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Ante la segunda carta de Néstor Kirchner a Fidel Castro sobre el caso Molina
DECLARACION DE ARGENTINOS Y LATINOAMERICANOS SOLIDARIOS CON CUBA
Los argentinos y latinoamericanos abajo firmantes consideramos que la médica cubana Hilda Molina es una mercenaria que trabaja en contra de su propio país, Cuba, y a favor del bloqueo estadounidense reforzado por la administración Bush.
Ese bloqueo le ha provocado al pueblo cubano un daño económico directo de 82.000 millones de dólares y cinco mil muertos y heridos. Pese a las sistemáticas y abrumadoramente mayoritarias votaciones de la Asamblea General de la ONU desde 1992 demandando el fin del bloqueo estadounidense contra Cuba, el neonazi George Bush no sólo mantiene sino que lo refuerza.
El 10 de julio último se conoció el informe de la “Comisión de Ayuda a Cuba Libre”, presidida por la secretaria de Estado Condoleezza Rice, que sumó otros 80 millones de dólares a la agresión contra Cuba. El documento tiene un capítulo secreto por razones de “seguridad nacional”, lo que encubre nuevas acciones terroristas contra la patria de José Martí.
La doctora Molina es una activa participante de esa campaña estadounidense en desmedro de Cuba, pues plantea que Fidel Castro es “un dictador” y la población cubana “once millones de esclavos”. Ella trabaja para una “Cuba libre” igual que Bush, Rice y la terrorista Fundación Nacional Cubano-Americana.
Nos parece como argentinos que el gobierno de Néstor Kirchner debe respetar al gobierno y la legislación cubana. O sea todo lo contrario de “comprar” la campaña seudo humanitaria del Departamento de Estado norteamericano y la derecha reaccionaria de nuestro país (verbigracia el diario “La Nación”). Estos mal pueden defender los derechos humanos cuando avalan genocidios como el perpetrado por la dictadura militar de 1976/1983, y el que hoy cometen el Estado de Israel contra los palestinos y libaneses, y las propias tropas norteamericanas en Irak y Afganistán.
Cuba es un país muy respetuoso de los derechos humanos. Por eso fue votado recientemente por numerosos países como miembro pleno del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que funciona en Ginebra.
Por lo tanto avalamos lo actuado por Fidel Castro en el caso Molina, cuando en 2005 ofertó a Kirchner que el hijo de esta contrarrevolucionaria, el desertor Roberto Quiñones, pudiera viajar libremente a La Habana con su esposa y dos hijos argentinos.
Y rechazamos la segunda injerencia del gobierno argentino en este tema, al pretender presionar a Cuba con la carta que Kirchner hizo entregar a Fidel Castro, donde le dice: “como usted bien conoce, es de mi mayor interés posibilitar el reencuentro entre la doctora Hilda Molina y su familia residente en nuestro país”.
El fondo de la cuestión no le daba la razón a Kirchner. Y la forma no pudo ser más torpe, al entregar la misiva el canciller Jorge Taiana a su colega cubano Felipe Pérez Roque en medio de una reunión multilateral como la cumbre del Mercosur, que no debió ser utilizada para asuntos inconsultos bilaterales. El destinatario Fidel Castro se enteró de que había una carta de Kirchner sobre este tópico mientras estaba en vuelo hacia Argentina, lo que constituyó hacia él una imperdonable descortesía. Y del contenido del mensaje supo al mismo tiempo que todos los diarios y medios argentinos, lo que sumó otra desconsideración política: eso ya se había convertido en una “Carta Abierta”.
Si el mandatario argentino está tan preocupado por los derechos humanos de ciudadanos cubanos, entonces que se sume a la campaña mundial por la libertad de los cinco patriotas cubanos presos del imperio, injustamente detenidos en EE.UU. desde 1998.
Y si, como dice, está comprometido con los derechos humanos en Argentina, que propicie la libertad de los presos políticos argentinos y la amnistía a los más de 4.000 luchadores populares procesados.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)