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NO MIRES LA ENVOLTURA
No mires la envoltura,
carente de color
ni busque oropel,
que al ocaso fenece
entre las manos vacías.
Recuerde en calma
que en la sencillez
habita la belleza,
y en el alma,
el sentir profundo.
Sonríe amplio,
respira libre,
ama hasta que duela.
Descubre senderos libres
en la caricia huérfana.
En cada noche serena
escucha a Casiopea
en perfecta conjunción,
entrégate al sentir del alma
con silencio habitual.
No mires la envoltura,
razón que de los ojos
ciegos se esconde.
Escucha la palabra
que nace verso en tu boca.
Sin algarabías insolentes
abraza silencios y escúchate.
Sin olvidar que en la sencillez
habita la belleza desde siempre
con luz eterna...
Diana Portillo Azul
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