Como una gran y definitiva batalla de la verdad contra la mentira, la injusticia y la brutalidad, se puede catalogar el momento de inminente peligro que se cierne sobre Cuba, a partir de las criminales medidas instrumentadas por el Gobierno estadounidense con el fin de derrocar la Revolución. Tales decisiones arremeten contra la familia cubana, en primer término, aunque también afectan la posibilidad de los norteamericanos de viajar a Cuba, independientemente de constituir una violación flagrante de los derechos civiles de esos ciudadanos de moverse libremente hacia cualquier lugar del planeta, como lo concibe su constitución Va más allá de la prohibición de viajes o el envío de remesas a la Isla; si ya de por sí esas arbitrarias decisiones tienden a separar a la familia cubana y a impedir la ayuda monetaria, la amenaza cobra ribetes de índole más peligrosa, pues a todas luces se evidencia la materialización de una vieja ansia anexionista. A partir de hechos y realidades con las que se enfrentaron los patricios cubanos en medio de nuestras luchas independentistas, y ya desde muy temprana época, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria cubana, sentenció muy acertadamente, “que el secreto de la política yanqui es apoderarse de Cuba ”, proceder que hace que José Martí, años más tarde, llegue a igual conclusión y vaticine peligros que se repiten actualmente. La Historia cubana nos dice que el anexionismo ha sido como una ola que viene, que va y se renueva a menudo, según las proyecciones del Presidente de turno en el vecino país y los rejuegos electoreros vigentes, como es el caso ahora, donde además complacen a una mafia de origen cubano, que ilusa y miserablemente confía en poder disfrutar de algunas migajas, si el yanqui lograra apoderarse de Cuba. Lo que se nos quiere imponer ahora ha hecho que algunos estudiosos hagan un paralelismo con la reconcentración de Valeriano Weyler, por cierto observada con detenimiento por parte de los yanquis, como elemento consustancial de sus aspiraciones de apoderarse de Cuba, y de la cual pensaban que con menos cubanos patriotas en ella, mejor. Indudablemente, estamos hoy frente al momento más peligroso de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, pues el Presidente en el poder, con su política fascista y genocida, guarda en el pliego de medidas una variante aún no dada a conocer, que a todas luces indica ser la agresión armada, y que la inoperante ONU no podría siquiera condenar. Por cierto, que a mÍster Bush, “ el hijo”, le ha faltado un acápite en su flamante pliego de medidas para una Cuba Democrática, como él la llama, y es la designación de quién le va a narrar -si puede hacerlo- cómo millones de cubanos estarán en la primera línea de combate, al lado de su Comandante en Jefe Fidel Castro, defendiendo la Patria socialista y sabiendo matar y morir por ella. |