No saben de qué hablan

Nataniel Castano,
Oviedo, España

Cuando recibimos la desdichada noticia de la muerte de civiles en la ciudad de Kana, la mayoría niños, en un bombardeo de la aviación israelí, los medios de comunicación relacionaron enseguida esa ciudad con el lugar donde Jesús realizó, según los evangelios cristianos, el milagro de la transformación de agua en vino.
Los medios deploraban que una ciudad antaño conocida por dicho milagro fuese ahora escenario de este bombardeo. Pero resulta que esos medios ``informativos' no tienen ni idea de lo que hablan pues resulta que el pueblo de Kana del Líbano no tiene nada que ver con el pueblo del milagro antes mencionado, el cual es Caná y está situado en la Galilea, en territorio israelí, a unos pocos kilómetros al norte de Nazaret y al oeste del lago Kineret, también conocido como mar de Galilea o lago de Tiberíades.
Cuan craso error de esos medios que se supone que nos tienen que dar información fidedigna de los hechos acaecidos.
Esto bien podría ser una simple anécdota, pero desgraciadamente nos viene a reafirmar la poca o nula investigación que realizan los medios cuando de Israel se trata. Las primeras informaciones, sobre todo si son negativas para Israel, siempre son aceptadas sin ninguna comprobación previa a su publicación.
Hemos podido observar a lo largo de estos últimos años de la segunda intifada como una y otra vez nos han dado información falsa, verdades a medias que son peores que las mentiras, negándose tras conocer la verdad a su posterior rectificación. Tal fue el caso de Jenín, o de la muerte de una niña palestina (asesinada por sus propios conciudadanos), y un largo etcétera.
También nos acordaremos de la famosa corresponsal de televisión española en Israel, la cual realizaba sus investigaciones periodísticas desde la habitación de su hotel y llamando por teléfono a los palestinos para que le contasen los sucesos del día, en todo un alarde de objetividad y realidad informativa.
Y todo el mundo asiente complaciente ante semejantes y vergonzosos ultrajes a la verdad; la hipocresía y el cinismo del mundo no tiene límites cuando el acusado es el judío. La historia nos lo recuerda a diario y la podemos revivir merced a esos falsos adalides de la libertad. Sin embargo está vez se han columpiado ante todos; cualquier persona puede coger un mapa de la zona y situar el pueblo de Caná en territorio israelí y el pueblo de Kana en suelo libanés.
Esto no es frivolizar los hechos, pues ante la muerte de personas no ha lugar a ligereza, pero se debe seguir poniendo de manifiesto la doble vara de medir que se utiliza contra Israel. Caná o Kana, ¡sí que importa!.