Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Escuela de Rol Saint Seiya GDS-RD
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
Sanctuary Academy: Misión: La despedida // Taruro
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: [Mчsтιк]  (Mensaje original) Enviado: 01/10/2013 17:18


Involucrados: Aldebarán, Caballero de Tauro

Modalidad: Fic

Objetivo: El más grande anhelo de Hotau ha sido alcanzado, renunciando a su nombre para convertirse verdaderamente en la estrella más brillante de su constelación regente; la alegría no podría ser menor, por lo que al obtener tal nombramiento, el joven caballero tendría unos pocos días para poder despedirse formalmente de su hogar natal, Brasil y así ascender y proteger de aquí en más, el segundo recinto zodiacal.

Nota: Aún hay detalles interpretativos por pulir, en ello se centrara esta misión, por lo que se ha de ser cuidadoso y concentrado en su realización. Éxito Toro de Creta.

Entrega: Tienen Dos días para reportarse y cuatro para presentar la misión.




Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Guerrero griego Enviado: 02/10/2013 01:47
Me reporto.
 
Aldebarán de Tauro

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Guerrero griego Enviado: 02/10/2013 06:19
Brasil - Algún punto en el Amazonas
 
El cielo celeste y totalmente despejado es adornado por el sol, quien con sus destellos bendice de un día cálido y agradable a la selva de la Amazonas en Brasil, donde existe en un punto desconocido de su gran área de cobertura una estructura de madera y paja a la que sus hogareños le llaman "El templo".
 
Los dorados rayos del sol se escurren entre las copas de los grandes árboles permitiendo brechas de luz en diferentes puntos seguidos, bajo ese ambiente de calor húmedo y sombrío dando la capacidad de reconocer entre su piso de tierra, raíces y pasto un largo y angosto camino de pequeños bloques de piedra que hundidas en la tierra de forma despareja conducen a una dirección única, el lugar de nacimiento y entrenamiento de quien ahora es el Caballero de Tauro, Aldebarán.
 
Sin embargo más allá de lo visto desde la tierra, en lo alto del firmamento un pequeño reflejo se hace presente en medio del amplio y celeste cielo, tomando cada ves más intensidad mediante pasan los segundos que incluso da la impresión por unos instantes de ser una estrella que brilla como el sol pero en un tamaño reducido...
 
En medio del bosque y cerca del templo, un joven adolescente se mueve con rapidez entre los árboles, mirando con precisión cada espacio por el que se mueve, pero su esfuerzo es tanto y con tanta dedicación que no evita detenerse con una agitada respiración llevando sus manos a sus rodillas.
 
-...Uh el maestro exige mucho, ya estoy cansado... ¡Jeh! me quedaré aquí un rato para que piense que estoy entrenando mi velocidad y descansaré un rato...-
 
Emite con una pícara mirada tras su cansancio quien dice ser el nuevo aprendiz del templo de Brasil, sin embargo y de forma repentina, una vibración comienza a adentrarse en la zona, dando paso a una escena más misteriosa cuando las hiervas y hojas comienzan a agitarse al igual que su cabello medianamente largo y su ropa suelta de entrenamiento, provocando que este abra sus ojos sorprendido comenzando a girar su rostro hacia ambos tratando de saber que sucede...
 
-¡¿Eh?!...¿Qué pasa aquí?...-
 
Esboza con su voz fina de niño en desarrollo al darse cuenta que una presión más allá de su conocimiento emprenda una pronta fusión con la naturaleza, entonces el solo atina a elevar su rostro hacia el cielo, intentando percibir por los espacios que ofrecen las enramadas copas de los árboles lo que sucede cuando la atmósfera comienza ser inundada por una sensación que recorre en sus primeros sentidos desarrollados provocando la experimentación de sensaciones placenteras en su interior que demandan una gran responsabilidad, pero ante la inexperiencia de quien apenas inicia el camino, solo la inquietud es perceptible...
 
-¿Pero que está pasando?...¿Por que los árboles y la tierra vibran?...-
 
Expresa apretando sus dientes y puños alarmado por la situación, cuando un silbido abarca el área del lugar y la copa de los árboles ceden ante la caída de lo que parece un meteoro dorado sobre el terreno del humilde templo de Madera...
 
-¡Eso fue en el templo!...oh no... ¡Maestroo!...-
 
Grita el chico, quien se arma de coraje y emprende la carrera más rápida de su vida hacia su hogar, esquivando los obstáculos con conocimiento y un deseo de no más que llegar al lugar, pero al ir acortando la distancia permitiendo a sus ojos observar el pórtico del mismo, su interior se estremece  por completo al ver una masa de oro hincada dentro de un círculo de piedra fundida que inmediatamente provocan la abrupta frenada de su avance, levantando tierra ante la firmeza de sus delgados pies sobre la tierra...
 
-Q...¿Quién es?...-
 
Menta alarmado, pero su asombro se hace más notorio, cuando aquel hombre dándole la espalda, se eleva con la fuerza de sus piernas, emitiendo diferentes ruidos metálicos ante el roce de esa hermosa armadura de Oro cuando el articula sus extremidades para levantarse, notando como desde sus hombreras, se despliega una larga capa de ceda ondeándose con elegancia hasta descansar en lo largo de su espalda, alcanzando un poco más abajo de sus tobillos y en su parte alta, un yelmo dorado con dos cuernos sobresaliendo y en medio de este, una cinta negra con adornados en forma de púas doradas...
 
Un pequeño espacio de silencio se produce cuando el muchacho con agilidad esconde su cuerpo tras un árbol sin perder atención en un segundo...
 
"Demonios, no se quien será pero si entra al templo puede atacar al maestro... tengo que hacer algo"
 
Menta el chico, al tiempo que aquel hombre solo se limita a mirar su lugar natal, el tiempo había deteriorado la madera y la paja del techo yacía despareja y descuidada, pero aún así conserva ese toque mágico que solo un lugareño puede apreciar luego de tanto tiempo sin verlo...
 
"...Después de tanto tiempo pude cumplir mi promesa... el lugar de mi entrenamiento... ¡ah! cuanto tiempo ha pasado..."
 
Recordando en ese instante sus profundos sentimientos que en su carrera mantuvo en lo más profundo de su corazón, para poder cumplir su objetivo y que la armadura de Tauro lo reconozca como su portador, sus días de entrenamiento junto a su maestro, el mantenimiento de aquel lugar que ante su partida, se veía con una prolijidad agradable, sin embargo, su viaje al pasado es interrumpido por unos rápidos pasos que lo hacen abrir sus ojos y girarlos hacia su espalda intentando apreciar a quien había pasado desapercibido todo este tiempo...
 
Un chasquido revela el ascenso del joven, que con su agilidad y delgado cuerpo se eleva algunos metros en el aire, para lograr caer de forma estable y en un compas listo para pelear frente a el Caballero de Tauro pero graciosamente sosteniendo un trozo de rama en su pequeña mano...

-¡No des un paso más, gigante o te clavaré esta rama en tu ojo!...-
 
Amenazando a Aldebarán a pesar de su total desventaja, provocando que el guerrero de Athena se sorprenda, analizando con su mirada por un segundo al chico...
 
"¿Pero...?"
 
-...Jaja, Admiro tu valentía muchacho, pero eso no será necesario...-
 
Emite con simpatía quien le dobla en tamaño, alzando con tranquilidad su mano derecha con sus dedos estirados en seña de que no pretende violencia, aunque las acciones del muchacho causan un gran interés en el, pero de forma continua una presencia irrumpe su encuentro conjunto a una voz áspera de anciano...
 
-Hoku, Muestra más respeto a los visitantes...-
 
Cuando de entre las sombras del pórtico del templo, emerge la fisonomía erigida deteriorada de un anciano, que a pesar de su edad infunde un respeto inigualable, sus párpados decaídos se abren de par a par, dejando un silencio que abarca algunos segundos...
 
-Maestro... eh vuelto con la armadura de Tauro, como lo prometí...-
 
Expresa Aldebarán, denotando un carácter más centrado y serio como producto de un cambio en su personalidad desde que se fue de ahí, aunque en su semblante permanece el respeto que tiene por su maestro quien resplandece por un instante, un líquido cristalino en sus ojos, pero auto controlando sus sentimientos, el anciano maestro de Brasil gira su rostro al niño, quien aún mantiene un rostro de desconfianza hacia Aldebarán...
 
-Hoku, Arrodíllate ante el Caballero Dorado de Tauro, uno de los doce de la guardia personal de Athena... uno de los más poderosos...-
 
Profiere mirando con melancolía por un segundo más a su aprendiz convertido en un caballero de Athena, mientras el muchacho tras un gesto de desacuerdo se dispone a ponerse de rodillas, pero inmediatamente Aldebarán impide que eso suceda, ya que su voz resuena en el lugar con autoridad...
 
-Eso no es necesario, Maestro...-
 
Para volver su mirada hacia el muchacho que lo desafió momentos antes...
 
-No puedo permitir que un valiente guerrero se arrodille ante mí...-
 
Emitiendo una leve sonrisa observando como el joven recobra su porte, mirándolo ya con un gesto más amable...
 
-Siempre debes tener la frente en alto, muchacho, si quieres convertirte en un caballero...-
 
El chico guarda silencio, la influencia y el respeto por su maestro presente lo llevan a ser un segundo en la situación, pero de todas formas el emite una leve sonrisa y endereza su espina dorsal lo más que puede, entonces el maestro dá un paso adelante...
 
-Aldebarán... haz brillado... ¡Bien echo!...-
 
Denotándose un leve gesto de orgullo, aunque una preocupación interna lo lleva a bajar su mirada, pero de manera continua emite...
 
-Es un placer que hayas vuelto con la Armadura de Tauro, me enorgulleces, siempre supe que había entrenado al toro dorado de esta era..., jamás dude de ti, Aldebarán...-
 
Forjando una sonrisa en sus labios, pero entonces mira al chico y voltea, comenzando a dirigirse hacia el interior del santuario...

-Acompáñame adentro, Aldebarán, aprovecharé esta chance que tendré...-
 
Entonces Aldebarán asiente y sigue a su maestro, entrando tras el, el joven muchacho, en su interior se puede apreciar la forma de vida más humilde, una mesa de madera y sus asientos grandes trozos de tronco con la altura necesaria para llegar cómodamente a la mesa, dos puertas que conducen a los dormitorios y una salida al patio a donde llega su maestro anticipado, seguido por ellos dos...
 
-Aquí te criaste, Aldebarán, este piso te formó junto a la naturaleza de este lugar...-
 
Elevando ambos brazos en señal de la grandeza del santuario, lugar donde la energía de la naturaleza puede sentirse en cada rincón...
 
-Te vi crecer y fui testigo de tu promesa de ser caballero... pero ahora que lo haz conseguido, debo advertirte...-
 
Las ultimas palabras de su maestro suenan más severas que nunca, causando una leve impresión en Aldebarán, pero un estremecimiento de pies a cabeza en el jovencillo...
 
-Ahora los caballeros del Santuario se están en proceso de formación, pero en algún momento, sucederá lo que siempre ha pasado... habrá una nueva guerra, una guerra que será totalmente diferente a matar bestias ancestrales que aún perduran en la faz de la tierra...-
 
Entonces los ojos de Aldebarán se abren un poco más, frunciendo su seño en señal de sorpresa, haciendo que su mente comience a trabajar de forma exigida intentando analizar y captar toda la atención a las palabras del hombre que lo instruyo en su camino de caballero...
 
"¿Una guerra... acaso habla de...?"
 
Pero su mirada se aclara, y sus labios se separan mostrando sus dientes apretados ante la sorpresa, pero entonces relaja una ves más su fisonomía y eleva ambas manos, llevándola a su cabeza para extraer lentamente su yelmo y refugiarlo contra su torso y asegurarlo con su brazo izquierdo luego de quitárselo, apreciando el choque de las suaves y cálidas brisas que recorren el lugar, ondeando su capa levemente al igual que sus despeinados cabellos...
 
-...Jhm, en el santuario aprendí que ser un caballero no significa solamente pelear por Athena, si no también tener la responsabilidad de proteger a las siguientes generaciones, ¡Yo prometí proteger a los humanos en la tierra y ejercer la justicia que Athena demanda, mi labor será siempre protegerla, no importa cual sea mi enemigo!...-
 
Adjunta con seriedad y valentía, quien posee una decisión única en su vida y es la que lo llevó a convertirse en un valeroso caballero de Athena sin importar los peligros que eso signifique y su seguridad de demuestra en sus actos ya que su devoción lo lleva a apretar sus puños, incluso el que sostiene su casco y ladear su rostro cerrando levemente sus ojos...
 
-Tus sentimientos son nobles, Aldebarán, no tengo duda de ello, la armadura de Tauro no hubiese escogido a quien no comparta las bondadosas características de los caballeros de Taro, pero a pesar de todo, quizá sea la última ves que te vea, ahora tienes una labor importante y no puedes perder el tiempo en andar visitando a nadie, debes concentrarte en tu nueva vida protegiendo la casa de Tauro...-
 
Desviando nuevamente su rostro hacia su maestro, prestando atención a sus palabras sin interrumpirlo, pero sintiendo ese vacío al saber que tendrá que marcharse tal ves para siempre, aunque su responsabilidad impone que debe ser así y enseguida el recuerdo de sus labores mantienen controlada a la tristeza interna que pueda llegar a desarrollar...
 
-Así que no desperdiciaré este momento y ¡Escucha bien!... Cuando la guerra se desate, todo cambiará, la tierra se hundirá en oscuridad y necesitará de la luz de cada uno de los caballeros para sobrevivir, la batalla será cruel y no garantizo que muchos caballeros queden con vida, pero debes saber, que para cuando llegue ese momento, deberás brillar y defender la Casa de Tauro con tu vida...-
 
Haciendo una pausa en su habla, para intervenir el caballero de Tauro inflando su pecho y resaltando su postura soberbia al elevar sus brazos y cruzarlos tras un sonido metálico sobre su pecho, generándole un gesto de invulnerabilidad ante su maestro, resaltando su gigantesca estructura al estar erigido en su totalidad...
 
-...Yo acepté la responsabilidad de cuidar con mi vida el templo de Tauro y mientras esté con vida no permitiré que ningún enemigo pase por él, así me cueste la vida siempre voy a dar todo mi cosmos para impedir que el mal triunfe sobre la tierra...-
 
Elevando su mirada hacia el cielo, donde parece que fuese el único lugar en que las copas de los árboles permiten un gran círculo que permite apreciar el claro cielo que ya pasa a una tonalidad correspondiente a la tarde en su avance hacia la nocturnidad...
 
-Así debe ser, pero si llega ese momento, en que caigamos en combate, asegúrate de quemar tu cosmos al máximo y dar hasta la última gota de el por impedir que nadie pase por el lugar que tu custodias, recuerda, la vida de Athena depende de la destreza de sus caballeros y tú, eres un ejemplo claro de ello, al poseer las características que te hacen el hombre más fuerte y resistente en el santuario, debes recordar eso siempre, muchas vidas dependerán de ti, incluyendo la de Athena y tus compañeros...-
 
Entonces Aldebarán siente un calor interno en consecuencia de las palabras de su Maestro, por lo que coloca un rostro serio y casi tan autoritario como el maestro de ese recinto...
 
-Jhmmm Comprendo lo que dice maestro pero...-
 
Mostrándose con aparente gran preocupación, para cambiar de un punto a otro la escena y llenar sus pulmones para emitir una risotada que sorprende a todos, entonces de su fisonomía comienzan a emerger haces dorados que permiten sentir el fuerte y desarrollado cosmos del nuevo caballero de Tauro...
 
-...¡No debe preocuparse maestro, no existe el enemigo que pueda vencerme a mi, Aldebarán de Tauro!...-
 
Emitiendo una mirada intensa a su maestro para que pueda apreciar su interior, su cosmos poderoso y emitente de una sensación estremecedora de bondad y nobleza...
 
-Pero admito que cuando llegue el momento de morir, lo haré con todo el honor que un caballero dorado pueda tener, pero no sin antes haber encendido mi cosmos al máximo, jhm, después de todo, las siguientes generaciones dependen de nosotros, así que siempre defenderemos el camino que los llevará en un futuro a proteger la tierra, como nosotros los actuales caballeros y aquellos que pelean actualmente por llegar a serlo...-
 
Girando su rostro para mirar con una sonrisa al muchacho a su lado, llenándole de sentimientos en momento...
 
-Muchacho, fuiste muy valiente al desafiarme sin saber quien era, eso es digno de un caballero, la valentía y el honor por defender lo que amas, siempre debes tenerlo presente, pero ahora es mi turno defender a la tierra, para permitir que luego tú lo hagas cuando yo ya no esté...-
 
Menciona en palabras serenas y con total tranquilidad, garantizando su labor a aquel niño que con tanto coraje se dignó a defender a lo que el ama, como pasa en el interior de Aldebarán, por Athena y la preservación del futuro de la tierra...

-...Te prometo que daré mi vida por ello...-
 
Cuando su mano derecha sube hasta su cuello y sus dedos se pierden por debajo de su armadura dorada, atrapando una fina cadena que ha pasado inadvertida siempre pero que encada momento ha estado cerca del corazón de Aldebarán, como su segunda creencia desde su formación y de un leve tirón la cadera se desprende de su cuello, liberando desde su interior un crucifijo de metal de un tamaño no muy grande, pero con hermosos decorados y desplazando por el aire su extremidad diestra, se lo ofrece de forma simpática al joven aprendiz...
 
-Toma esto, yo ya no lo necesito más, aprendí que mi fe, es el verdadero motor de mis ideales, Athena es la diosa que defiende a la tierra con su amor puro, pero yo no nací en Grecia, si no aquí en Brasil, como tú muchacho y dios despertó mi verdadera fe, muchacho, necesitarás eso para comprender muchas cosas en un futuro...-
 
Entonces el muchacho agarra con cuidado el colgante del caballero de Oro, mirándolo con admiración para luego sonreírle de forma total y colocar un gesto gracioso, correspondiente a tu temprana edad y a la emoción de las palabras que el caballero emite...
 
-Gracias caballero de Tauro, yo también me convertiré en un caballero algún día y pelearé por el maestro y por Athena como lo haces tú...-
 
Entonces el maestro interviene, conmocionado por la conversación entre sus pupilos y da dos pasos hacia el frente, acercándose a ellos y posando su mano en el hombro del pequeño...
 
-Estoy seguro que lo serás, Hoku... Aldebarán, ya es hora de que te vayas, tienes en claro los ideales de un caballero de Athena y la convicción, pero recuerda siempre quien eres y por que arriesgas tu vida... recuerda las cosas antiguas, pero también conoce lo que es nuevo... solo así podrás ser un maestro, mi amigo...-
 
Entonces Aldebarán palmea suavemente el hombro del chico también, quien lo mira con una sonrisa en su cara, para voltear con elegancia, permitiendo a su capa un ondeo perfecto que decora su porte elegante y superior...
 
-Siempre cuidaré de ustedes desde el Santuario... pero ahora ese será mi hogar, como caballero de Athena... Maestro, Hoku, nos volveremos a ver algún día, tengan siempre su fe en alto y conseguirán lo que mas quieren...-
 
Y tras la despedida, el cosmos de Aldebarán se enciende de forma brutal, haciendo arder el piso mientras que flamas doradas emergen de la presión del aire que lo rodea, comenzando a envolver su humanidad mientras el piso mantiene una vibración constante, similar a la de su llegada...
 
"Que cosmos tan impresionante... realmente lo ha desarrollado a su perfección... hmmm fue un honor Caballero de Tauro...."
 
Menta el maestro, mientras observa junto a su nuevo aprendiz, como la fisonomía de Aldebarán comienza a ascender hacia el cielo, hasta desplegar el impulso necesario que lo lleva a desplazarse como una estrella dorada hacia lo alto del firmamento, en dirección a su nuevo hogar y sus responsabilidades al ser aceptado como un caballero dorado de Athena...
 
"...Maestro, Hoku, Athena... Compañeros, siempre daré mi vida por protegerlos a todos, ese es mi deber y llevaré esa responsabilidad con honor..."
 
Horas después - Santuario de Athena
 
Un destello lumínico de similares características al emitido por Aldebarán al llegar y salir de Brasil, desciende lentamente sobre el segundo templo del zodiaco, llenando por unos momentos al santuario por la presencia de su poderoso y noble cosmos con las características conocidas anteriormente en quien era el Guardián de Tauro, quien arriba a la Segunda Casa Zodiacal, dando a conocer al patriarca mediante su energía, que ha retomado sus labores luego de su viaje de despedida a Brasil y que el santuario ahora, cuenta con la protección del guardián del segundo templo, Aldebarán de Tauro.
 
 
 

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: [Mчsтιк] Enviado: 04/10/2013 17:01

Aldebarán, esta ha sido tu primera encomienda tras haber recibido tus doradas vestiduras, has elaborado un fic muy completo y emotivo, tomando la misma representación ancestral que se hereda de generación en generación en el taurino linaje, mejoraste en los detalles ortográficos y narrativos considerablemente, lo que lo ha hecho mucho más ameno al leer e igualmente, destacando la nobleza y orgullo de tu personaje.

Se te recompensara con 7PE por la labor realizada, sigue así. 





Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: seinto ss Enviado: 04/10/2013 23:28
PE REGISTRADOS


Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados