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“A veces solo una vez… se hace una condena…” (Amante de las Letras).
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Tan solo fue una vez…
Para quedar atrapada en sus redes,
Tan solo una vez…
Para no olvidar nuestro encuentro,
Tan solo una vez…
Y sus caricias se hicieron eternas en mi piel,
Tan solo una vez…
Y mi cuerpo se estremece con solo que me escriba.
¿Qué poder tiene sobre mí?
¿En qué momento me hice su presa?
En qué momento es mi necesidad,
La sed de mi piel,
El apetito de mi cuerpo.
Tan solo una vez…
Y las noches se convirtieron en desvelos,
En noches inquietas,
Y noches de verano,
Y sábanas húmedas.
Tan solo una vez…
Para desearlo en mi piel,
Para que recorra mi cuerpo,
Para que sacia sus ansias en mí…
Para que se pierda en mi espalda,
Para que provoque que mis botones se ericen,
Y un río corre entre mis piernas.
Tan solo una sonrisa,
Tan solo una mirada,
Tan solo un instante que abrí mi corazón,
Y mi alma se entregó por completo.
Ahora quiero que venga,
Que apague este fuego que me quema,
Que me hace desearlo cada noche,
Un beso robado del ímpetu de su corazón,
Que me tomé de la espalda…
Y levante mi vestido…
Para recibirlo…
Para sentir la fuerza de su cuerpo…
Mientras me rindo al placer que me provoca.
Tan solo una vez…
Y ya soy su musa.
El Eterno Enamorado.
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