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General: 2 de Abril de 1982
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Da: Gran Papiyo  (Messaggio originale) Inviato: 02/04/2003 00:12

El 2 de abril de 1982 se inició y logró la  recuperación de las Islas Malvinas. Fue, sin duda alguna, una causa justa llevada a cabo por un gobierno de facto. Hoy, se cumple un año más de aquella gesta que tuvo un triste final. Este es un homenaje, que hago a través de la Comunidad,  para todos los caídos argentinos bajo las balas de los piratas colonialistas apoyados por la logística yanqui.

Esta guerra mostró, una vez más, las verdaderas intenciones de EE.UU. para su patio trasero y el desprecio por los países del tercer mundo y la vida humana.

He aquí un poco de historia:

Las Malvinas fueron avistadas desde época temprana. Pero recién en el siglo XVIII fueron visitadas por marinos de origen holandés y franceses de Saint Maló (de donde proviene el nombre de Malvinas). En 1716 fue publicado en Francia un mapa en el que aparecían dibujadas por primera vez las islas, debido a la expedición de Frezier. Desde el 5 de Abril de 1764, Francia ocupó el archipiélago, estableciendo la primera colonia en Puerto San Luis.

Un año más tarde arribó a esas tierras una expedición británica dirigida por John Byron. Pero las encontraron dominadas por los franceses al mando de Bougainville, de todos modos para los ingleses su conquista constituía un bien preciado: “Las Malvinas son la llave de todo el Pacífico. Esta isla debe dominar los puertos y el comercio de Chile, Perú, Panamá y, en una palabra, todo el territorio español en el mar”, escribía Lord Egmont. Pero España, legítima soberana de las Malvinas, reclamó sus derechos ante la corte francesa. Obtuvo el reconocimiento de Luis XV, y mediante un acuerdo de partes, se traspasó el dominio a España.

En 1770, el gobernador de Buenos Aires, Bucarelli, cumpliendo directivas de la corte hispánica desalojó a los ingleses establecidos en Puerto Egmont (isla Saunders). Desde 1774 las Malvinas fueron administradas por autoridades españolas. Finalmente, en 1811 y, debido a los sucesos revolucionarios de Mayo, Gaspar Vigodet dispuso el retiro de las fuerzas españolas. Independizada la Argentina en 1816, se tomó posesión isleña en 1820, siendo designado gobernador Luis Vernet.  El 10 de Junio de 1829, Martín Rodríguez creó la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas, a cargo del mismo Vernet.  A fines de ese año el encargado de negocios y cónsul general británico Woodbine Parish envió notas de protesta, reclamando la posesión por parte del Imperio, no sólo de Puerto Egmont, sino de la totalidad del archipiélago.

En 1831, naves pesqueras norteamericanas desafiaron la soberanía argentina en las islas. Conminadas por Vernet a acatar la autoridad nacional en la región, acudió un buque de guerra, el Lexington, que ataca Puerto Soledad. El 2 de Enero de 1833, los británicos cumplieron su objetivo: el capitán Onslow, al mando de la nave CLIO tomó Puerto Soledad, desalojando a las autoridades argentinas.

A partir de ese momento se inició una historia jalonada por las reclamaciones efectuadas por distintos gobiernos nacionales en demanda de la devolución de las Islas. Pero la falta de continuidad y firmeza de las peticiones argentinas, y el escaso eco de los organismos internacionales, fueron prolongando el litigio a lo largo del tiempo. Recién a fines de 1965 el Canciller Miguel Zavala Ortiz obtuvo una votación en el seno de las Naciones Unidas - bajo el número 2065 - que aceptaba la existencia del diferendo de carácter colonial por las Malvinas, y recomendaba la iniciación de negociaciones entre los dos gobiernos. Durante la dictadura  militar circuló un folleto publicado por la Armada en el que se estudiaba la situación de las Malvinas.

En el documento se precisaba que la OTAN planeaba instalar una base naval en las Islas, para “controlar el tránsito de los grandes buques petroleros” en caso que el canal de Panamá quedara bloqueado. Massera entendía que la inevitabilidad de la intervención de las potencias en el Atlántico Sur obligaba a la Argentina a adelantarse y negociar con Estados Unidos y Gran Bretaña el establecimiento de dicha base militar, y el usufructo del potencial petrolero de la región.

Luego vendrá la recuperación de las Islas y todo lo demás. Pero para no extenderme, quisiera solo recordar la eterna costumbre yanqui de desconocer los Tratados. Hoy la historia vuelve a repetirse cuando EE.UU. decide, a pesar de tener a las Naciones Unidas en contra, invadir Irak.

En aquél tiempo existía el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), que de haberse respetado, otro hubiera sido el final de esta  historia.

Este tratado firmado en Río de Janeiro en 1947 convenía que “en un ataque armado de cualquier estado contra un estado parte (y éste era el caso de la Argentina) será considerado como un ataque contra todos los estados partes y, frente al ataque…”. Originado como parte del reordenamiento mundial después de la Segunda Guerra Mundial, el TIAR era, en realidad, un convenio que consagraba el derecho norteamericano a la intervención en los asuntos de las naciones del continente. Su misión era la de prevenir cualquier intento izquierdista en la región. Para los EE.UU. inmersos en la puja Este-Oeste (capitalismo versus comunismo) todo avance en el sentido de la ruptura de la dominación yanqui en el hemisferio era concebida como de “ataque externo”, y era pasible de ser encuadrado dentro de los términos del TIAR. Pero en esta oportunidad la Argentina apelaba al cumplimiento del pacto en una dirección  contraria al espíritu y las necesidades que le dieron nacimiento (según la interpretación imperialista). Pues quedaba bien claro que Inglaterra era un estado extracontinental que atacaba a un estado americano miembro del TIAR. Lástima que los piratas eran los primos  del Tío Sam (¡qué linda familia!) (Dios los cría y ellos se juntan). Fue un pequeño detalle que la dictadura argentina no tuvo en cuenta, y que Galtieri, (el borracho empedernido) no pudo percibir antes de dar semejante paso trascendental. Seguramente tendría las neuronas repletas de alcohol.

La Argentina solicitaba la ayuda americana, y fundamentalmente la de Estados Unidos, para defenderse de la agresión británica que se venía.  Para el gobierno de Reagan la aplicación del TIAR no podía extenderse al conflicto del Atlántico Sur. En principio porque sus objetivos eran totalmente distintos; en segundo lugar, porque la potencia agresora, en este caso Gran Bretaña, era la principal aliada mundial de los yanquis, con la que mantenía una amistosa vinculación en el campo de la defensa internacional.

La historia sigue repitiéndose. El zorro pierde el pelo pero no las mañas. Qué cosa, ¿no? hoy, mientras Reagan y la Thatcher, alejados totalmente de la política, se revuelven en su demencia senil y otras enfermedades de viejos decrépitos, los piratas del viejo imperio con el “laborista” Blair a la cabeza y los inmorales de la superpotencia yanqui, con el borracho de Bush como cara visible, se juntan para llevar a cabo su maquiavélica y maldita misión impulsados por su arrogancia y ambición de riquezas y poder.   Más tarde o más temprano, Dios los juzgará.

Mientras tanto… ¡que triunfe la resistencia del pueblo iraquí! ¡y que truene el escarmiento sobre los invasores!

Y que quede claro: las “Falkland” no existen. Solo existen las islas Malvinas. Y las Malvinas fueron, son y serán siempre argentinas.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS

               (Gran Papiyo)



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