La batalla entre Poseidón, dios del Mar y Hades, dios de la muerte está llegando a la cúspide de la emoción, después de largas batallas los espectros han podido entrar al mundo submarino y las diferentes batallas por el control del templo acuático se están dando en diferentes puntos del reino.

Isaac, el general marino de kraken, pudo contra el espectro de minotauro quien termino por sucumbir ante la fuerza sorprendente del protector del antártico. Más la sombra de la muerte aún no se detiene, por el contrario, se afianza cual terrorífica sonrisa que ahora se postra en la faz de un juez que desde ya, ha sido el más resistente en la tropa espectral.

 - Realmente fue un desperdicio, una marioneta tan frágil e inútil... Los Generales Marinos, todos y cada uno de ellos deberán mostrarme el valor de su vida. - Exclama una suave voz justo después del desenlace del demonio marino, quien solo fue un pequeño obstáculo para el primer Juez del Inframundo que sin más preámbulo se adentra al Santuario Marino- Je, pero que tenemos aquí. - Dice con un tono suave como tétrico, mismo que lleva un aire de burla conforme desciende lentamente, para después, dejar que las alas se coloquen a su espalda. - No es muy inteligente mostrarte ante mí, General Marino. –

- Tampoco es muy inteligente de tu parte no esconder tu presencia - la única pupila del argento marino observa con denostada atención la vestimenta y el porte del intruso analizando cualitativamente - Tu debes de ser aquel que dio muerte a ese inepto de Kaysa, o me equivoco - pregunta de forma socarrona y un tanto descarada al referirse a su compañero de armas.

- ¿Esconder mi presencia? - Cuestiona con frialdad, como si aquellas las palabras hubieran estada fuera de lugar, pues aquello no es algo Minos tome en cuenta y menos cuando se encuentra en el campo de batalla. - Alguien como yo no necesita esconderse, el poder absoluto se muestra sin importar la situación o el lugar... Pero no espero que lo puedas entender, después de todo solo existes para ser controlado, ya que tu vida ni siquiera te pertenece. - Adjunta con esa misma suavidad en la voz, aquella que a pesar de no resultar amenazante si es capaz de infundir temor, pues es imposible no notar una presencia tan inmensa, ya que después de todo se trata de uno de los tres jueces del Inframundo, de Minos, la Estrella Divina de la Nobleza.

-Jeh - susurra por toda contestación a la imprecación de aquel sujeto que porta alas, -- Bueno, si no te escondes, entonces me harás más simple el camino para poder matarte -- responde con una lacónica frialdad en el acento del gélido ser que no se amilana fácilmente, pues él representa el poder de los mares conocido en los míticos relatos como el Kracken, animal tan nefasto, que cuando se presenta siembra la muerte indudablemente, - Y en cuanto a esa parte de la vida, desde hace mucho ha sido ofrendada, así que por ello no te preocupes, en efecto no me pertenece,.. - sonríe con una mueca gélida que indica el epitafio que había predico anteriormente cuando la plática con aquel de las seis bestias mitológicas - Veamos pues que tienes que mostrarme... - la última oración es totalmente atona, solo se siente como el frio brillo de una hoja que pronto dará muerte.

Un sonido se prende en el lugar, es la velocidad del juez infernal quien desaparece a vista y paciencia del general quien sigue con su única vista los movimientos del grifón, dando como resultado final el choque titánico entre el puño congelado del kraken contra el férreo viento que ocasiona el alado ser para detenerse en seco y no esperar más sorpresas de lo que ya tuvo.

- Je, así que necesitaré más, entonces... - Exclama en el instante en que sus ojos dorados transmiten una sensación demoniaca, misma que alberga una locura fuera de toda imaginación, ya que su verdadera esencia le permite disfrutar del sufrimiento humano, del dolor que enaltece más su orgullo como guerrero, debido a que es una prueba irrefutable de que es un ser superior, de alguien dominante y absoluto. - Contempla el poder de uno de los tres Jueces del Inframundo... Minos de Griffon, la Estrella Divina de la Nobleza. - Dice como una presentación en el instante en que coloca los brazos frente al pecho, permitiendo que las manos adquieran mayor protagonismo, pues de ahí desprenden un intenso brillo púrpura del que nacen cientos o quizás miles de hilos invisibles que buscan rodear y, posteriormente conectarse con cada parte del cuerpo de Izaack, siendo aquella la principal habilidad del titiritero infernal, quien realiza un ataque magistral, pues este ni siquiera se puede apreciar a simple vista- CosmicMarionetion. - Anuncia el nombre de su técnica, misma que con el solo contacto es capaz de producir dolor, pero en lo que realmente radica su poder es en crear un impacto mental, pues todo aquel que cae bajo su efecto pierde cualquier movimiento motriz, ya que son incapaces de controlar su cuerpo a voluntad. - Es inútil. - Exclama en el instante en que se aprecia como la esfera gélida cambia de trayecto, debido a que también ha entrado en contacto con los hilos del marionetista que logra desviar el trayecto del ataque que ni siquiera le genera el más mínimo peligro. - Mi Marioneta Cósmica me permite controlar todo con solo desearlo, inclusive la forma en que morirás... ¡Ahora baila hasta la muerte, mi preciada marioneta! - Dice justo antes de comenzar a reír frenéticamente, pues ahora es cuando inicia el espectáculo del primer juez, aquel que juzga las almas según los crímenes que hayan cometido en vida y, en esta ocasión, también se trata de un juicio.

Pero qué demonios!!! -- es la expresión que suelta el peliverde antes de un gutural grito al sentir la presencia de un dolor indescriptible sobre su cuerpo - Arghhhhh - la única pupila del argento marino demuestra el asombro y la sintaxis del dolor que está sintiendo, mismo que le hace caer de bruces al tomarle desprevenido, es entonces que se da total cuenta de la presencia de cientos, miles de hilos sujetos a toda su coraza, "Pero como puede atravesar el dolor mi coraza ... " es la pregunta que se abre en su mente al sentir aquellas dolorosas sensaciones, su mente trata de reaccionar al tratar de entender la técnica de su rival, ahí, postrado el guerrero de los hielos marinos, se ve sumido, perdido, pareciera que su fin ha llegado ya - Co... Como es posible –

El dolor del ataque es inmenso mientras que el cuerpo del marino se retuerce de dolor, sintiendo la muerte venir, este gran general, hace un último intento, poco a poco baja la temperatura a tal punto que los delgados hilos de cosmos de Minos se congelan, de esa manera logra escapar del brutal ataque, cosa que al juez de antenora no le hace mucha gracia, por lo cual decide terminar con un solo ataque, engulléndolo con su abrumador poder, sin saber que la respuesta del general seria magnifica, optando por el sacrificio y el suicidio.

- Aleteo Gigantesco de Plumas. - Nombra el juez espectral, con el orgullo marchito con lo cual empieza desatando un poderoso viento que levanta gran parte del piso hasta formar un cráter que se extiende conforme avanza en busca de impactar al General Marino, quien deberá de encontrarse con grandes pedazos de rocas liberadas por el ataque.

La sonriente mueca del guerrero de los hielos marinos no se pierde en absoluto, al observar las grietas que su oponente genera, sonríe un poco más, pues le facilita la estrategia que planea ejecutar, tirarse al suelo, en una grieta lo suficientemente ancha, colocar las manos sobre el suelo agrietado, aprovechar la cercanía de su oponente y evitar la mayoría del efecto destructivo que su oponente genera al ejecutar aquella bestial técnica, es un solo movimiento, llevado a la velocidad máxima, en el límite de la velocidad luz; por encima de él, pasan volando sendos bloques de tierra, hielo y arena, mas ahora es el momento de aprovechar la situación, - AURORA BOREALIS - Concentrándose en un solo punto focal que son los pies de su oponente, y aprovechando que su oponente se encuentra ejecutando su mortal técnica con aquellas alas que han evitado hasta entonces sus ataques, el guerrero marino busca volver a su favor todos aquellos factores, su espalda es seriamente golpeada por viento y rocas, más aguanta el dolor, y engarfiado por su propia técnica al suelo, busca detener, congelar y anular a su oponente, con aquella máxima fricción del hielo que desciende a una temperatura en la cual es imposible la vida, aun para los seres como su oponente que pueden vivir eternamente, el cero absoluto; llega entonces un momento que exhausto, se deja llevar por el viento, no sin antes esperar que esto sea lo último de aquella mortal técnica, y que su estratagema haya rendido sus frutos.

No hay más que decir, más que hablar, solo el silencio que se apodera del lugar de combate y que da como sacrificio dos cuerpos, tendidos, sin vida, destrozados uno por el otro. Isaac de kraken, Minos de grifón, yacen sin vida.