Tampoco está resuelto de momento el problema de generación de residuos provocado por
el rápido crecimiento de las cápsulas de café monodosis, en sus múltiples presentaciones
comerciales (no hace falta mencionar marcas).
Nuestros abuelos tomaban café de puchero, con filtradores tipo calcetín o preparado en
cafeteras italianas. Y cuando era posible se acercaban al bar a tomar
un buen café expreso.
Ahora muchos hogares han incorporado a sus cocinas el electrodoméstico de moda:
las cafeteras de cápsulas. El café resultante puede ser tan bueno como la marca del
producto permita, pero el problema surge cuando nos damos cuenta de que cada vez que
pulsamos el botón estamos utilizando y convirtiendo en residuo una cantidad importante
de aluminio o plástico en forma de cápsula repleta de marro.
El naturalista, escritor y divulgador ambiental José Luis Gallego recuerda que, de acuerdo
con el sistema de gestión de residuos en vigor en España, “las cápsulas monodosis de café,
ya sean de plástico o de aluminio, no se deben depositar nunca
en el contenedor amarillo”.
Las bolsitas de té fabricadas con materiales plásticos (pirámide o tetraedro) pueden
generar grandes cantidades de microplásticos
“De hecho, técnicamente estas cápsulas no son un envase sino que se consideran un
‘residuo alimentario’ (como por ejemplo ocurre también con las bolsitas de té) por lo que
no participan en el sistema integrado de gestión para la recogida selectiva de los envases
fuera de uso”, detallaba Gallego en un artículo publicado el pasado
mes de octubre en La Vanguardia.
Algunas empresas productoras de este tipo de cápsulas han puesto en marcha
sistemas propios de recogida de estos residuos para hacer posible el posterior reciclaje
de materiales como el aluminio pero, en la mayoría de los casos, las cápsulas usadas
van a parar al contenedor de residuos de la denominada fracción ‘resto’ o ‘rechazo’
(normalmente de color gris en España), es decir, de las basuras sin tratamiento
de reciclaje específico.
Gallego animaba en este artículo a los consumidores a reducir el consumo de productos
que generan grandes cantidades de residuos de plásticos o aluminio y, por otra parte,
se alegraba de la aparición de iniciativas de compañías del café que han empezado a c
omercializar cápsulas con materiales totalmente compostables.
“Un envase compostable es aquel que se degrada completamente, como la materia orgánica,
en un corto período de tiempo y sin dejar ninguna carga contaminante en el medio natural”,
recordaba José Luis Gallego. Las nuevas cápsulas de café compostables, en este sentido,
pueden ser depositadas en el contenedor de color marrón, destinado a los residuos
orgánicos, porque “cuando lleguen a la planta de compostaje se integrarán en el ciclo
para convertirse en abono o compost”, indicaba esperanzado José Luis Gallego.
Si no es posible dejar de consumir café con cafeteras a la última moda, por lo menos que se
ofrezcan alternativas con un menor
impacto ambiental y menos residuos.
Autor: Joaquim Elcacho, Periodista especializado en Medio Ambiente y Ciencia.
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