insisto y siempre insistire, como fue que el "gran" pueblo amaericano haya votado por este estup...engendro, baboso, tarado,lerdo, retrasado mental caray a este cuate le quedan todos los despereciativos que pueda haber en el mundo puffffff
Pánico para obtener poder
Joaquín Rivery Tur
El Gobierno de W. Bush se ha lanzado a la utilización del pánico para buscar votos y por eso, desde hace varios días, los organismos oficiales asustan a todo el mundo con la posible amenaza de atentados de Al Qaeda en Nueva York, Nueva Jersey y Washington.
Con policías armados hasta los
dientes, Bush busca mantener el
estado de pánico en la población.
Pero como Bush está sufriendo las consecuencias del repudio generalizado a su política de falsedades, algunas fuentes lo sitúan en la Casa Blanca deprimido, paranoico, deambulando por pasillos y, muy mal síntoma, no soporta a los periodistas ni a sus preguntas, que por lo general lo dejan mal parado porque no tiene respuestas, como lo describió Randy Alonso, moderador de la Mesa Redonda.
Eduardo Dimas abrió los comentarios señalando que los reporteros ya han perdido la cuenta de cuántas veces se han declarado alarmas falsas para crear pánico. Bush recurre a la misma carta cada vez que el tema le conviene a su situación electoral.
Es curioso que, después de la última declaración de peligro, haya decidido la designación de un coordinador para las 15 agencias de inteligencia, como lo había pedido la comisión congresional que estudió lo sucedido alrededor del 11 de septiembre y concluyó que no había razón para atacar a Iraq.
Dimas fue de la opinión de que en Estados Unidos, con las alertas y el pánico, se puede estar creando la situación para declarar estado de emergencia nacional, pasar el control total al ejército y suspender las elecciones que no parecen favorecer al Presidente, lo que se traduce fácilmente como golpe de Estado.
Abundando en las características del inquilino de la Casa Blanca, Reinaldo Taladrid recordó que George W. Bush perdió la licencia en 1976 por alcoholismo y en cuatro ocasiones mintió sobre el tema, por lo que la mitomanía parece ser una enfermedad vieja del mandatario.
La publicación Capitol Hill Blues señala que en momentos como esos el Presidente se aleja de sus asesores y tiene una conducta errática.
Bush solamente se apoya en John Ashcroft —el Ministro de Justicia, apodado el Himmler de Bush— e incluso Tom Ridge, el encargado de la vigilancia interna, se ha quejado de que las órdenes del Presidente le llegan a través de Ashcroft, otro fundamentalista cristiano muy allegado al mandatario por sus concepciones religiosas fanáticas.
Para Lázaro Barredo, Iraq se está convirtiendo en un factor de desgaste para el Emperador, quien desea pasarle la papa caliente a cualquiera. Los militares norteamericanos siguen muriendo (igual que los policías que sirven al régimen montado por Estados Unidos), los oleoductos sufren constantes atentados de la resistencia y ocurren sucesos extraños, como las seis bombas contra la comunidad cristiana, algo que se ha sospechado puede tener la mano israelí, como ayudante de la norteamericana, para crear conflictos y rechazo a la resistencia.
Encima de los descalabros militares, el Gobierno de Bush sufre las consecuencias del escándalo surgido por el despilfarro de miles de millones de dólares en el país árabe durante la administración del procónsul Paul Bremer. El problema fundamental radica en el manejo de los contratos millonarios concedidos alegremente y a manos llenas a empresas norteamericanas, como señaló Juana Carrasco. No hay recibos de ninguna clase para justificar ningún gasto.