Nuestro total rechazo a la pena de muerte. Danny Rollings no volvera a matar, pero el estado represivo si.
Ejecutan al asesino de estudiantes de Gainesville
M. CAPUTO y S. GARRY / The Miami Herald
STARKE
AP
Anne Garren, izquierda, madre de la víctima Christa Hoyt abraza a la madrastra de Christa, Dianna Hoyt, tras la ejecución de Danny Rolling en Starke, Fla.
Danny Rolling, el hombre que brutalmente asesinó a cinco estudiantes de la Universidad de la Florida (UF) y lanzó la ciudad de Gainesville a un pánico en el verano de 1990, fue ejecutado anoche.
La oficina del gobernador dijo que Rolling, de 52 años, murió a eso de las 6:13 p.m.
Rolling no dijo una última palabra antes de morir. En su lugar cantó un himno con su acento sureño. Rolling, a quien asistió un ministro Pentecostal antes de su ejecución, cantó: None greater than thee, O Lord, none greater than thee (``Nadie más grande que Tú, Señor, nadie más grande que Tú'').
La canción también hizo referencia a una carta a los Corintios [de San Pablo] en el Nuevo Testamento.
Unos 15 miembros de las familias de las víctimas vieron la ejecución, algunos con rostro inexpresivo, otros sacudiendo la cabeza, y aun otros con una mueca y limpiándose las lágrimas.
Las cinco víctimas, estudiantes que habían acabado de llegar a UF después del receso de verano y se preparaban para asistir a las clases, fueron mutiladas y algunas de las mujeres violadas.
Rolling murió después que una apelación final con la Corte Suprema de Estados Unidos resultó inútil.
Se declaró culpable en 1990 de los asesinatos de Sonja Larson, de 18 años; Christi Powell, de 17; Crista Hoyt, de 18; y Tracy Paules y Manny Taboada, ambos de 23.
Durante la tarde de ayer unas 200 personas se reunieron frente a la prisión estatal divididas equitativamente entre los que apoyan y los que se oponen a la pena de muerte.
Los que apoyaban la pena capital --entre ellos amigos de las víctimas-- comenzaron a vitorear y silbar cuando se filtró la noticia de que la ejecución se había efectuado.
Los opositores de la pena capital se unieron en un círculo mientras cantaban Amazing Grace.
''Esto es justicia para las víctimas. No les devuelve la vida, pero al menos saben que se enfrentará a su Creador'', dijo Tonya Wilson, de 34 años, que era compañera de dormitorio de las víctimas Sonja Larson y Christi Powell. Wilson aún no había tenido la oportunidad de mudarse al dormitorio antes de que los estudiantes fueran asesinados.