Comprendo perfectamente la reacción de Maceo y de Tango, pero no la comparto. No porque no digan la verdad sobre las posturas de Manuel Félix, que la dicen desde luego, sino porque los sentimientos son algo muy personal y uno debe respetar no solamente los ajenos, sino también y quizás sobre todo los propios, aunque en algunos casos no coincidan con los de los amigos y puedan producir algún roce en aras de la sinceridad, que es la primera de todas las obligaciones entre amigos y compañeros.

 

Félix era una persona a quien yo, sin haber conocido en vivo, apreciaba y respetaba. Como adversario encarnizado, desde luego, pero así es. Yo lamento su muerte. Frente a todas las cosas malas que puedan decirse de él, como las que señaláis con razón, yo señalaré algunas buenas: era alguien que, aunque empecinado en unas ideas no ya equivocadas sino nefastas, hablaba en serio, era tan sincero como podamos serlo cualquiera, parecía a menudo una persona afectuosa al margen de las diferencias  y debatiendo te obligaba a estrujarte el cerebro para contestarle. No penséis que abundan tanto las personas así; hasta entre los enemigos hay que distinguir, yo creo, quién es cada uno y darle honradamente lo que le corresponde.

 

Me uno a Zun en el pésame a sus familiares.