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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Imperial Asgard  (Mensaje original) Enviado: 23/08/2014 02:13


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Imperial Asgard Enviado: 03/09/2014 13:49



En un recóndito lugar de la misma Tierra y luego de más de dos siglos de un injusto encierro, el ejército de Hades ha despertado una vez más para traer al mundo aquella salvación utópica conocido por los mortales como la muerte, finalmente el sello se ha roto, ha sido eliminado liberando consigo la poderosa y terrible fuerza que en aquella antigua época amenazó con sumergir al planeta, así como a todos sus habitantes, en una eterna y sombría oscuridad, la cual provenía del lugar que reina el mundo más allá de la vida… el Inframundo.

Durante generaciones, la humanidad ha sido testigo de un sin fin de batallas provocadas por diferentes ideologías de los mismos dioses; la justicia, la piedad, la bondad los ha llevado a manifestar solo errores, ha llegado el momento que solo sean merecedores del castigo y ser purificados por quien teñirá de oscuridad la salvación para los humanos, el Eien Kurayami

Los años han pasado, precisamente doscientos cuarenta y tres desde que los malévolos ideales del Dios Hades, así como de sus seguidores, habían sido detenidos por la fuerza del ejército protector de la Tierra…mas nadie pensaría que el día presente especialmente en el S. XXI traería consigo ese amenazante terror nuevamente. Es así que el foco de atención se posa en un apartado lugar de Rumania, como hace unos pocos años atrás, en las instalaciones de un sombrío palacio rodeado de un ambiente tétrico y espeluznante, donde la vegetación no crece ni se presenta signo de vida alguno, como si aquella imponente y tenebrosa construcción estuviera deshabitada desde hace mucho tiempo atrás… Así, dentro de este castillo en donde el resplandecer flameante de las antorchas que penden sobre las antiguas paredes que limitan un sin fin de pasillos silenciosos y tenebrosos, las cuales dirigen a diferentes torres del lugar, deja a la vista en una de las recámaras del sitio la presencia de una joven dama de larga cabellera oscura, similar a la tonalidad de su sobrio vestido, destacándose así su pálido y delicado rostro, donde ninguna expresión es reflejada, más un dejo de intriga y temor se hace presente sobre toda la anatomía de la perteneciente a la familia que hasta su muerte, habitó en el Palacio Blar, la familia Burgués.

    Los vacíos orbes de la responsable de haber liberado en su niñez a las mismas fuerzas que la nombraron protectora del Señor de los muertos hasta el presente día, dando la promesa de una vida eterna para ésta, mantiene su mirada pérdida en la oscuridad, reflejando sin embargo la espera de un acontecimiento conocido por Pandora.

Pandora: -El día ha llegado mi Señor…-

Tras las palabras decretadas por la mujer, en el oscuro cielo nocturno donde la Luna se hace presente, centenares de fugaces ases lumínicos comienzan a cruzar el cielo de forma violenta, dejando a su paso una estela de tonalidades violáceas, así como una sensación tenebrosa palpante en el mismo aire… Un suceso fuera de lo común, que momentos después se haría presente en el mismo castillo de Rumania, donde por medio de la cristalina claraboya del techo de la alcoba donde se encuentra la dicha servidora del Dios, así mismo como del mismo suelo, aquellos veloces ases de luz despojantes de fúnebres sensaciones comienzan a materializarse en horripilantes seres, escondidos en sólidas piezas metálicas de oscuras tonalidades, los que al posar sus brillantes y amenazantes miradas, se ubican en una pose de respeto hacia la presente y misteriosa damisela la cual, luego de mantenerse inerte y silenciosa por unos momentos, pasa a conferir hacia los presentes con un tono de voz sereno: 

Pandora: -Han pasado ya doscientos cuarenta y tres años desde que las intenciones de nuestro señor Hades fueron estropeadas injustamente por los guerreros de la diosa Athena, más el día de hoy, gracias a la ruptura del sello que tanto tiempo los ha mantenido encerrados, nos da la oportunidad de que los ideales del dios del Inframundo sobre la Tierra se hagan realidad y que todos sus servidores gocen de vida eterna que éste generosamente les promete luego de ello-

Finalizadas las palabras de la joven, un nuevo silencio se crea en el escalofriante ambiente, cuando las miradas de los espectros se elevan a la altura del rostro de Pandora, reflejando un brillo diabólico, como si los mismos expresaran sus ansias de venganza por lo ocurrido en el pasado, cuando el heraldo retoma la palabra nuevamente:


Pandora: - Como encargada de comandar a ustedes, representantes de las ciento ocho estrellas, en nombre del señor Hades, expreso la desición del mismo, de que mantengan firmemente sus puestos en este lugar, muy pronto conocerán su gran voluntad-

Es en ese momento, que destacándose de todos los presentes, una figura de porte altivo y soberbio, interrumpe los comentarios de la joven repentinamente:

 

Radamanthys: -Señorita Pandora, mi nombre es Radamanthys Wyvern, uno de los tres jueces en el Infierno, y como respaldo al rol que cumplo en el Imperio estoy plenamente capacitado para ser el encargado de comandar en batalla a los espectros, por su propia seguridad-



La voz firme voz del guerrero pareciera reflejar la convicción e incondicional fidelidad hacia los ideales de a quien sirve, mas su penetrante mirada es invadida por un sentimiento de venganza y odio, como si el mismo deseará acabar con cada uno de los humanos. Finalizadas las ideas de uno de los tres poderosos Kyotos del Infierno, el lúgubre y aterrador ambiente en la habitación, pareciese mezclarse con la tensión generada por las palabras de Radamatnys, a las que Pandora, luego de unos expectantes momentos, responde pausadamente con su característica e intrigante serenidad:

Pandora: -El bondadoso corazón del señor Hades, ha decidido que ustedes los tres jueces de su reino, serán los lideres de cada tropa enviada al mundo exterior, pero debemos ser cautelosos Radamanthys, pronto explicaré la noticia de la tropas en el infierno-

Radamanthys: -¿Cómo?, el señor Hades cuenta con un poderoso ejercito muy capaz de acabar rápidamente con todos los insectos del mundo,¡¡ no es necesario esperar, ¿o acaso creen que existe alguien que pueda vencernos? ¡¡ No!! Creo que ha llegado la hora de dar un vuelco a la historia que existe desde tiempos antiguos ¡¡ Y yo lo llevaré a cabo!!-

Agrega con un tono de voz más alto Radamanthys, frunciendo su rostro en señal de enojo ante las palabras de Pandora, a la vez que apretando su puño trata de soportar la impotencia generada en su humanidad en ese instante, en que la inerte e inexpresiva pero tenebrosa mirada de Pandora se posa de manera intimidante sobre la presencia del Juez Infernal:

Pandora: -¿Acaso deseas desobedecer mis ordenes, Radamanthys?...-

 cuestiona la heraldo mientras el kyoto aprieta sus dientes y provoca una serie de murmullos, mientras la dama continúa con sus palabras: 

Pandora: - Tus impulsos de niñez solo me muestran un futuro atravesado, esperaremos la voluntad de nuestro Señor ¿entendido? -

Sentencia fríamente Pandora, cuando los viejos pórticos de la alcoba, comienzan a abrirse despojando un espeluznante chirrido, cuando los mismos espectros presentes se abren paso entre si, para que otros dos espectros de gran estirpe se hagan presente en el lugar

 

Minos: Mi dama, aquí estoy para servirle, la estrella celeste de la nobleza, Minos de Griffo.

Aiacos: Radamanthys, veo que te no haz adelantado, Yo Aiacos de Garuda, más conocido como el Segundo Juez del mismo infierno,  me presento ante usted Señora como la estrella celeste de la Valentía.  

Radamanthys: No veo necesaria la presencia de ustedes, junto a mis espectros cumpliré la razón del despertar del Rey Hades.

Aiacos: ¿Acaso solo tú piensas divertirte, Radamanthys? No creerás que solo tú deseas vengar nuestra existencia ¿no lo crees así, Minos?

Minos: Solo son un par de niños en búsqueda de nuevas aventuras, en cambio yo afinos mis hilos, para mis nuevas marionetas

Pandora: - Han llegado a buena hora. Ustedes estrellas del infierno, que han recibido una nueva oportunidad, gracias a la infinita bondad del señor Hades, deberán cumplir en esta era con un nuevo mandato por nuestro señor, como muestra de vuestra absoluta fidelidad hacia él-

Ordena la joven, notando como los tres jueces no reflejan respuesta o sentimiento alguno ante las palabras de ésta, mientras las maliciosas miradas de todos los espectros presentes, se posan sobre los mismos notándose el brillo violeta en cada uno de ellos

Pandora: -Ahora, escúchenme muy bien, en este siglo el señor Hades desea tomar el control de la tierra y teñir de oscuridad este mundo… -

Imparte la atemorizante dama, generando un silencio cuando volviendo a esconder su mirada tras sus finos parpados agrega:

Pandora: - El señor Hades en esta era desea reencarnar sobre la tierra, por lo que es necesario tener una nueva morada para el ejército del Inframundo  -

Y ante las palabras de ella, los tres jueces, quienes cubren su rostro  parcialmente oculto por la sombra del lugar, asienten y se dirigen nuevamente hacia la puerta para desaparecer entre la oscuridad del castillo, en el momento que en la misma forma que aparecieron, las figuras de los espectros vuelven a tornarse fugaces resplandecientes, los cuales salen disparados cada uno siguiendo a sus respectivos comandantes de tropas dejando un repentino vacío en la alcoba, donde la oscuridad y el tétrico silencio vuelve a sumergir a la joven en la espera que los cometidos impartidos por ésta, se cumplan por el bienestar del Dios al que sirve.




 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: ιδης Haidēs Enviado: 17/09/2014 22:00

No obstante, en la oscuridad con que se cierne aquella habitación anida lentamente en la mujer la inquietud de su siguiente tarea. Sin embargo, su resistencia para cumplirla se ve cuestionada por su propia conciencia así como la voluntad otorgada al propio emperador de los muertos.


-Pandora, ¿es acaso tu corazón mortal el que te traiciona?- entorpece sus pensamientos una voz omnipotente ecualizada de entre los pilares que preceden aquel trono infernal en la cima de las escalinatas, de dónde sólo alcanza a emerger una sombra deiforme que ocupa su visión...


–Nunca he de cuestionar sus demandas Hades-Sama, ¿pero es acaso necesario? Es usted el Dios del Inframundo, quién gobierna sobre los muertos ¿Es necesaria la presencia de la muerte y el sueño?...- alterca con vehemencia encorvando su cuerpo con pleitesía y admiración hacia el dueño de esa voz que la obliga a hacer reverencia al instante –Pe…Perdone Hades-Sama si soy insulsa, necia y obstinada…- intenta absolver su osadía haciendo uso de aquella habilidad con la que fue bendecida desde su creación: misma que fue capaz de engañar a los hombres para dejar salir las calamidades al mundo.


Pese a ello la oscura efigie arde en llamas encolerizada alzándose con una potestad abrumadora capaz de infundir terror a su interlocutora quién en un sobresalto se agazapa instintivamente alargando su brazo diestro para protegerse –¡Pandora, tus dudas me hacen cuestionar tu verdadera lealtad hacia mí, yo soy Hades, el Dios del Inframundo, aquel que te ha dado la autoridad de dirigir a mi ejercito desde otrora…¿Quién eres tú para cuestionar mis deseos?!.- demanda autoritaria la ensordecedora voz que se cuela a los oídos de la heraldo la cual observa horrizada la escena –Perdone mi insolencia, emperador, cumpliré su tarea y demostraré mi lealtad hacia usted, hoy mismo tomaré el cofre que ha sido encontrado en las tierras de Rumania, ahí fue escondido cómo último deseo de Athena en un monasterio enterrado en las entrañas de las montañas congeladas…- señala bajando la mirada obediente cercada nuevamente en la convicción de los objetivos del señor de los muertos.

 
 
Tras escucharla, aquella sombra deiforme de quien gobierna a los muertos comienza a disiparse entre los doseles hasta lograr obtener una consistencia gaseosa la cual rodea ambiguamente a Pandora –Soy compasivo, te daré una segunda oportunidad, pero son tus actos y no tus palabras los que te harán ganar la vida eterna…Pandora. Y por lo tanto mi reconocimiento...- añade por último aquel éter colérico, que al finalizar, como acto extraordinario propio de un Dios, comienza a disiparse en el rincón más oscuro del lugar, dejando con ello la esencia temible de su portador.
 
 
Continuará..


 
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