MUY CALIENTE Y TODAVÍA ES MAYO
22/05/2003
Por Luis Cino / Nueva Prensa
La Habana (NPC), 21 de mayo.- Pocas veces el peligro de una agresión militar agitado como un espantajo ha sido tan oportuno para la supervivencia de un régimen. Como el «coco» de los cuentos infantiles, un ataque yanqui siempre inminente ha sido durante cuarenta y cuatro años el argumento del gobierno cubano para justificar sus vueltas de tuerca en el difícil arte de oprimir a su pueblo.
Como en una plaza sitiada el peligro acechante ha sido la razón de movilizaciones espartanas, de la supresión de las libertades ciudadanas, del silenciamiento de la menor disidencia, de la constante exigencia de nuevos sacrificios.
Hijo de la Enmienda Platt el encendido discurso de un nacionalismo patriotero empeñado en demostrar la enemistad histórica de los Estados Unidos es la argamasa con que se pretende lograr aglutinar a la nación cubana tras el fallido intento de lograrlo con la doctrina marxista-leninista.
Con el clima creado por la guerra contra el terrorismo y la creciente repulsa internacional por la represión stalinista contra la oposición interna cubana, hablar de una agresión imperialista contra Cuba es, a la supervivencia del régimen, lo que le recetó el médico.
Según la propaganda oficial, para los Estados Unidos sólo es cuestión de decidir cuándo y cómo iniciar el ataque a Cuba. Los que esperaban el Apocalipsis tras el mensaje del presidente Bush del 20 de mayo, se han quedado platistamente desconcertados.
En realidad el temor más grande entre la población no es tanto un conflicto militar en el que pocos creen, pese al empeño del gobierno en convencer de su posibilidad. Una suspensión de las remesas familiares de Estados Unidos hacia Cuba, afectaría drásticamente la situación de los que gracias a los dólares que reciben —especialmente ancianos—, disfrutan de mejores condiciones de vida. El otro temor —no sólo de los muchos aspirantes a emigrar, sino también del régimen—, es una eventual ruptura de los acuerdos migratorios vigentes desde 1994.
Privado de su válvula de escape en tiempos de crisis, —el éxodo masivo— la olla de presión pudiera reventar con consecuencias imprevisibles. Pero como en los tempranos sesenta o en los años de Reagan, en Cuba se vuelve a hablar de movilizaciones militares, de refugios, evacuaciones, de planes guerrilleros para resistir una eventual ocupación, y cómo no, de los túneles subterráneos que han convertido a La Habana en un queso. Nadie tiene claro su uso en tiempos de guerra. De momento, sólo sirven como sustitutos de los baños públicos y para amores a hurtadillas y desesperados.
Mientras, la policía política, tras la resaca represiva del mes de marzo, redobla su campaña de intimidación contra opositores y periodistas independientes que están siendo amenazados hasta con veinte años de cárcel si no se callan.
Probablemente esa tarea le resulta mucho más fácil que acallar a los ciudadanos que día a día, en plena calle y cada vez más alto, se quejan —pese a policías y soplones— de las penurias en que viven: prolongados apagones, precios cada vez más elevados, un transporte público agonizante entre muchas otras miserias.
La temperatura sigue subiendo en los termómetros. La asfixiante propaganda oficial no cesa de llamar a resistir y vencer. Este verano amenazó ser muy caliente y todavía estamos en mayo.
Nueva Prensa Cubana (www.nuevaprensa.org) / El escritor Luis Cino es periodista de la agencia independiente Nueva Prensa.
CAMPAÑA CUBANA POR LA LIBERTAD DE PRISIONEROS DE CONCIENCIA
http://www.payolibre.com/presos.htm
"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras"
Hebreos 13-3