El viaje desde el santuario hacia las tierras nórdicas tarda tan solo unas horas para los caballeros, quienes hacen uso de su habilidad para transportarse y descienden como haces lumínicos sobre las afueras del territorio de Odín..

Los rostros de los acompañantes del santo de capricornio se revelan por primera ves, conociendose como Capella de Auriga, Babel de Centauro y Argol de Perseo, pero esta ves, sus armaduras permanecen cubiertas por un manto de tela azul, al igual que el dorado, cuyo manto reluce un blanco que se mezcla con el color de la nieve...

Capella: ¡Wraghh! Que territorio más hostil

Emite el caballero de plata, el rangio medio en el santuario, enfrentando los duros y frios vientos del norte asgardiano...

Shura: No se sepran, debemos avanzar con cautela hacia el Palacio Valhalla, donde se dice es el hogar de Odín desde la era del mito...

Babel: Este lugar... Parece la boca del lobo hambriento... Grhh, apresuremosnos antes de terminar como un cubo de hielo...

Argol: ¡Si, Adelante!

Entonces los caballeros comienzan a caminar entre medio de la tormenta, sosteniendo el espíritu guerrero y de valentía que mantiene caliente su sangre para poder afrontar los climas más intensos dentro de la naturaleza... Transcurrido varios metros, finalmente la estatua se deja visualizar desde lo alto, señalando la llegada al castillo situado a sus piés, donde dará comienzo a un confrontamiento inesperado...

Argol: ¡Miren!, Ahí está la entrada

Babel: ¡Entremos de una ves, hay que contactar con alguien!

Shura: No se adelanten, puede que sea territorio Hostil...

Capella: Hace varios años que Asgard es aliado del santuario, ¿De verdad crees que nos deneguen el paso, Shura?

Shura: Eso está a punto de verse... ¿Pero? ¿Que es eso?

Comenta sorprendido, al generarse su avance y divisar un cuerpo tendido en el piso, sin moverse y desolado justo delante de la entrada al Palacio...

Argol: Parece un cuerpo sin vida... ¿Pero de quien será?

Cuando su proximidad ya es suficiente para ver a la joven Flare, con su rostro pálido y manchas de sangre seca por el frío en varias partes de su cuerpo, como si el filo de un arma letal hubiese recorrido de una estocada una gran parte de su anatomía, causando la muerte...

Shura: Creo que hemos llegado en mal momento...

Comenta el dorado, comenzando a pensar la forma de no verse involucrado, cuando de pronto una voz desconocida da paso a la presencia de un hombre investido por una armadura azul, con cabello rojizo y un largo mechos que cubre uno de sus ojos...

Alberich: Vaya... Nunca pensé que se atreverían a venir hasta aquí... ¡¿Pero que es esto?!

Comenta al bajar su visual y observar fríamente el cadaver a sus pies...

Alberich: ¡Son unos asesinos, Han matado a la princesa Flare!

Provocando que dichas palabras retumben por todo el lugar, alertando a los oyentes más cercanos de lo sucedido...

Babel: ¿Pero que dices maldito? ¡Acabamos de llegar y nos encontramos con el cuerpo!

Argol: Así es, nosotros no hemos matado a nadie, solo queremos hablar con Hilda de Polaris

Alberich: ¡¿Pero que dicen, Ilusos?

Cuando abriendose paso entre los enérgicos caballeros de plata, el rostro de la serenidad y justicia irrumpe en escena, con una elegancia extrema que sobresale desde su porte...

Shura: Permitame presentarme, mi nombre es Shura de Capricornio y vengo como embajador del santuario para intercambiar información de vital importancia con la señora Hilda de Polaris

Alberich: ¿Tú de verdad crees que la Señorita Hilda querrá recibirte luego de haber asesinado a la princesa Flare? ¡Lo dudo mucho!

En el instante en que todo da indicio de un posible ataque por parte del Asgardiano, los fuertes pasos de la guardia del palacio resuenan llegando al lugar, conjunto a Syd de Mizard, uno de los dioses guerreros de odin...

Syd: ¡Alberich! ¿Que ha sucedido, quienes son ellos?

Pero su mirada queda impactada al ver el cuerpo de la joven manchando de rojo el fino lozado cristalino...

Syd: ¡¡¡Señorita Flare!!!

Arrojando su cuerpo sin escrúpulo ante la fallecida joven, examinándola y mirandola con gran melancolía y tristeza, para luego, ponerse de pie de forma eufórica...

Syd: ¿Que sucedio con ella?

Alberich: Ellos la mataron, cuando llegué aquí, ¡Los encontré en la escena del crímen!

Capella: ¡No seas ridículo!, ¡¿Acaso no escuchas a Shura?! ¡Te ha dicho que somos embajadores del santuario y hemos venido a intercambiar información con Hilda de Polaris!

Syd: ¿Embajadores del santuario?... ¿que es lo que quieren y por que han matado a la Princesa Flare? ¡Eso no tiene perdon, malditos!

Entonces, Shura da un paso al frente, alejandose unos centímetros de sus compañeros, para demostrarse como el líder en la misión...

Shura: Parece que esto no tiene caso, te hemos dicho más de una ves lo que no quieres escuchar y eso me hace perder el tiempo...

Syd: ¡¿Pero que dices, maldito?! ¿Acaso dices que Alberich, un dios guerrero está mintiendo?! ¡No tienes verguenza!

Shura: Jhm... Lo que tu pienses no me interesa, estamos aquí para hablar con Hilda, sobre un misterio de su tierra, que puede considerarse como un peligro en masa si cae en manos equivocadas...

Alberich: ¡No lo escuches Syd, el solo miente!, ¡Basta de charlas, hay que matar a los asesinos de la princesa Flare!

Syd: ¡Detente, Alberich!... Dejame escuchar esto... ¿Que es eso de lo que te refieres?

Shura: Se trata de la espada de Balmung, una Leyenda de Asgard, tal como lo es su dios Odín

Los ojos de Syd de abren de par en par al escuchar esas palabras, lo que genera un caos en su interior, dominante de la ira por la muerte de la Princesa, pero a su ves, con cierto recelo curioso por las palabras del enviado desde el Santuario...

Syd: Más que una leyenda, es una verdad, ¿Pero por que te interesas en la espada perdida de Odín? ¿Acaso ese es tú unico cometido aquí?

Shura: No, solo necesito saber cual es la verdad sobre esa espada...

Entonces su fisonomía se perfila, mirando de reojo a aquel dios guerrero de nombre Syd...

Shura: No se si sabes, pero en este momento se desarrolla una guerra en el mundo submarino y un mensaje alertó al santuario del interes de Hades sobre este artefacto, y una posible alianza de Asgard con el rey de los muertos... ¡Por eso es necesario que pueda ver con mis propios ojos a Hilda de Polaris!...

Alberich: ¡Iluso! ¿Acaso insinuas que la señorita Hilda tiene una alianza con Hades? ¡Que toterías dices, Atheniese?, Syd, no permitiré que salgan de aquí con vida...

Syd: ¡Si peleas contra ellos, empeorarás la situación, Alberich!, Pero en cuanto a lo que dices, Atheniense, tienes muy poca razón, soy conciente de la guerra, en el mundo submarino, pero la espada permanece perdida, tal como te lo eh dicho, junto con los secretos mas oscuros y nadie volverá a verla jamás...

Shura: No estes tan seguro de eso, se ha descubierto la ubicación de esa espada y un posible medio de conseguirlo... jhm, eres un inépto si piensas que el mundo sigue siendo tan grande como lo era en otras épocas, ahora todo parece ser revelado y eso, demuestra una debilidad para los dioses o una ventaja, por eso, necesito saber si realmente son necesarios siete safiros para desvelar la tumba de el armamento de Odín...

Syd: ¿De verdad piensas que te lo diré? ¿De verdad piensas que puedes llegar aquí, asesinar a la Princesa Flare por información y que encima, yo, un sagrado dios guerrero te lo diga?... ¡Estás equivocado!

Alberich: ¡No esperaré más!

Entonces, de su empuñadura diestra resurge una espada llameante legendaria, la cual rápidamente utiliza para trazar una línea recta que se avalanza contra Shura, quien por un instante baja su mirada, para luego elevarla con un brillo particular...

Shura: ¡Tonto!, ¿Crees que con esa espada podrás derrotarme?...¡Yo poseo el filo de la justicia!... ¡EXCALIBUR!

Emite con vehemencia, elevando su brazo con firmeza para desplegar desde su ascenso una poderosa línea dorada que instantáneamente corta el piso, chocando fuertemente contra el viento cortante de su rival y superando por un instante el despliegue dejando que las rafagas cortantes que se dispersan, alcanzen a rozar el brazo del desprotegido Syd, causando una hemorragia instantánea...

Syd: ¡Aghh!... "Que poderoso es ese hombre, con tan solo una ráfaga pudo no solo evitar, si no tambien contrarrestar el ataque de Alberich"...

Alberich: ¿Como es posible?... De un solo movimiento pudo evitar mi ataque y incluso alcanzó a Alberich... ¡Maldito, te cortaré la cabeza!

Babel: ¡Espera!, ¿Acaso crees que el está solo en esto? ¡Já! ¡Te has equivocado!

Capella: Si quieren enfrentarse a nosotros, tendrán que tener mucha valentía, ¡Por que somos los caballeros de Athena!

Entonces uno a uno comienzan a elevar por los aires sus vestimentas, develando sus distintivas armaduras de plata que relucen un brillo intenso bajo la helada noche de fuertes vientos...

Capella: ¡Capella de Auriga!

Argol: ¡Argol de Perseo!

Babel: ¡Babel de Centauro!

Y entonces todos juntos y a la ves, gritan con euforia

Caballeros de plata: ¡Y somos los caballeros de Athena!

Quedando solamente cubierto el caballero de Capricornio, mientras sus colegas, se preparan para enfrentar al ejército real...

Syd: "Demonios, no son embajadores ordinarios, son caballeros de Athena realmente... jhm"... Veremos si pueden contra las fuerzas del Valhalla... ¡Ataquen, Soldados!

Entonces, todo el escuadrón de gigantescos vikingos se abalanzan sobre los caballeros, quienes afirman sus pies sobre el lozado...

Babel: ¡¿Listos para divertirnos, muchachos?!

Capella: ¡Listo!

Argol: ¡Vamos a vencerlos!

Entonces los tres caballeros sobrepasan en una rápida carrera la posición de Shura, adentrándose en la escuadra de soldados, pateando y golpeando a todos los que se cruzan en su camino y que salen despedidos por los aires como simples plumas que vuelan al compaz del viento...

Capella: ¡Aaghh! Tomen esto... ¡Ataque con discos!

Entonces una infinidad de discos comienzan a confundir a sus enemigos, provocando que se defiendan de algo inexistente, mientras realmente, un segundo disco los golpea con suma presición arrojando uno tras otro lejos, mientras que por otro lado, Babel de Centauro se enfrenta a otros soldados más...

Babel: ¡Los enviaré a todos al infierno!... Graaaah ¡Remolino de Fuego!

Estirando su índice para apuntar a varios de los grandes soldados que son envueltos en un torbellino de llamas, que los quema y los eleva por los aires hasta caer sin vida, mientras que a su espalda, Argol de Perseo, se ve enfrentado por los soldados restantes del escuadron, que parecen acorralarlo...

Argol: ¡Tontos soldados! Conoceran la encantadora mirada de Medusa que convierte en piedra a todo aquel que la contemple...¡Escudo de Medusa!

Dejando a todos aquellos grandes hombres investidos por trajes de piel para resistir el frio, envueltos en un destello del cual desesperadamente intentan evitar, pero imposibilitados por la cercanía, cada uno comienzan a petrificarse desde los pies, hasta crear un nuevo adorno que permanecerá en la entrada del palacio hasta su propia destrucción...

Shura: ¡Ya es suficiente!, Los caballeros han acabado con sus soldados, ¿Que más quieren perder?

Alberich: Jhm jhm jhm, Esos soldados no significan nada para mi, ni estan a mi altura, yo los mataré uno a uno, hasta quedar satisfecho de venganza por la muerte de la princesa Flare

Shura: Entonces no existe otra salida, ¡Yo mismo seré tu oponente!

Su diestra va hacia su hombro contrario, aferrando entre sus dedos las vestiduras que con un fuerte tirón, despliega hacia un costado, revelando finalmente, la décima armadura zodiacal sobre su cuerpo, el sagrado manto de Capricornio, reluciendo como el sol dentro de la oscuridad de las tierras nórdicas...

Syd: ¡No, Alberich! ¡No lo hagas!, ¡Aun no es tiempo de venganza, la señorita Hilda debe decidir sobre los movimientos de los dioses guerreros

Alberich: ¡No me importa lo que digas, Syd!... No dejaré que roben los Zafiros de Odín y lleguen a la espada... ¡Los defenderé a como de lugar!

Shura: "Así que es cierto, se necesitan los Zafiros para llegar a la espada de Balmung, el patriarca tenía razón"... Ciertamente, sería una pena que ignores un momento en el que deberían despedir a un ser querido por su partida, pero ya veo que es inevitable, ¡Tú no tienes sentimientos!

Alberich: ¡No, yo solo soy el portador de magníficas ideas!... ¡Hahahá!

Entonces, las piernas del Megrez se flexionan y salen disparadas hacia el Caprino, quien espera paciente la llegada de su enemigo, pero con una preparación digna de un caballero dorado...

Alberich: ¡Te cortaré en trozos, Capricornio!

Una ves más, la hoja de su espada se blande en recto hacia Shura, pero la destreza de combate del Atheniense se refleja cuando solamente necesita mover su cuerpo más rápido que el embate, para evitar la fuerte corriente tajante hacia el, sus piernas rechazan el piso, elevandolo en un parpadeo, para luego, verse posicionado en un punto superior a la fisonomía de Alberich y con un rápido movimiento lleno de experiencia, posiciona su cuerpo detrás de su rival, para pasar sus brazos por debajo de sus Axilas y presionarlo contra su cuerpo...

Alberich: ¡Agghhh! ¡Sueltame Maldito! ¿Pero que demonios?

Entonces, una fuerza de presión saca de ángulo su equilibrio para ser girado bruscamente ante el sonar de las palabras del dorado...

Shura: Te enseñaré un poco, Dios guerrero...¡Piedras Saltarinas!

Devolviendo con un giro de trescientos sesenta grados, la humanidad del Megrez con total violencia hacia el piso, probocando que este reciba un fuerte golpe que lo incrusta en la gruesa capa de nieve, dejandolo fuera de combate por unos instantes, mientras los pies del dorado se deslizan con delicadeza hasta tocar el lozado nuevamente, elevando una ves más su diestra, listo para combatir...

Syd: ¡Alberich!, ¡Ya es suficiente! ¡No permitiré que se derrame más sangre por el día de hoy!

Emite adolorido por la herida en su cuerpo, mientras que delante de sus ojos, Flare permanece sin vida y su compañero Alberich permanece hundido en la nieve producto al poder de Shura de Capricornio, quien analiza las palabras del Dios guerrero y lentamente desciende su brazo...

Shura: Hemos llegado en paz y se nos ha acusado de asesinato, ¡Eso es blasfemia!...

Dando la espalda a aquel que aún permanece en pié para mirar a sus compañeros que rodean el campo, listo para continuar peleando

Shura: Ya no es necesario seguir peleando, Babel, Capella, Argol, Debermos regresar, ya saben lo que hacer...

Entonces, el rostro del dorado se devuelve hacia Syd y Alberich, quien lentamente comienza a reincorporarse y emite...

Shura: Nos volveremos a encontrar pronto...

Tornandose un has de luz dorada que se eleva hacia el cielo, al igual que sus compañeros en destellos platinados, solo que estos, no toman el mismo curso de Shura, ya que su misión primordial es permanecer en Asgard, ocultos en alguna parte, explorando y espiando cada detalle que lleve a formar el rompe cabezas del misterio de la sagrada espada que tanto anhela el patriarca en su secreta ambición, quedando en escena tan solo Syd, junto a Alberich, quien ya ha logrado levantarse...

Syd: Flare... ¿como alguien ha podido hacerte esto...? ¡Tú!, Alberich, dime toda la verdad, ¿Quien asesinó a Flare?

Alberich: Ya te lo eh dicho, fué la oportunidad de vengarla y la has desperdiciado con tus tonterías... Ahora todo será peor, para tí y para todos...

Dándo la espalda a su compañero, la estrella de Megrez Delta comienza a caminar hacia un lugar apartado, hasta perderse del escenario, mientras que Syd, levanta el cuerpo muerto de la princesa Flare y se dispone a llevarlo ante Hilda...

Syd: "No puedo creer que los Athenienses hayan tenido la osadía de asesinar a Flare... vi el ataque de ese caballero, una ráfaga cortante, pero incluso pudo detener y contrarrestar el ataque de Syd, eso significa que si hubiese matado a la princesa Flare, su cuerpo hubese sido desmembrado y no solo herido profundamente.... Aunque lo suficiente para matarla... pero... ¿Entonces quien pudo ser capaz?"