Han muerto mis abriles y he soñado
sobre el arduo pasar de mi paisaje.
Qué largo ha sido el sueño, qué bagaje,
qué rezos de dolor me han traspasado.
Qué angustia tan exacta me ha llegado,
qué oscuridad sin huellas, sin celaje
guardó mi corazón para este viaje.
Tú existes, Dios, ¿por qué me has condenado?
Había confundido primaveras;
tardé sin darme cuenta de mi historia
y bulle ya diciembre en desafío.
Cuánto verso incapaz en mis galeras,
cuánta rama talada en mi memoria
llevó la soledad al vasto río
Jose Manuel Febles
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