Tierra hermosa, patria bella,
a ti elevo hoy mi cantar
al acorde del latido,
que resuena cual gemido,
de mi lira de cristal.
Tú apareces toda hermosa
cual princesa en un sitial
que es besado por las olas
silenciosas, que te rozan
salpicándote al pasar.

Y, al nacer en la alborada,
te acaricia sin cesar
dulce brisa, que, en sus alas,
del rocío te regala
lindas perlas de un collar.

El sinsonte, el algarrobo,
el caobo y el palmar,
de tu fauna y de tu flora
nos demuestran sin demora
la belleza sin igual.

Tierra fértil que el patriota,
con su sangre al derramar,
hizo grande: te regaron
con su vida y te ensalzaron
hombres de puro ideal.
Patria hermosa!, Patria bella!
que amoroso es tu brillar;
eres patria y eres suelo
de ternuras y de empeños,
de ilusión y de sonar.

Eres suelo cubierto de gloria
y eres tierra de albor tropical.
Para ti son mi placido anhelo
y mi noble ilusión auroral;
para ti yo levanto mi grito,
con mi lira de puro cristal,
aclamando ante tí nuestra ansiada
redentora y feliz libertad.