Yavé tú eres mi Dios,
yo te saludo y celebro tu Nombre,
pues hiciste maravillas, obras
que venian desde mucho antes,
que no podian faltar.
Has hecho de la ciudad un montóm
de escombros, y de la fortaleza una ruina:
el bastión de los extranjeros ya no es una ciudad,
y nadiee la reconstruírá.
Por eso, te proclaman pueblos poderosos,
y la ciudad respeteda por las
naciones te teme.
Tú has sido un refugio para el despresiado,
una ayuda para el pobre en su miseria;
te hiciste abrigo contra la lluvia,
y sombra para el calor. El aliento de
los tiranos s como la lluvia helada
o como el ardor del sol en en l desierto;
pero tú rebajas la arrogancia de los
extranjeros como el calor del sol,
y haces callar el canto
de los tiranos.
Isaías 25,1-5
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