Mediante una buena planificación urbana y la adopción de prácticas respetuosas
con las aves, como la creación de hábitats saludables, la reducción de la
contaminación y la prevención de colisiones con ventanas de vidrio y
otros objetos construidos, las comunidades pueden contribuir
significativamente al bienestar de las aves migratorias.
La expansión urbana y los entornos artificiales, si no se gestionan adecuadamente,
representan amenazas significativas para estas aves, lo que provoca la
pérdida de hábitat y aumenta riesgos como colisiones mortales con edificios
y cristales.
Mediante una buena planificación previa para un desarrollo urbano sostenible
que evite la expansión urbana y la destrucción del hábitat, así como
mediante la colaboración con vecinos, escuelas y organizaciones locales,
todos podemos proteger a las aves y concienciar sobre su importancia para
la salud del planeta y sus ecosistemas.
Al reincorporar la naturaleza a nuestras ciudades y trabajar juntos,
tanto los ciudadanos como los funcionarios electos pueden contribuir
a nuestros entornos naturales y mitigar los efectos negativos
de la urbanización sobre la biodiversidad.