COMO SIEMPRE:
El cuento yanki de la "amenaza china"
ARNALDO MUSA
Antiguos mapas chinos situaban invariablemente al Reino Celestial en el centro del mundo conocido entonces, por supuesto, en China.
Pero hoy, visto desde Beijing, ese centro va siendo rodeado con las banderas de las barras y la estrella norteamericanas, tanto como bases militares establece Estados Unidos en las inmediaciones de la nación socialista asiática.
Luego del 11 de septiembre y con el pretexto del combate al terrorismo, el Pentágono ha fortalecido su influencia en la región de Asia y el Pacífico, y negociado su presencia militar desde repúblicas que integraron la Unión Soviética hasta Filipinas. Pienso que no es aventurado decir que el principal objetivo de todo ello es la República Popular China.
Según un plan norteamericano, la nación socialista es el primero de los siete países que serían atacados nuclearmente por EE.UU. en situación de contingencia, en este caso un conflicto entre China y Taiwán. Los otros serían Rusia, Iraq, Irán, Corea Democrática, Libia y Siria, y los pretextos serían una futura crisis árabe-israelí (naturalmente, si Israel estuviera en un supuesto peligro), y una "ofensiva" del Norte de Corea contra el Sur.
La primicia fue ofrecida el 9 de marzo por Los Ángeles Times, y el desatino fue confirmado por el presidente norteamericano, George W. Bush, que defendió lo que denominó Revisión de la postura nuclear como instrumento para disuadir a quienes piensen en utilizar "armas de destrucción masiva contra nosotros o nuestros aliados o amigos". Dos de las naciones que figuran en la lista del Pentágono —China y Rusia— tienen armas nucleares, por lo que la amenaza de la Guerra Fría vuelve a pesar sobre el mundo.
Al respecto, la diputada laborista británica, Alice Mahon, expresó acertadamente: "Los lunáticos se han apoderado de la Casa Blanca".
ECHANDO LEÑA AL FUEGO
Pero las cosas no quedaron ahí, y Washington publicó otros dos informes a fines de junio sobre el particular, todo un "banquete" para los medios informativos estadounidenses.
The New York Times dijo que China entraña un peligro para los intereses económicos de EE.UU. en Asia, y The Washington Post señaló que la nación asiática procura acaparar los negocios globales y los principales puntos estratégicos, controlando la vía del transporte marítimo, al valerse de una compañía china para construir un acceso en Irán.
El semanario derechista Weekly Standard incluyó un escrito de Jay Schmitt, en el cual se afirmaba que una China ambiciosa está condenada a desafiar a EE.UU. La conservadora Web Network Daily se ha empeñado en inculcar a diario a los norteamericanos el sentimiento antichino, al destacar la posibilidad de la amenaza militar de China, con un título en grandes caracteres rojos: Objetivo de China: hundir portaaviones de EE.UU.
En general, expresaba el semanario Beijing Informa el 20 de agosto, "al conjuro del vocerío antichino, las fuerzas contrarias a Beijing en diversos sectores de EE.UU. coincidieron en reanimar el espectro de la amenaza china, implicando a la política, la economía y el comercio, lo militar y las relaciones con Taiwán". En este contexto, el Departamento de Defensa advierte que "la amenaza militar de China se intensifica cada vez más" y que su capacidad de ocupar a Taiwán continúa consolidándose, al mismo tiempo que afirma que también constituye un peligro para países como Japón y Filipinas.
Como se ve, toda una maquinaria propagandística puesta en marcha para desacreditar a la República Popular China.
Cuando Bush asumió la presidencia, las fuerzas de extrema derecha locales expresaron su satisfacción, al considerar que su administración adoptaría tal posición.
Las principales razones que inducen a volver a poner de moda el cuento de la "amenaza china" pueden ser, primero, una excusa para la venta de armas al gobierno de Taiwán, al que se obligó a adquirirlas, a pesar de estar pasando por un déficit presupuestario. El grupo militar industrial se valió del tratado de armamentos entre China y Rusia y el de las pruebas chinas con misiles de nuevo tipo para publicar un informe sobre el poderío militar de Beijing, exagerando su desarrollo y el desequilibrio en el estrecho de Taiwán en cuanto a la capacidad militar.
Otra razón, la segunda, es el mantenimiento del acelerado desarrollo de la economía china, en momentos que las de Estados Unidos y Japón no tienen un adecuado ritmo ascendente, por lo cual promueven el bloqueo comercial y tecnológico.
La tercera razón es que se acercan elecciones congresionales en Estados Unidos y sus resultados influirán en la campaña presidencial del 2004.
En todo esto, la política de Beijing ha sido la de contención firme e inteligente, la de no caldear el ambiente, para hacer fracasar la política antichina de los elementos más reaccionarios de Estados Unidos, la cual no solo es desfavorable para China, sino también afecta a los intereses económicos de Estados Unidos.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
ANELITA