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General: Paseo por la Habana al principio de la Republica
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De: Valerio1939fv (Missatge original) |
Enviat: 17/04/2004 02:07 |
 Paseo por La Habana a principios de la República.  Mapa de La Habana en 1905 | Pasaron dieciséis años del descubrimiento de Cuba sin tener noticia los españoles del puerto de La Habana. En un viaje alrededor de la isla, un grupo de ellos se vio obligado a refugiarse allí para reparar el casco de sus dos carabelas, carenarlas con una especie de chapopote. Fue por eso que al lugar le pusieron por nombre Carenas. Años más tarde se fundó en el sur, cerca de donde está hoy Batabanó, la villa de La Habana. El nombre le venía del cacique indio Habanaguex, quien dominaba aquella provincia, pero las plagas de mosquitos y hormigas, hizo que se trasladaran sus pocos habitantes a la costa norte, a la desembocadura del río Almendares. El nuevo sitio, a pesar de sus encantos, también resultó inapropiado por estar expuesto a ataques de piratas, por lo que mudaron la villa al cercano puerto. La fundación oficial de La Habana tuvo lugar el 16 de noviembre de 1519, día de San Cristóbal, su santo patrono. Al iniciarse la República tenía La Habana un cuarto de millón de habitantes del millón y medio de toda la isla. Durante su primera década circulaban en la ciudad docenas de periódicos, siendo los más importantes El Nueva País, el Diario de la Marina, El Mundo, La Lucha, La Discusión, El Fígaro y The Havana Post. Las iglesias católicas más concurridas eran la Catedral, en San Ignacio y Empedrado; la del Cristo en Bernaza y Lamparilla; y la de Belén, en Compostela y Luz; había una episcopal en el número 107 del Prado, una metodista en el número 10 de la calle Virtudes, una presbiteriana en Reina número 90, y un templo bautista en Dragones esquina a Zulueta. Los teatros principales eran el Nacional, con capacidad para cuatro mil espectadores, y temporadas de ópera; el Payret, en la calle San José, para tres mil; el Politema y el Albisu, mas dedicados a zarzuelas; el Martí, en el local del antiguo teatro Irijoa, donde se firmó la Constitución de 1901; y el Alhambra, sólo para hombres, en la esquina de Consulado y Virtudes. Las sociedades de más nombre eran el Union Club, en Neptuno y Zulueta; el Casino Español, en el Prado; el Centro Asturiano, frente al Parque Central, con una quinta, La Covadonga, en aquel tiempo el mejor hospital de Cuba; el Centro de Dependientes, con su clínica en Jesús del Monte; y el Havana Yacht Club, en Marianao, el más viejo de la ciudad. Los hoteles predferidos eran el Pasaje, en Prado 95, a media cuadra del Parque Central, con ciento cincuenta habitaciones en cuatro pisos con elevador; el Inglaterra, en Prado y San Rafael, de tres pisos; el Telégrafo, en Prado número 112 esquina a San Miguel, con dos y capacidad para ciento cincuenta huéspedes; y el Miramar, en Prado y Malecón, el más caro de la ciudad: cobraba diez dólares diarios por habitación con baño (a principios de la República, un peso o duro español se cambiaba por 60 centavos en moneda americana). Este "paseo por La Habana" lleva a unos cuantos lugares de la ciudad que eran enotnces de obligada visita. Va cada uno precedido de una nota explicativa y acompañado de estampas de la época que quieren dar la impresión al lector de que está allí, en el tiempo que interesa. Empieza el viaje por donde se entraba al visitar La Habana, por el puerto, y después de un breve recorrido por calles y parques, se sale por el Vedado, uno de los barrios que más crecía en aquellos años. | | El Morro | En 1537 La Habana fue saqueada por piratas y, a partir de entonces, el peñasco situado en la ribera derecha del puerto se usó para vigilar las embarcaciones que se avistaban. Poco después se mandó construir allí una fortaleza con una torre desde donde informaban con una campana sobre la procedencia y tamaño de los barcos que veían. Y también el torreón sirvió de punto de referencia para los navegantes que querían entrar en el puerto o que pasaban cerca de la costa. La farola de ese castillo muy pronto se convirtió en el representante de La Habana. Es aún lo más conocido en todas partes como símbolo de la ciudad, y de Cuba, de la misma manera que la torre Eiffel representa París, o Francia, y Nueva York la Estatua de la Libertad y los Estados Unidos. Los cambios políticos en la historia del país se han realizado allí, como si fuera el corazón de la isla: se arrió en El Morro la bandera española y se izó la de Inglaterra cuando la ocupación de la ciudad por los ingleses, en 1762; al siguiente año, cuando España recuperó la plaza, volvió su bandera a flotar en El Morro; al terminar la guerra de independencia se cambió allí la bandera española por la de los americanos, el 1째 de enero de 1899, al terminar la guerra de independencia; y el 20 de Mayo de 1902 dejó el lugar la bandera de los Estados Unidos para sustituirla la de la estrella solitaria. Durante mucho tiempo habían añorado los cubanos el dominio de su tierra, y así cantaba una copla popular: "Estrellita solitaria / De mi bandera cubana, / ¡Cuándo te veré brillar/ En El Morro de La Habana!" La ilustración que sigue recoge el momento en el que, desde el otro lado de la bahía, por vez primera al nacer la República, vieron los cubanos allí flotar la bandera de su patria. |  Vista de El Morro el 20 de Mayo de 1902.
| | La Punta | La lengüeta de tierra frente a El Morro, al otro lado de la boca del puerto, se la conocía con el nombre de la Punta. Por los ataques de los piratas se determinó construir también en ese lugar otra fortaleza. Casi al mismo tiempo que El Morro se inició la construcción del castillo que llamaron San Salvador de la Punta, a unos 400 metros del otro. En esa tierra se amarraba la cadena que, unida a la otra orilla, impedía la entrada de los barcos enemigos. Cuando el El Prado llegó hasta la explanada de la Punta, donde levantaron el castillo, el lugar se hizo uno de los preferidos de los habaneros para ver las puestas del sol y para sus paseos, pues a ella también llegaba, paralela al canal del puerto, la calle Cuba. | |  Explanda y Castillo de La Punta el 20 de Mayo de 1902. |  Calle Cuba |  La iglesia de San Francisco en Cuba y Amargura | La Fuerza | Al descubrirse lo conveniente que resultaba para la navegación el canal de Bahamas, La Habana se convirtió en el puerto donde se reunían las flotas que iban a Cádiz cargadas de tesoros. Se hizo entonces la ciudad un lugar codiciado por corsarios y piratas que allí siempre encontraban rico botín. Fue el castillo de La Fuerza, al sur de La Punta, la primera construcción toda de piedra en la isla, y la más importante de América, y como era la más segura se hizo también residencia de los gobernadores. Poco después se construyó en esa fortaleza una torre con campanario sobre el que estaba una pequeña estatua de bronce representando la ciudad. Así, a los visitantes que no habían visto la estatua, se les decía: "Viniste a La Habana pero no has visto La Habana". Esa torre, con la de El Morro y la de La Punta, las tres más antiguas de la ciudad, se ven en su escudo. La llave dorada debajo de ellas indicaba que La Habana era la puerta de la América española, por lo que desde muy temprano se la llamó "Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales". | |  Escudo de La Habana |  Campanario con la estutua de La Habana. |  Castillo de La Fuerza.
| La Cabaña | La toma de La Habana por los ingleses, en 1762, puso en evidencia que, a pesar de sus tres castillos, la ciudad era aún muy vulnerable. Cuando los marinos ingleses ocuparon la fortaleza de El Morro, desde la colina contigua empezaron a bombardear La Habana forzando su incondicional rendición. Ya se había dicho que quien dominara aquel promontorio sería dueño de la ciudad. Se dispuso así que se construyera en el lugar, donde sólo había unas cabañas de pescadores, el castillo que se empezó el 4 de noviembre de 1763, el día de San Carlos, por lo que se le llamó San Carlos de la Cabaña. | |  Entrada de La Cabaña |  Garita |  Fosos
| La Bahía La superficie total del puerto de La Habana es de 6 millones de metros cuadrados, con una profundidad promedio de 30 pies. Se ha dicho que por su gran tamaño, en caso de un temporal o ciclón, podrían allí guarecerse un millar de embarcaciones. A princiios de la República, la Compañía Transatlántica Española hacía viajes regulares a La Habana desde la Coruña, Santander, Cádiz, Barcelona y las Islas Canarias; y desde los Estados Unidos los había desde Nueva York, Nueva Oreláns, Tampa y Miami por la Ward Line y la Peninsular and Occidental Steamship Company; desde otros puertos de México, Centroamérica y Europa viajaban compañías holandesas y alemanas. La última de estas vistas relacionadas con la Bahía de La Habana muestra los restos del acorazado norteamericano "Maine", que hizo explosión en 1898 causando la muerte a 261 marinos, por lo que se inició la guerra entre los Estados Unidos y España. Allí permanecieron los restos el "Maine" hasta 1912 en que con la más respetuosa ceremonia, y bajo quintales de flores, se llevaron a alta mar, donde se hundieron. | | El monumento a Martí El 24 de Febrero de 1905, al cumplirse el décimo aniversario del Grito de Baire, con el que se inició la última Guerra de Independencia, se develó en el Parque Central la estatua de José Martí, en el mismo lugar donde estuvo la de Isabel II. Fue el primer monumento erigido a un héroe de la patria. Desde 1900 se había iniciado la recaudación popular que lo hizo posible, siendo los primeros aportes los de la emigración cubana de Cayo Hueso. Al fondo de la estatua, en los bajos del Hotel Inglaterra, estaba la Acera del Louvre, el más distinguido lugar de reunión en todo el país, y enseguida, el teatro Tacón, luego Teatro Nacional. | |  Monumento a José Martí |  Vista del Parque Central en 1908 |  El Teatro Nacional y el Hotel Inglaterra |  Esquina de Prado y San Rafael |  Acera del Louvre | El Prado | A fines del siglo XVIII se empezó a construir una amplia avenida que llamaron Nuevo Prado, que iría desde la Calzada del Monte hasta el mar. Les pareció tan largo y costoso a los habaneros de aquella época, que jugando con las palabras decían aludiendo al Castillo de la Punta, en su extremo norte, que al Prado no se le veía "la punta", su terminación. Años después, cuando se amplió el paseo, lo llamaron Alameda de Isabel II, pero por un acuerdo del Ayuntamiento de La Habana, en 1904, se determinó llamarlo Paseo Martí. Ya en esa época lo formaba un ancho andén sembrado de laureles, a tres pies sobre el nivel de las dos calles paralelas que corrían a sus lados. Era aquél uno de los lugares más concurridos de La Habana durante los primeros años de la República, y había que pagar 10 centavos para sentarse en las sillas de hierro desde las que se veía circular los coches. El Prado se animaba mucho en los días de carnaval. Junto al mar, la ancha explanada a la que llegaba la calle San Lázaro, era muy gustada por los habaneros que disfrutaban de la brisa del malecón. En sus arrecifes estuvieron unos baños, especie de pocetas de unos quince por seis metros, y cuatro de profundidad, cavadas en las rocas, que se llamaban "Los Campos Elíseos" y "Las Delicias"; costaban treinta centavos de alquiler. Ese Malecón, la Avenida del Golfo que en 1902 se empezó a llamar Avenida de la República, y en 1908 Avenida del General Antonio Maceo, llegaba hasta la Caleta de San Lázaro, frente a la Casa de la Beneficencia. |  Paseo del Prado |  Prado y Neptuno |  Residencias del Prado |  Vista de El Morro desde la calle Neptuno |  Prado y Consulado |  Parque del Prado |  San Lázaro y Prado |  Explanada de Prado y Malecón | 
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De: mfelix28 |
Enviat: 17/04/2004 09:52 |
Valerio: De verdad son imagenes muy bonitas, yo tengo un libro con ellas, pero inexplicablemente están en blanco y negro. Gracias por ellas. |
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