El amor....
El hombre equivocado
te drenará mientras lo llama amor.
Te verá cargar con todo sobre tus hombros…
emocionalmente, mentalmente,
financieramente…
y aplaudirá tu fortaleza,
sin darse cuenta de que él es la razón
por la que tienes que
ser tan fuerte en primer lugar.
Te dejará luchar sola,
enfrentar la vida por tu cuenta,
y aun así esperará de
ti lealtad, dulzura y paz...
de una mujer que ha dejado
en modo supervivencia.
Pero el hombre correcto…
ah, ese es otro cuento.
El hombre correcto ve tu fuerza,
pero no la aprovecha.
La respeta, la honra y la iguala.
Sabe que puedes con todo tú sola,
pero no lo permitirá…
no porque crea que no puedes,
sino porque se niega a dejarte cargarlo
todo sola cuando se supone
que debe ser tu compañero.
Mira, los hombres de verdad
saben que una relación no es una prueba
para ver cuánto puede soportar una mujer.
Es una unión donde ambos
prosperan, no solo sobreviven.
Un hombre real no se sienta
a ver cómo su mujer lidera,
se protege y se sostiene sola,
mientras él solo disfruta de su lealtad.
No… un hombre real marca el ritmo,
lidera con integridad,
crea un espacio seguro
y está presente con constancia.
No solo con palabras, sino con acciones.
Porque no importa cuán independiente
sea una mujer, cuán fuerte se haya vuelto
o cuánto haya aprendido
a depender de sí misma…
toda mujer quiere sentirse segura.
Toda mujer quiere exhalar.
Y no puede hacerlo al lado de un hombre
que constantemente le
demuestra que está mejor sola.
Así que, caballeros, si quieren que una mujer
sea suave con ustedes… denle seguridad.
Si quieren que los siga…
asegúrense de estar realmente liderando.
Si quieren que se apoye en ustedes…
sean lo suficientemente fuertes
para sostener ese peso.
Porque el amor no se demuestra
por cuánto puede cargar ella…
se demuestra por cuánto
estás dispuesto a cargar tú con ella.
créditos a quien corresponda
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