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Estados Unidos no puede doblegar a la Revolución Cubana |
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Por Juan Diego Nusa Peñalver
Servicio Especial de la AIN
Este año que termina ha demostrado una vez más que Cuba no puede ser puesta de rodillas ni aislada como intenta con particular ensañamiento el gobierno del presidente George W. Bush.
El imperialismo norteamericano, a pesar de su enorme poderío, no ha podido impedir que la nación cubana amplíe sus relaciones diplomáticas y tenga lazos de esa índole con 180 de los 191 países miembros de la ONU, además de vínculos de esa naturaleza con el Estado Palestino y el Saharaui.
La reanudación de los nexos diplomáticos con Uruguay y Panamá constituyó un duro golpe a la política estadounidense de asedio permanente al país caribeño.
En tal contexto es prometedor el nuevo escenario regional, pues además de Venezuela se avanza en los nexos con Brasil, Argentina, Paraguay, Panamá, Uruguay y ahora con Bolivia, tras el histórico triunfo en esa nación sudamericana del líder indígena Evo Morales.
También se desarrollan y consolidan los vínculos de cooperación y amistad con el Caribe, con el cual se alcanzó una nueva etapa en la colaboración tras la celebración recientemente en Barbados de la segunda Cumbre bilateral.
Muy a pesar de Bush y sus amigos, Cuba se confirma en el 2005 como un interlocutor con prestigio y autoridad, que recibe constantemente a numerosos dignatarios extranjeros.
En el año ocho Jefes de Estado o de Gobierno de América Latina y el Caribe viajaron en 17 oportunidades en misión oficial o de trabajo a La Habana, a pesar del malestar expresado por la Casa Blanca al respecto.
Capítulo aparte merecen los cada vez más sólidos vínculos con la República Popular China, nación con la cual la Perla del Caribe tiene ya un sustancioso intercambio comercial.
Especial significación tiene la elección de la Isla para integrar el Consejo Económico y Social de la ONU, como uno de los Vicepresidentes de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y miembro de la Junta de Gobernadores de la Organización Internacional de Energía Atómica.
Además, en septiembre de 2006 será sede de la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, momento en que asumirá la presencia de la organización.
Por otro lado, es casi universal el rechazo al criminal bloqueo económico, comercial y financiero norteamericano impuesto a la Antilla Mayor, contra el que se pronunciaron este año 182 de los 191 estados miembros de la ONU.
Desde 1992 se han sumado a la condena de esa fracasada política 123 países.
Foros internacionales como la II Cumbre Sur del Grupo de los 77, la IV Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe, la XV Cumbre Iberoamericana, la Segunda Fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, y la II Cumbre Cuba-CARICOM hicieron contundentes y explícitos pronunciamientos contra ese inhumano proceder.
Lejos de entrar en razones, el actual equipo gobernante de la Casa Blanca apuesta al fortalecimiento de sus medidas para acabar con el ejemplo de la Revolución cubana.
De ahí que la administración Bush haya implementado la casi totalidad de las acciones agresivas contenidas en el capítulo primero del informe de la llamada "Comisión de Ayuda a una Cuba Libre", que endurecen la política contra el turismo y las inversiones y restringen los flujos financieros, los viajes, las remesas familiares y los intercambios académicos, culturales y deportivos con La Habana.
Los Estados Unidos se proponen recolonizar la Isla por cualquier vía y así lo anuncian con total desfachatez.
Al arribar al aniversario 47 de la Revolución, Cuba se alza como una potencia moral, mientras el gobierno norteamericano, empantanado en Iraq y envuelto en numerosos escándalos, no podrá lograr sus alucinantes designios anticubanos.