mejor. Sé hoy una fuente de alegría y fíjate lo bien que se siente. Toma esas cosas que habitualmente te molestan y simplemente ríete de ellas. Luego abrúmalas con tu propia sonrisa de alegría, palabras amables y acciones meditadas. Haz algo solidario sólo por lo bien que se siente, por sentir que estás haciendo lo correcto. Pon una sonrisa en tu cara, en tu voz y en tu pensamiento, y observa mientras esa alegría se disemina mucho más allá de ti. Sea lo que fuere que puedas estar haciendo, toma la decisión de disfrutarlo sincera y plenamente. Te sorprenderá lo rápido que los demás se suman a tu alegría, devolviéndotela en mayor medida aún. Llenando tu entorno de alegría, llenarás también tu corazón. Sé hoy una fuente de alegría y vive la vida en su mejor expresión.

Dale vida a los sueños que alimentan tu alma, no los confundas nunca con realidades vanas. Y aunque tu mente sienta necesidad humana, de conseguir las metas y de escalar montañas nunca rompas tus sueños, porque matas el alma.

Dale vida a tus sueños aunque te llamen loca, no los dejes que mueran de hastío, poco a poco, no les rompas las alas, que son de fantasía, y déjalos que vuelen contigo en compañía.

Dale vida a tus sueños y, con ellos volando, tocarás las estrellas, y el viento susurrando te contará secretos que para ti ha guardado y sentirás el cuerpo de caricias, bañado, del alma que despierta para estar a tu lado.
Dale vida a los sueños que tienes escondidos, descubrirás que puedes vivir estos momentos con los ojos abiertos y los miedos dormidos, con los ojos cerrados y los sueños despiertos.

Enamorate de alguien que: te ame, que te espere, que te comprenda aún en la locura; de alguien que te ayude, que te guíe,que sea tu apoyo, tu esperanza, tu todo.
Enamórate de alguien que no te traicione, que sea fiel, que sueñe contigo, que sólo piense en ti, en tu rostro, en tu delicadeza, en tu espíritu y no en tu cuerpo o en tus bienes.
Enamórate de alguien que te espere hasta el final, de alguien que sea lo que tú no elijas, lo que no esperes.
Enamórate de alguien que sufra contigo, que ría junto a ti, que seque tus lágrimas, que te abrigue cuando sea necesario, que se alegre con tus alegrías y que te dé fuerzas después de un fracaso.
Enamórate de alguien que vuelva a tí después de las peleas, después del desencuentro, de alguien que camine junto a ti, que sea un buen compañero/a, que respete tus fantasías, tus ilusiones.