Quiero confesarte algo…
Hoy no quiero pensar en el mañana.
No quiero que mi mente corra hacia los miedos,
las dudas o esas preguntas que siempre
quedan sin respuesta.
Hoy solo quiero detener el mundo en tus brazos,
sentir que el tiempo no existe y que cada segundo
a tu lado puede hacerse eterno.
No sabes cuánto deseo amarte despacio,
con calma, como si cada gesto fuera un poema
y cada caricia una promesa silenciosa.
No quiero apurar nada, porque el amor,
cuando se vive de verdad, no necesita prisa.
Hoy quiero mirar tus ojos y perderme en ellos
sin temor a lo que venga después;
quiero guardar el sabor de tus labios
como si fuera el último, y al mismo tiempo,
el primero de todos los besos que nos esperan.
Si pienso demasiado en el mañana,
quizás me robe la magia de este instante,
y no quiero eso. El futuro es incierto,
frágil, caprichoso… en cambio,
el ahora está aquí, palpita, late entre nosotros.
Y aunque no sé qué nos tenga preparado la vida,
sí sé lo que siento en este momento:
un deseo profundo de entregarme sin reservas,
de dejar que mi corazón te nombre sin miedo,
de perderme en ti con la certeza
de que este instante nos pertenece.
Por eso, amor, hoy elijo amarte.
Aquí, en este segundo que se alarga
y se convierte en eternidad cuando tu piel roza la mía.
Hoy elijo no pensar en lo que pueda pasar,
porque si me detengo demasiado a imaginarlo,
tal vez me pierda lo más valioso:
lo que estamos viviendo ahora.
Hoy, simplemente, quiero amarte…
y que este instante, aunque breve,
nos dure toda la vida.
|