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General: Hablando de negros en Cuba, el "toti" de castro
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Da: tango  (Messaggio originale) Inviato: 01/03/2006 19:05

JUAN ALMEIDA 

Por Esteban Fernández
20 de Mayo 

El Comandante Juan Almeida Bosque es, al igual que toda la alta plana castrista, una TREMENDA PERSONALIDAD en Cuba, siempre y cuando el Comandante en Jefe no esté presente. Y, desde luego, el amo está hasta en la sopa. 

Nosotros recordamos al antiguo albañil semianalfabeto, pero Almeida se ha pulido mucho. Cuarenta y seis años de ser millonario refinan a cualquiera. 

Su papel allí es triste pero muy bien remunerado. El verdadero puesto de Juanito es ser UN NEGRO en medio de un montón de blancos, hijos o nietos de españoles, y empedernidos racistas. 

Si Fidel va, por ejemplo, a Venezuela no lleva a Almeida, pero al visitar Jamaica o cualquier país africano carga con Juanito. Si en el aeropuerto hay que recibir a un visitante rubio ignoran a Almeida, pero si es angolés para allá mandan al Comandante Almeida. 

Hace algún tiempo, en una reunión de los mayimbes, Almeida cometió el error y la indiscreción de decirle a su jefe: "Fidel, a mí me parece que eso que dices es un UTOPIA". Inmediatamente Castro montó en cólera delante de todos los presentes y gritó: "¡Al negro de mierda este llévenselo preso!"... Y cargaron con él. Inexplicablemente a la mañana siguiente Radio Martí informó sobre el incidente. Castro llamó a Raúl y le dio órdenes de soltarlo. Las palabras textuales de Fidel fueron: "Móntalo en el Jeep y exhibe al mono por las calles de Santiago"... 

A pesar de esos desaires Almeida es objeto de una discriminación muy rara y singular. Es el único caso donde el discriminado vive mejor que Carmelina, rodeado de medallas y de hipócritas elogios oficiales.
Todos entendemos la discriminación aparejada a la miseria y al salario mínimo, por eso es muy difícil comprender este tipo de discriminación donde el discriminado está a la altura de un marajá de la India. 

Para Fidel, Raúl, y la tropa, Almeida no es más que "un negro que utilizamos a nuestro antojo y conveniencia como si fuera una pieza de decoración color caoba", pero al mismo tiempo hay muy pocos seres humanos en el mundo que vivan mejor que este sujeto. 

Acepta que lo traten como un totí, pero es un totí con jaula de oro y con un solo dueño. ¿En este exilio que hubiera sido de Almeida?. Posiblemente hubiera sido un hombre libre y digno, sin amo, pero jugando tremenda factoría en Chicago. A lo mejor hubiera logrado reunir unos cuantos pesos como albañil, pero eso hubiera sido todo. 

Mientras allá, la sumisión absoluta al tirano le ha dado tremendos dividendos. Es que, según su opinión, se alivia muchísimo el peso del vasallaje (y de la ignominia de ser utilizado el color de su piel ) cuando se va montado en el caballo de la "dolce vita", de las jebitas de 17 años, de los choferes, los criados, y las mansiones de Sarrá y Gómez Mena.
¿Qué importancia tiene para este hombre ser un perrito faldero de Castro si al salir de su presencia puede representar el papel de ser una pantera, un "héroe de la Revolución", un Comandante histórico y un potentado?... 

Un gobierno sin negros, un Partido sin negros, un socialismo desprovisto en sus altas esferas de hombres de la raza de color, y una dirigencia con orígenes muy alejados de Africa y muy cercanos a Galicia, le otorga a Juan Almeida un valor incalculable a la hora de exhibirlo, porque ante las críticas por lo antes mencionado a Fidel no le queda más remedio que sacarlo a relucir, ES LA ÚNICA PIEZA NEGRA EN SU AJEDREZ. 

Ojalá que Juanito haya practicado bastante el deporte de "campo y pista" porque si por casualidad un día su mentor "resbala y cae" va a tener que correr más rápido que Fortún.



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Da: Gran Papiyo Inviato: 01/03/2006 23:52
Juan Almeida Bosque

PECHO DE COMBATIENTE Y POETA

Quien haya tenido la oportunidad de leer La Única Ciudadana, El General en Jefe Máximo Gómez, La Sierra , Presidio o Exilio y  haya escuchado La Lupe o Este son homenaje,  por sólo nombrar algunos títulos de libros y temas musicales, sabrá que me refiero a un hombre de sensibilidad muy especial. Solo con el corazón se puede hacer poesía y viajar con la imaginación cuando los avatares de la lucha y  la vida nos llevan de prisa por los años.

Juan Almeida Bosque es de esos hombres excepcionales, que desde las privaciones de su cuna humilde,  en el reparto Los Pinos de La Habana, creció y se formó con los más altos valores de un hijo que desea y lucha por ver su patria libre.

El propio hogar con su numerosa familia –los padres como guía– y la vida misma del pueblo, le enseñaron que solo había un camino, el de la lucha.

Tras el golpe batistiano del 10 de marzo de 1952, estrecha más sus lazos con los que combaten la dictadura. Junto a su compañero Armando Mestre, se relaciona con Fidel en la Universidad de La Habana, e integra las filas de esa generación que vindicó al Maestro en el centenario de su nacimiento, cuando parecía que iba a morir...

“Hay opresión en la Patria, pero habrá algún día otra vez libertad”, había dicho Fidel y Almeida guardó estas frases en su corazón.

PRESIDIO

El  Moncada lo tuvo entre sus asaltantes y sus compañeros admiraron el valor con que combatió y con el que más tarde resistió el proceso que siguió al histórico hecho.

Con el dolor  del alma  escribió el combatiente:

¡Qué triste, qué humillante vernos así amarrados, vejados y empujados!¡Es denigrante! Para los hombres de honor y principios, que combaten frontalmente por un ideal, consagrando su vida a la lucha contra la injusticia, es preferible la muerte en esos instantes que sufrir tal humillación. Esto no se puede y no se olvidará jamás. Así nos sentíamos.

La llegada al Presidio Modelo de Isla de Pinos le haría reflexionar en la coincidencia del arribo de José Martí , en  igual fecha, el 13 de octubre del año   1870.

Y ante lo inhumano y cruel del presidio, ante esos días que el propio Almeida denominó como negros,  afloró la resistencia:  Con nuestras lecturas nos preparamos para no perder un solo minuto, y lo que leemos son temas seleccionados y dirigidos política, ideológica y culturalmente, pues así, al cumplir la sentencia, estaremos más capacitados para reiniciar la vida y la lucha fuera del penal.

Una vez libre, tras la aministía del 15 de mayo de 1955, siguió el joven Almeida sus actividades conspirativas, hasta marchar al exilio en México, para participar en los entrenamientos y preparativos de la expedición del yate Granma, que salió de México el 25 de noviembre del año 1956, y tocó  las costas cubanas el 2 de diciembre, con 82 pares de ojos secos por el cansancio y la fatiga.

AQUÍ NO SE RINDE NADIE

Alegría de Pío resultó un fatal recibimiento de fuego para los  expedicionarios. Las tropas enemigas se ensañaron, alguien tuvo desánimos y el joven Almeida empleó la frase que ha trascendido a la historia: “¡Aquí no se rinde nadie!”.

Entereza y valentía sellaron siempre  su personalidad en el combate. Nadie dudó ante su nombramiento en febrero de 1958, como comandante. Una importante misión puso sobre sus hombros el jefe de la revolución: Organizaría y dirigiría el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy. El mismo día en que partía Raúl para conformar el Segundo Frente, Almeida lo haría hacia su misión

Ambos frentes orientales, como parte de la estrategia concebida por Fidel, desempeñarían un papel trascendental en la lucha y finalmente en el éxito de las operaciones rebeldes.

El triunfo de enero de 1959 abrió nuevas responsabilidades para el comandante Juan Almeida Bosque que cumpliría con igual disciplina y entrega, desde jefe de la Dirección Motorizada del M-26-7, hasta jefe de la Fuerza Aérea del Ejército Rebelde y jefe del Ejército, en sustitución del comandante Camilo Cienfuegos, tras su desaparición física.

Otras tareas implicaron sus esfuerzos: la Lucha Contra Bandidos; Viceministro primero y jefe de la Dirección de Servicios del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Miembro del Buró Político del PCC y de su Comité Central. Almeida es Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por la Asamblea Nacional de Santiago de Cuba, así como vicepresidente del Consejo de Estado.

En la conferencia constitutiva de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana celebrada el 5 de diciembre de 1993, fue electo presidente de su Dirección Nacional, cargo que ocupa hasta nuestros días.

Entre numerosas medallas y condecoraciones, ha recibido la  Orden “Máximo Gómez” de Primer Grado y sobre el  pecho del poeta y combatiente, Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, reluce la estrella de Héroe de la República de Cuba.

______________________________________________

SALUDOS REVOLUCIONARIOS

(Gran Papiyo)


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Da: YoelA Inviato: 02/03/2006 01:37
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Luis Cino

LA HABANA, Cuba

Noviembre de 2005.

Dicen que en Cuba no hay racismo. El socialismo lo eliminó de un plumazo. Es un problema resuelto. Otro de los logros de la revolución.

Ese es un asunto que no se discute. Menos aún entre cubanos blancos. Un escobazo ocultó bajo la cama el polvo que había en el piso. A buen recaudo de las miradas indiscretas.

Desde la Independencia, los cubanos nos hemos negado testarudamente a aceptar la existencia del problema racial.

También bajo la cama fueron a parar los casi tres mil negros masacrados en 1912. Allí ya habían ocultado el cadáver de un inconveniente general mambí que casualmente era negro, Quintín Banderas.

En la bola negra que alguien impuso a Fulgencio Batista para vetar su ingreso al Miramar Yacht Club, más que su origen de clase y su ilegitimidad como presidente de facto, pesó el color de su piel. La tez rubicunda del falso Mesías que lo derrocó pareció una bendición del cielo a la burguesía criolla.

Al triunfo de la revolución, exclusivos playas y hoteles segregados fueron eliminados. Nicolás Guillén cantaba en su poema Tengo:

Tengo, vamos a ver

Que siendo un negro

Nadie me puede detener

A la puerta de un dancing o de un bar.

En los primeros años era inconcebible que un negro fuera desafecto al régimen revolucionario. ¿Cómo era posible semejante abominación?

La revolución había "bajado a los negros de los árboles y les había cortado la cola". Así, como lo oyen. La frase, paternalistamente cruel e intrínsecamente racista, se repitió hasta la saciedad. No se sabe quién la acuñó. No fue el Comandante en Jefe. No por anónima dejó de ser reiterada, como si para los negros no existieran opciones que no pasaran por el marxismo leninismo.

¿Les digo la verdad? En Cuba, la discriminación racial no se acabó. Pregunte a los negros si no lo cree.

El racismo siempre ha estado prendido a la vida cubana. Como una mala hierba. Bien arraigado en los prejuicios. Acuñado en estereotipos comunes del imaginario colectivo.

Los negros sólo sirven para la música y los deportes. Fuera de ahí, búsquelos en juergas, borracheras y rumbantelas. Son vagos, escandalosos, incompetentes y ladrones.

Además del deporte y la música, para algo tenían que servir. Hay toda una mitología sexual en torno a ellos. Las negras son calientes. Los negros son desmesurados atletas eróticos.

De la famosa película Fresa y Chocolate trascribo un bocadillo que no tiene desperdicio. Lo dice Diego, el protagonista gay, a David. Escuchando a María Callas, toman té hindú en tazas de porcelana de Cebres que una vez pertenecieron a la familia Loynaz del Castillo:

"¿Racista yo? ¡Niño! Yo sé muy bien lo que vale un negro. Pero no son para tomar té. Es una lástima. Das un pestañazo y zas, desapareció el negro y la porcelana de Cebres".

Elementos de origen africano han devenido en símbolos de la nacionalidad: la música, los bailes, expresiones del habla popular, los cultos sincréticos.

Los jerarcas culturales descubrieron el filón. Para ellos, los negros eran poco más que folklore y brujería. Ahora los convirtieron en carnada para atraer turistas. Sus dólares salvarían al comunismo cubano. Para ello, inventaron los diplobabalaos, los collares de santería sin aché y las letras del año de utilería de la Asociación Cultural Yoruba.

Negros y mulatos conforman, según cifras oficiales, el 63% de la población cubana. Los no blancos pueden ser muchos más. En el censo nacional de población, a los cubanos les es posible escoger su raza. Los que no tienen pronunciados rasgos negroides suelen declararse blancos.

El abigarrado mestizaje cubano crea una amplia categoría intermedia de personas que no son blancas ni negras. "Pasan por blancos". Su identidad racial neutralizada promueve la discriminación a la vez que niega su existencia.

En la Cuba para turistas, apartando los ojos del escenario y la pista de baile, uno pudiera acabar preguntándose donde están los negros.

No los busque en los puestos vinculados al turismo o a las corporaciones con capital extranjero. En ellos se exige "buena presencia", al parecer, casi según los patrones hollywoodenses de los años 40.

Tampoco están en las altas esferas de poder. El 85 % de los miembros del Politburó son blancos. Entre los demás dirigentes del Estado y el partido único los negros y mulatos se pueden contar con los dedos. Son las excepciones que confirman la regla.

En el cine y la televisión, raramente los negros son protagonistas. Ellos tienen reservados los papeles de esclavos.

Sin embargo, son la mayoría de la población penal en las más de 200 prisiones diseminadas por el país.

Históricamente, ha sido un aberrante círculo vicioso. Los negros han sido relegados. Les han negado oportunidades. Las estrategias de supervivencia de los más desafortunados han sido interpretadas como pruebas adicionales de su pretendida inferioridad. Se creó el axioma de su supuesta propensión a delinquir.

Despiertan la suspicacia de las rondas policiales. Son las principales víctimas de redadas y operativos de la PNR.

"Es como si no hubiera jineteras blancas. Como si los blancos no robaran ni fumaran marihuana", me dijo un desolado amigo rasta de Mantilla que ha optado por encerrarse en su casa a oír reggae. El sabe de registros en la vía pública, de calabozos y de actas de peligrosidad.

En Cuba, no hable con los blancos (o los que lo parezcan) de discriminación racial. Los hará sentir incómodos. Le dirán que el racismo no es un problema aquí. No faltará quien le diga que hablar de eso trae divisiones que sólo benefician al enemigo imperialista.

Si quiere saber, recorra las calles habaneras. Hágalo sin ideas preconcebidas ni aires de solidaridad tercermundista. Siéntese en la esquina, entre en los solares. Tal vez así descubra donde están los negros.



 
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