Los deberes de la esposa
Prov. 31:10-12
I. La esposa ayuda al marido.
Gén. 2:18. Este versículo nos dice la razón por la cual la mujer fue creada. El hombre necesitó de compañerismo y la mujer fue creada como compañera idónea para él, y para trabajar con él. En esto la mujer encuentra su mayor utilidad y belleza. Estando al lado de su marido, la mujer realiza su utilidad más grande y su gozo más sublime.
A. La esposa debe amar y respetar a su marido, Tito 2:4, 5; Efes. 5:23.
1. Prov. 31:23, "Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra". "Las puertas" se refiere al sitio de gobierno (como el palacio municipal o "city hall"). Una buena esposa exalta y promueve el honor de su marido. No lo destruye. No le quita el honor, sino le da honor. No lo critica en público, y aun en casa usarテ。 discreciテウn en critiュcarlo en forma constructiva para ayudarle a corregirse. La mujer debe animar y no averュgonzar a su marido. La esposa sテュ puede correュgir a su marido, pero debe usar palabras decoュrosas, siempre dando mucha evidencia de su amor y paciencia. Muchos hombres han sido destruidos por la lengua y la indiscreciテウn de sus esposas.
2. Prov. 12:4, "La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la mala, como carcoma (podredumbre) en sus huesos". Una esposa fiel y buena le hace al marido tan feliz como si fuera rey; ella es su corona. De otro modo, una esposa mala, de genio cruel o amargo, y de lengua desenfrenada, es como una enfermedad incurable.
3. Prov. 31:14, 15. Este texto nos hace ver que la mujer virtuosa considera mucho a su familia. Se levanta para proveer para ella; por ejemplo, es necesario que el marido y los hijos coman bien, y para esto debe haber un buen horario. La esposa debe levantarse temprano para poder preparar un buen desayuno para su familia. Los médicos recomiendan que no se omita el desayuno. Pero si el marido va al trabajo (y los hijos a la escuela) sin desayunar , que no sea la culpa de la esposa y madre. Cuando llegue su familia en la tarde, debe haber también una buena comida (cena). La mujer debe dar la atención debida a la buena alimentación de su familia, porque esto tiene mucho que ver con su salud. Le conviene estudiarla para estar segura que lo que coma su familia es dieta adecuada. Muchas mujeres modernas quieren disponer de más tiempo libre para ellas mismas y, por eso, usan mucho la comida ya preparada (de lata o congelada), que sólo requiere el calentarse, pero la mujer cristiana sabe que un buen lugar donde ella puede mostrar su amor por su familia es la cocina. Además, no debe descuidar la ropa de su familia; debe sentirse feliz y orgullosa siempre que salga su familia con ropa limpia, planchada y bien arreglada.
B. La esposa debe estar sujeta a su marido, Efes. 5:22.
1. 1 Ped. 3:1-6. Sara era buen ejemplo de la sujeción, cosa que no significa inferioridad, sino que ella aceptaba el orden de Dios. Dios no le dio a la mujer la capacidad para ser cabeza de la familia; el papel de ella es otro y es igualmente importante (1 Tim. 2:15).
2. Hech. 5:20 dice que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Si la obediencia al marido requiere que la mujer desobedezca a Dios, entonces ella debe recordar y practicar este texto. Hay muchos hombres que prohiben que sus esposas asistan a las reuniones o que se bauticen. En tal caso es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Las consecuencias pueden ser muy duras, pero para salvar el alma tenemos que estar dispuestos a sufrir (2 Tim. 3:12). (Es muy importante enseñar a las hermanas solteras acerca de este problema antes de que se casen, para que estén muy seguras de que no se casen con tales hombres).
3. 1 Cor. 7:4, 5 enseña que la mujer no tiene autoridad exclusiva sobre su propio cuerpo, porque ella pertenece a su marido; por lo tanto, la mujer que se disgusta o se enoja con su marido y rehusa dormir con él, peca contra Dios.
4. La sujeción de la mujer es el plan de Dios, y es el plan perfecto para la felicidad de toda la familia. En cierta clase bíblica la madre de dos hijos dijo, "Es maravilloso ver el cambio en nuestro hogar ya que obedecí el evangelio. Aunque mi marido todavía no es cristiano, hay más armonía entre nosotros. Cuando yo por fin obedecí a Dios, dejando que mi marido sea cabeza de la casa, entonces la mayoría de nuestros disgustos y desacuerdos se eliminaron, la disposición de él se mejoró increíblemente, y todos nosotros somos más felices".
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)