La atención médica a los mercenarios en prisión La verdad sobre algunos de los casos más connotados en las campañas de mentiras contra Cuba.
■ Los sancionados gozan como toda la población penal cubana de adecuada atención médica, incluidos servicios médicos de urgencia en todos los establecimientos penitenciarios, que en algunos casos incluyen hospitales con servicios de cirugía. Como está establecido y es práctica usual en Cuba, en los casos más complejos, que han demandado costosas investigaciones o tratamientos especializados, los mercenarios han sido trasladados e ingresados en hospitales públicos generales, en los mismos que recibe atención cualquier ciudadano cubano sin distinción alguna.
■ Las enfermedades que padecen algunos de los sancionados, fueron desarrolladas con anterioridad a su detención. Ninguno padece enfermedad alguna que sea incompatible con el régimen de reclusión.
■ En todos los casos de enfermedades, los familiares han sido informados oportunamente por el personal médico de la evolución, tratamientos y atención médica que se les ha indicado y aplicado, caso por caso.
■ A manera de ejemplo, podría tomarse el caso de Oscar Manuel Espinosa Chepe, quien según las campañas mediáticas promovidas por Estados Unidos, se encontraría padeciendo cirrosis hepática y en graves condiciones de salud por falta de atención médica. Es necesario indicar que esta, como las otras tantas alegaciones de supuesta denegación de asistencia médica en las prisiones a los 75 mercenarios, es totalmente falsa.
Como el Gobierno de Cuba informó a uno de los procedimientos temáticos de la Comisión de Derechos Humanos, una vez que los familiares de Espinosa Chepe entregaron el resumen de su historia clínica, a las pocas semanas de su detención, las autoridades procedieron inmediatamente a su traslado, el 20 de abril, a la sala de penados del Hospital Militar “Carlos J. Finlay”, en la Ciudad de La Habana.
Con posterioridad, el 12 de mayo, se decidió su ingreso en la sala de penados del Hospital “Agostinho Neto”, con el objetivo de realizarle un estudio hepático, el cual arrojó como resultado que Espinosa Chepe no padece de cirrosis hepática, como se ha alegado, sino de granulomatosis hepática, que no impide el normal funcionamiento del hígado y que fue provocada por una Brucelosis contraída antes de su reclusión.
Durante su estancia en el hospital, se autorizaron las visitas de sus familiares. El 22 de mayo de 2003, se facilitó que su sobrina, Ileana Moreno Espinosa, médico de profesión, se entrevistase con el Jefe de Servicios Médicos del Ministerio del Interior Provincial y con el médico del Hospital “Agostinho Neto” que estaba atendiendo directamente a Espinosa Chepe. En esa entrevista, se le presentaron a la Dra. Moreno Espinosa los detalles de los exámenes que se le practicaron y sus resultados, así como los que estaban pendientes, luego de lo cual expresó satisfacción.
A pesar del seguimiento médico que ha recibido Espinosa Chepe, el mismo se ha negado a realizarse algunas pruebas que serían recomendables para un estudio más profundo de su salud. El 29 de mayo de 2003, se negó a que le realizaran la gastroscopía y otros exámenes de rutina que tenía indicados a fin de evaluar los problemas digestivos que estaba presentando.
El 31 de mayo, fue hospitalizado en la sala de reclusos del Hospital “Ambrosio Grillo”, con el objetivo de profundizar las investigaciones médicas. En esa ocasión, se le indicó una tomografía axial computarizada, análisis de orina, chequeo del sistema renal, gastroscopía, ultrasonido, eritrosedimentación, recto del colon, estudio del hígado, bilirrubina y filtrado glomerular.
Espinosa Chepe se ha negado a someterse a otras pruebas que le fueron indicadas, como una laparoscopía con biopsia de hígado y páncreas, y un colon por enema, alegando que le provocarían molestias.
La situación de salud de Espinosa Chepe es estable y plenamente compatible con las condiciones de reclusión en que se encuentra. Desde el 8 de agosto de 2003 permanece bajo observación médica en el Hospital Militar “Carlos J. Finlay”.
. Otro tanto podría expresarse en relación con la campaña de falsas alegaciones respecto a los supuestos malos tratos en prisión y la falta de atención y tratamiento médico a las dolencias de hipertensión arterial y cardiopatía isquémica de las cuales sería víctima Marta Beatriz Roque Cabello.
De acuerdo a lo previsto en su caso, debía ser reevaluada por el facultativo cada tres meses. Sin embargo, se decidió que cada quince días fuese examinada por un especialista de medicina interna y que cada semana lo hiciera el médico del centro penitenciario.
Roque Cabello ha permanecido en contacto periódico con sus familiares, a quienes el médico de la prisión ha brindado una explicación precisa y detallada sobre su estado de salud y el tratamiento médico que se le dispensa.
Sin embargo, en julio de 2003, Roque Cabello comenzó a rechazar la atención médica, los medicamentos y los alimentos que se le suministraban en la prisión, aceptando sólo los entregados o enviados por sus familiares.
El 22 de julio, fue trasladada al Hospital Militar “Carlos J. Finlay”, al presentar presión arterial alta y dolor en el pecho. Se le realizaron dos ecocardiogramas.
El 27 de julio se le realizó una tomografía axial computarizada del tórax y un electrocardiograma. Ambos dieron resultados negativos, es decir, no revelaron alteración alguna que indicara un peligro para su vida, como ha difundido la propaganda anticubana. Los médicos le prescribieron dieta y los medicamentos correspondientes.
El propio 27 de julio, durante la visita de su sobrina Maria de los Ángeles Falcón Cabello, el Jefe de Sala del citado hospital le explicó el estado de la reclusa, el tratamiento indicado, el resultado de los análisis, los estudios realizados y los nuevos exámenes que se le practicarían.
El 28 de julio, se le realizó un nuevo examen médico apreciándose que sus signos vitales eran estables y detectándose que sus índices de glicemia se mantenían altos, por lo que los médicos indicaron que consumiera dieta para diabéticos.
La situación actual de salud de Roque Cabello es estable y plenamente compatible con las condiciones de reclusión. Se mantiene desde el 22 de julio de 2003 bajo observación médica en el Hospital Militar “Carlos J. Finlay”.
. Como puede apreciarse, estos y todos los demás reclusos reciben la más amplia seguridad y garantía de una atención médica de calidad. Son ingresados en hospitales de servicio general a la población cada vez que lo han requerido, donde se les han realizado gratuitamente, como a todos los ciudadanos cubanos, costosos y complejos estudios con equipos de alta tecnología, al tiempo que se le han prescrito y suministrado los medicamentos apropiados.