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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Elpidio3747  (Mensaje original) Enviado: 18/05/2006 15:35


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 18/05/2006 21:15
No hay que concretarse a la reciente elección de los miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para encontrar aberraciones en cuanto al "compartir" con perpetradores de crímenes contra la humanidad. Cuando los cubanos nos enfrentemos a la indiferencia y la falta de apoyo del "nadie escuchaba", o a la traición que implica --a nosotros como seres humanos y a las causas de la decencia y la justicia más elemental-- el que jefes de estado traten como igual a nuestro tirano, recordemos a Gadhafi y a los "mercaderes", económicos y políticos, que con él negocian. Preguntémonos entonces: ¿movimos alguna vez la lengua (o un dedo) para condenar, o al menos señalar, tales tratos?

http://www.miami.com/mld/elnuevo/
El Nuevo Herald
Miami, Florida
EE. UU.

Del mercado y la moral
ANDRES REYNALDO

Mi generación ha visto la guerra de Viet Nam, el triturador avance soviético en Asia y Africa, el libertario nacimiento del sindicato Solidaridad, la escamoteada tragedia de Chernobyl, la caída del muro de Berlín y el desplome (¡loado sea el Señor!) de la Unión Soviética, los genocidios de Kosovo y Ruanda, el sangriento dilema de israelíes y palestinos, el terror todavía palpitante del 11 de septiembre. Pero en esa dramática galería de medio siglo, ningún episodio reúne una dosis de desgarrada contradicción moral y usureras mezquindades similar al de la reciente conversión de la Libia del coronel Moammar Gadhafi a la familia de las naciones civilizadas.

La reeducación de Gadhafi ha sido certificada sobre centenares de cadáveres del terrorismo y las 270 víctimas del vuelo 103 de Pan Am, que estalló sobre los cielos de Lockerbie, Escocia, el 21 de diciembre de 1988, así como sobre las tumbas sin sosiego de dos generaciones de opositores democráticos libios arrastrados al patíbulo a veces hasta con sus familias, torturados con lenta y perversa saña hasta el último aliento o asesinados en el extranjero, en plena calle y a la luz del día.

El milagro tiene dos nombres: petróleo y gas. Y sus repugnantes parteras son las transnacionales petroleras que ejercen un todopoderoso ascendiente sobre casi todos los gobiernos de los países desarrollados de Occidente y, en particular, sobre el Congreso de Estados Unidos y el equipo de turno en la Casa Blanca. Todo lo que ha debido hacer Gadhafi es entregar a Escocia a dos enmudecidos miembros de sus servicios secretos para ser juzgados en Holanda, donar amistosamente a Estados Unidos los componentes de su disparatado programa nuclear y prometer una indemnización de más de $2 billones a los familiares de las víctimas.

Desde la década de 1970, Libia destacó como principalísimo promotor del terrorismo tanto árabe como internacional. Bajo estricta autoría libia soldados y ciudadanos norteamericanos perecieron en una ola de atentados terroristas a lo largo y ancho de Europa y el Medio Oriente. La voladura del vuelo 103 de Pan Am, que se dirigía de Londres a New York, sólo es superada por los atentados del 11 de septiembre como el mayor ataque terrorista realizado en territorio occidental. Sobre un corredor de 2,189 kilómetros cuadrados quedaron esparcidos los restos de 270 personas de 21 países. De los 189 norteamericanos masacrados, cuatro eran oficiales de inteligencia destacados en Beirut; entre ellos, Matthew Gannon y el mayor Chuck McKee, subjefe de estación de la Agencia Central de Inteligencia y subjefe de estación de la Agencia de Inteligencia del Ejército, respectivamente. Un centenar de heridos y 11 muertos escoceses fue el saldo fatal en tierra.

Tras un tortuoso proceso de negociación, con los oficios del líder sudafricano Nelson Mandela, Gadhafi accedió a entregar en 1999 a Abdelbaset Ali Mohmed al Megrahi, jefe de seguridad de Líneas Aéreas Arabes de Libia, y a Al Amin Khalifa Fhimah, jefe de estación de éstas en Malta. Al cabo de un proceso en que estuvieron representados por un equipo de abogados de categoría mundial pagados por Gadhafi, Al Megrahi fue condenado a 27 años de cárcel y Fhimah quedó absuelto. El estado libio nunca fue criminalmente implicado. Ni mucho menos el Fraternal Líder y Guía de la Revolución Verde.

Expurgada de la lista de los países patrocinadores del terrorismo, con la reapertura de una embajada norteamericana en Trípoli y con sus hoteles copados de ejecutivos petroleros en busca de una buena tajada de sus riquezas energéticas, Libia marcha triunfal por las doradas sendas del mercado libre. Ese mismo mercado que, según Hayek, es capaz de generar la más límpida moral entre los hombres y las naciones. Ese mismo mercado que, según Popper, es la garantía única y máxima de las más plenas libertades. He aquí un buen tema filosófico para tratar, por ejemplo, con el norteamericano Daniel Cohen, cuya hija Theodora fue descuartizada en el fragante aire de Lockerbie apenas al cumplir sus 20 años. Nada más y nada menos que en nombre de la eterna lucha de los pueblos árabes contra nosotros, o sea, el Gran Satán.

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Fuente y más noticias en:
Noticias de Ultimo Minuto
http://www.disidenteuniversal.org/08noticias/noticias_ultimo_minuto


 
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