“A veces el corazón no hace tanto ruido…
para no despertar las ansias del alma.”
(Amante de las Letras).
Realmente quieres ponerle un rostro a mis letras,
Realmente quieres ver mi sonrisa,
Mis ojos y hasta mi piel…
Se va a acabar el misterio,
Se va acabar la fantasía,
Se va acabar la curiosidad,
Y tal vez hasta la inquietud del cuerpo,
Y se apaguen las ansias del alma.
Tal vez te vayas…
Sin decirme adiós,
Sin un último beso,
Ni mucho menos con un abrazo largo,
Y que voy a hacer…
Me quedaré sin musa,
Me quedaré sin la fuente de mi inspiración,
Y este vacío quién lo llenará,
Quién arropara mi alma,
Quién saciará de besos a mi corazón,
Quién aplacará el apetito de mi cuerpo.
Me privaras de tus ojos hermosos…
De esa inocencia que hay en ellos,
Y de esa sensualidad que muestras en tu piel,
En cada uno de tus encantos,
Y de tus labios que muero por besarlos.
Pero qué tal si pasa todo lo contrario,
Y decides quedarte…
Podrás contener toda mi pasión,
Podrás con estas ansias…
Porque en este momento me he detenido,
Pero después…
Mi alma querrá la tuya,
Mi corazón buscará tus caricias y besos,
Me convertiré en tu fiel sirviente,
Y estaré rendido a tus pies,
Entregándote en sacrificio mi corazón en tus manos.
Después no solo querré ver tus ojos,
Sino también tu espalda desnuda,
Escuchar tu corazón agitado,
Y hasta la humedad de tu alma,
Te pediré que me provoques con su sensualidad,
Con ese cuerpo del delito que tiene,
Con esos labios que incendian mi alma,
Y hasta con esos suspiros que tanto sueño escucharlos…
Mientras te hago mía.
¿Quieres correr el riesgo?
El Eterno Enamorado.