El cáncer de mamá es una enfermedad hormono-dependiente, pues las células del organismo tienen receptores de estrógenos y cuando éstos están en gran cantidad causan riesgo de cáncer.

Se podría decir que es una de las patologías más frecuentes en todo el mundo. “Es una enfermedad que tiene un origen genético, en el 90 por ciento de los casos, se transmite por herencia”, explica el ginecólogo Alfredo Dulón. De ahí la importancia de que toda mujer que pasa los 40 años se realice una mamografía anualmente, “porque el cáncer es como un enemigo silencioso que sólo se lo nota cuando ya hizo un daño considerable”, advierte el profesional.

Las estadísticas te alertan

Una investigación realizada por una universidad norteamericana sobre el cáncer de mama lanzó cifras preocupantes. “Cada año se presentan 700 mil casos nuevos de cáncer de mama en todo el mundo y de éstos, cerca de 300 mil mujeres fallecen. Se considera que una de cada nueve mujeres en el planeta va a desarrollar en algún momento de su vida, cáncer de mama, por ello se debe tomar precauciones”, aconseja Dulón.

¿QUIÉNES PUEDEN CONTRAER ESTE MAL?

Las mujeres arriba de los 40 años tienen más posibilidades de tener esta enfermedad “puesto que los tumores se manifiestan por lo general en la cuarta década de la vida”, indica Dulón. Además, este mal se da principalmente en mujeres que tienen antecedentes en la familia. “Por eso, el ginecólogo debe preguntar a su paciente si tiene antecedentes de cáncer de mama en la familia para que se le advierta sobre los riesgos”.

LOS FACTORES DE RIESGO

Mucha gente ve al cáncer de mama como un mal de esta época, sin embargo, éste siempre existió. “Lo que llama la atención es el aumento en la tasa de mortalidad.

Dulón explica que este fenómeno tiene que ver con el estilo de vida moderno que la mujer ha adoptado. “El hecho de que se case y tenga hijos tardíamente es un factor de riesgo. Lo que sucede es que la glándula mamaria se ha hecho para dar de lactar, entonces está recibiendo constantemente mayor cantidad de estrógenos (hormonas femeninas) y a mayor cantidad de éstos hay más posibilidad de cáncer de mama”.

El no dar de lactar a los hijos también puede ser riesgoso, “porque si no hay la lactancia no hay estímulo hormonal”, explica Dulón.

Otro factor que fue investigado por el Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer y con el que coincide el médico, es el aumento de talla en la cintura y las caderas. “La grasa abdominal causa una mayor predisposición de tener en un futuro cáncer de mama, porque ésta libera un estrógeno negativo para la salud”.

Pero, aquí no queda todo, pues este padecimiento también puede darse en mujeres que tuvieron su primera menstruación antes de los 15 o en las que se presentó la menopausia tarde, cerca de los 50 años, “porque en ambos casos la mujer recibe estrógenos por más tiempo del necesario”, afirma el médico.

CUIDADO CON LOS ANTICONCEPTIVOS

En la actualidad se apuesta por tener las relaciones sexuales responsables y para evitar un embarazo no planificado, muchas mujeres consumen pastillas anticonceptivas, que son dosis de hormonas femeninas, para evitar que el óvulo madure.

“Si una mujer que tiene antecedentes de cáncer de mama en la familia y toma anticonceptivos, estaría echándole leña al fuego”, comenta Dulón. “Lo ideal es que no reciba hormonas, pero, si lo hace debe hacerse controles periódicos y avisar a su médico sobre este antecedente ”.

PREVIENE ESTA ENFERMEDAD

Prevenir el cáncer de mama o en si, cuaquier cáncer, es la mejor manera de combatirlo. Por eso, las mujeres deben hacer ejercicios en toda etapa de su vida. También deben evitar el consumo masivo de grasas, pues son un factor de riesgo. Si tienes más de 40 hazte una mamografía cada año. “Este examen cuesta 180 bolivianos en la Fundación del Cáncer ubicada en la avenida Camacho en La Paz”.

Otros tips

- Autoexamínate. Cada mujer deberá buscar la forma que considere más fácil para realizar la autoexploración de los senos. Puedes hacerla cada mes, luego de la menstruación. Se debe palpar el pecho con detenimiento y siguiendo el mismo orden de exploración.

- Reflejo. Para autoexaminarte puedes utilizar un espejo y observa: la simetría de tus mamas. El aspecto de tu piel no debe recordarte a la piel de naranja. Debes verte de perfil y buscar abultamientos, enrojecimiento de la piel o el hundimiento de los pezones. Si hallas algo de esto, visita al especialista inmediatamente.

- Cuidados. Ten especial cuidado al examinar el llamado “cuadrante supero-externo” de la mama, que es el lugar más próximo a la axila, porque ahí se halla con mayor frecuencia el cáncer. Finalmente, presiona el pezón para ver si sale líquido, si es así, fíjate cómo es éste y comunícaselo al ginecólogo.

INVESTIGACIONES RECIENTES RECOMIENDAN:

Ser positiva. Los sentimientos como la felicidad y el optimismo desempeñan un papel positivo en la lucha contra el cáncer de mama, así lo asegura una investigación realizada por la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad Ben-Gurion del Negev (Israel).

Consumir aceite de oliva. Científicos de Chicago (EEUU) afirman que una dieta rica en aceite de oliva reduce el riesgo de padecer cáncer de mama. Pues éste tiene ácido oleico, que reduce drásticamente los niveles de un gen que se cree genera la enfermedad.

No consumir tabaco. Científicos norteamericanos comprobaron que las mujeres que comenzaron a fumar antes de los 20 y aquellas que iniciaron el hábito cinco años antes de su primer embarazo, mostraron el mayor riesgo de cáncer de mama.

Comer uva. Médicos del Instituto de Estudios del Cáncer de Londres creen que los antioxidantes que se encuentran en las uvas podrían proteger contra la fibrosis quística. Los antioxidantes pueden, potencialmente, sanar las moléculas dañadas.

Texto: Carla Hannover. Foto: Dreamstime.

Expertos consultados: Alfredo Dulón Pérez y BBC Mundo.

 

Existen muchas campañas para concientizar a las mujeres de la existencia del cáncer de mama, y de la importancia de la prevención, la autodetección y las visitas al médico.

El cáncer de mama es el crecimiento incontrolado de células malignas en el tejido de la mama. La mama está formada por glándulas, que son las que producen la leche; conductos, que los trasladan al pezón; tejido adiposo; tejido conjuntivo y tejido linfático. El sistema linfático está formado por recipientes y conductos que conducen (y también lo contienen) a un líquido incoloro formado por glóbulos blancos, mayormente linfocitos. Éstas células son capaces de reconocer cualquier sustancia extraña, liberando otra sustancia para destruir al agresor.

Muchas mujeres generan ciertos tipos de quistes. Éstos son una pequeña bolsita llena de líquido, que no tiene nada que ver con el cáncer de mama. Existen dos tipos principales de cáncer de mama, el carcinoma ductal, que es aquel que crece en los conductos y el carcinoma lobulillar, que comienza en los lobulillos.

El carcinoma ductal “in situ”, es el que se origina en las células de las paredes de los conductos. Se trata de un cáncer bastante localizado, osea, que no se ha extendido a otras partes del cuerpo. En estos casos es posible extirparlo fácilmente, tratándose de un cáncer con altas probabilidades de curación. El carcinoma ductal suele detectarse a través de una mamografía.

El carcinoma ductal invasivo es el que se inicia en el conducto mamario pero pasa al tejido adiposo y podría extenderse a otras partes del cuerpo. Se trata del carcinoma más habitual, dándose casi en el 80% de los casos.

El carcinoma lobular es otroa de las posibilidades, podría darse in situ , originándose en las glándulas mamarias. No suele llamarse cáncer a este tipo, pero al ser un riesgo para el desarrollo de futuros tumores se lo debe tener en cuenta. Al detectarse es importante realizarse la mamografía y los controles necesarios. Este tipo de carcinoma también puede ser del tipo invasivo, es muy difícil de detectar, se hace a través de una mamografía.

El carcinoma inflamatorio, el cáncer menos frecuente de todos los tipos que hemos visto. Sólo un 1% de los tumores cancerosos lo representa. Es de rápido crecimiento y suele enrojecer la piel del seno. La apariencia de la piel se modifica, haciéndose más gruesa, inclusive pueden aparecer arrugas o protuberancias.