Ciudad de La Habana, 29 de abril del 2008.
Señor Presidente:
En su intervención en el Sexto Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, vuelve usted a afirmar que: “Cuba revolucionaria no conoce un solo caso de tortura,…”; al igual que su hermano, Fidel Castro, que en varias ocasiones manifestó, que nunca se ha usado la violencia contra el pueblo, ni se aplica la tortura, e incluso llegó a alegar textualmente: “Podríamos regalar la República de Cuba si encontraran un solo caso.”
Me permito recordarle que numerosos presos políticos y comunes, en estos momentos están sufriendo en los muchos centros penitenciarios con que cuenta el país: golpizas, torturas, falta de atención médica, incumplimiento de los beneficios establecidos en los reglamentos, mala alimentación, asedio de presos comunes a presos políticos -azuzados por la policía carcelaria- y lejanía de sus lugares de vivienda, entre otros problemas.
El pasado 27 de setiembre del 2007, me dirigí por escrito a la señora María Esther Reus, ministra de Justicia, informándole que en nuestro poder, tenemos testimonios grabados de estas situaciones e incluso cartas escritas por los propios presos, pero le digo más, hay presos liberados que tienen en sus cuerpos las huellas de la tortura y el maltrato.
La respuesta a esta carta, fue la mentira, el silencio y el ultraje a los que estábamos pacíficamente, manifestándonos frente al Ministerio de Justicia, esperando una contestación.
Recibimos con agrado la conmutación de la pena de muerte a un grupo de sancionados, pero también sería un alivio para el pueblo cubano, para los presos y sus familiares, la orden de cesar las torturas, golpizas y atropellos a los que están sometidos.
Los presos políticos, que son inocentes -a pesar de que el régimen se encargue de repetir constantemente adjetivos degradantes sobre ellos y la disidencia en general- los que estamos vinculados a ellos, el pueblo de Cuba y la comunidad internacional; recibirían también, con mucho agrado, la noticia de su liberación inmediata, sin ningún tipo de limitaciones.
Finalmente le comunico que asumo –plenamente- la responsabilidad de dirigirme –públicamente- a quien preside un gobierno dictatorial y totalitario.
Martha Beatriz Roque Cabello.