Orden en el ministerio Un líder que establece con claridad sus prioridades ministeriales, proporciona dirección a aquellos a su cargo   Texto Bíblico base: Éxodo 18.14-15 Moisés estaba tan inmerso en la vorágine del ministerio que había perdido la capacidad de ver el desequilibrio en el cual había entrado. Desde la mañana hasta la noche una enorme multitud de gente se le presentaba buscando que él dispensara sabiduría para los problemas que le traían. Jetro, sin embargo, inmediatamente vio la locura de esta manera de trabajar y cuestionó duramente a su yerno. La respuesta de Moisés es similar a la respuesta que tantas veces he escuchado en boca de diferentes pastores. «Si fuera por mí, yo trabajaría de otra manera. Pero la gente me busca y yo tengo que atender sus necesidades». En otras palabras, nuestras prioridades ministeriales son establecidas por las demandas de las personas que están a nuestro alrededor. En lugar de dirigir el ministerio, encontramos que estamos siendo dirigidos por las multitudes, que tienen una lista interminable de asuntos que demandan de nuestro tiempo y atención. Esta situación ha sido claramente identificada por Gordon MacDonald, en su excelente libro Ponga orden en su mundo interior. Modificando, con cierto sentido de humor, un famoso enunciado espiritual, MacDonald escribe de una ley que dice: ¡Dios te ama y todo el mundo tiene un plan maravilloso para mi vida! El hecho es que si el pastor no tiene claras metas y prioridades en su vida, encontrará que la congregación impone las suyas. El pastor no estará libre para dedicarse a las cosas que tiene que hacer, porque las demandas de los que están a su alrededor son interminables. Como nunca termina de atenderlos, nunca queda libre para dedicarse a las cosas para las cuales ha sido llamado. El pastor sabio entiende que debe establecer claras prioridades ministeriales para su vida. Una vez que las ha establecido, podrá ordenar sus actividades conforme a estas prioridades. Cuando hace esto, su congregación tendrá un sentido claro de la dirección en la cual deben moverse. Además el pastor tendrá tiempo para dedicarse a las cosas que realmente son importantes, como la formación de nuevos obreros, porque habrá distribuido la tarea de atender al pueblo entre varias personas. Esto permitirá que no negocie su principios, ni los ponga a merced de todo aquel que tenga una necesidad. Para pensar: ¿Es usted una persona que tienen un claro sentido de la dirección? ¿Sabe lo que Dios desea para su vida y ministerio, o se encuentra siempre corriendo detrás de las demandas de su gente? Lea las cartas de Pablo a Timoteo. ¿Cuáles son las prioridades que el apóstol establece para la vida y el ministerio del joven pastor? ¿Cómo se comparan estas prioridades con las suyas? ¿Qué modificaciones debe hacer usted en sus propias prioridades para que coincidan más con las que ve en las cartas de Timoteo?