PERSISTE EN CUBA EXODO DEL CAMPO HACIA LA CAPITAL Y PRINCIPALES CENTROS URBANOS PERO LA DICTADURA INTENSIFICA LA EXPULSION FORZOSA DE LOS "EMIGRANTES ILEGALES"
La dictadura se ha caracterizado no sólo por su indiferencia, negligencia y abandono de los cubanos más infortunados. Ese cada vez más importante segmento de la población sufre sin esperanzas bajo un proceso de saturación creciente, galopante, de la pobreza en la Isla.
"La haitianización" de Cuba es un espectáculo, no sólo pavoroso sino un fenómeno socialmente explosivo. Al describir los barrios marginales, el oficialismo recurre a utilizar términos eufemísticos tales como "asentamientos irregulares" para describir y enmascarar la endémica tragedia de los barrios marginales cubanos
Asentados en los barrios marginales de la capital y las principales ciudades cubanas, los "emigrantes ilegales" habitan en villas miserias, la versión cubana de la fabela latinoamericana, fabricadas con cartones, planchas de metal oxidadas, con piso de tierra y sin agua potable ni electricidad.
Por Francisco Ramírez
Corresponsal
La Habana,
Notimex
17 de Agosto de 2008
Hay un creciente nerviosismo en estos días en las esferas gobernantes de la nomenklatura cubana. El foco de atención de la dictadura sucesoria está concentrado en el control poblacional y en la prevención de cualquier estallido de violencia social, principalmente en el escenario definitivo del poder en la Isla: la capital cubana.
Los barómentros que miden los niveles de presión social ascienden hacia el rojo, dado que el equipo raulista se enfrenta a acuciantes, severos e improrrogables problemas, antes los cuales no ha podido formular un programa racional y efectivo de soluciones; problemas que no está en capacidad de resolver a ningún plazo.
Las iniciales promesas de "reformas" se han esfumado del discurso público tan rápidamente como fueron formuladas. El reducido círculo de poder: Raúl Castro y sus casi octogenarios acólitos, ni siquiera quieren escuchar a las voces oficialistas que desde el propio régimen hablan en la necesidad urgente de cambios rápidos y sustanciales.
El gobierno, busca desesperadamente el cómo controlar el éxodo interno desde las provincias hacia la capital de Cuba y el disminuir la presencia en La Habana de un sector cada vez más numeroso de la población que vive bajo los niveles de mayor empobrecimiento.
La dictadura se ha caracterizado no sólo por su indiferencia, negligencia y abandono de los cubanos más infortunados. Ese cada vez más importante segmento de la población sufre sin esperanzas bajo un proceso de saturación creciente, galopante, de la pobreza en la Isla. "La haitianización" de Cuba es un espectáculo, no sólo pavoroso sino un fenómeno socialmente explosivo.
Asentados en los barrios marginales de la capital y las principales ciudades cubanas, los "emigrantes ilegales" habitan en villas miserias, la versión cubana de la fabela latinoamericana, fabricadas con cartones, planchas de metal oxidadas, con piso de tierra y sin agua potable ni electricidad.
La mayoría de los que han “invadido” La Habana proceden de las provincias del oriente, las más atrasadas, y los primeros en llegar hace cincuenta años, fueron los soldados del triunfante Ejército Rebelde siguiendo a sus líderes hasta la entonces deslumbrante urbe.
No obstante el régimen no explica cómo tras supuestamente haber concentrado sus esfuerzos en el desarrollo de esas "zonas atrasadas", el fénomeno del éxodo hacia las ciudades no sólo persiste tras cincuenta años de gobierno, sino que además se ha intensificado durante la última década.
Desde los primeros años tras el triunfo de Fidel Castro hace prácticamente medio siglo, en enero de 1959, el régimen castrista trató de establecer buscar lo que calificaba de "desequilibrio" entre la capital de la isla y las alegadamente empobrecidas "zonas rurales abandonadas".
Para eliminar las "asimetrías en el desarrollo económico, social y cultural", las primeras medidas estuvieron destinadas a favorecer inversiones en el campo, pero ello repercutió en un progresivo y alarmante deterioro en la infrestructura económica y social de la capital y de la mayoría de las zonas urbanas de la Isla.
Pese a que La Habana y los principales centros poblacionales languidecían en forma visible (viviendas, edifcios públicos, calles, avenidas, servicios de agua y drenaje), se mantuvieron como un imán para los habitantes de zonas rurales que comenzaron a emigrar a las ciudades, principalmente hacia el occidente de la isla.
En el caso de La Habana, el casi nulo desarrollo de la capital cubana no amilanó a los emigrantes que seguían llegando, presionando sobre la disponibilidad habitacional y los servicios, y se hizo famosa una melodía de la veterana orquesta Los Van Van titulada “La Habana no aguanta más”.
El 22 de abril de 1997 el gobierno cubano dictó el Decreto-Ley 217 para contener las corrientes migratorias internas en el que estableció rigurosas normativas para el traslado y un cuerpo de penalizaciones para los infractores. Dicha ley igualmente ha sido utilizada por el aparato represivo del régimen para "exiliar" a opositores y disidentes, hacia zonas remotas del país o prohibirles su desplazamiento definitivo o temporal hacia no sólo La Habana, sino otras zonas del páis.
Bajo el influjo de cierta apertura a temas bajo el gobierno del dictador sucesorio Raúl Castro, la prensa oficial ha abordado el espinoso tema, y la más reciente referencia la hizo el diario Juventud Rebelde, vocero de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Citando datos del último censo de población y viviendas, explicó que la capital cubana acoge a dos millones 201 mil 610 personas, el 19.6 por ciento de la población del país, y que absorbe el 40.8 por ciento del total de los inmigrantes del resto de la isla.
Más de 20 mil ciudadanos que residían ilegalmente en La Habana fueron forzados a regresar a sus poblaciones de origen desde el 2006, incluidos unos dos mil 400 en lo que va del 2008, informó el diario.
Al describir los barrios marginales, el oficialismo recurre a utilizar términos eufemísticos tales como "asentamientos irregulares" para describir y enmascarar la endémica tragedia de los barrios marginales cubanos y a calificar de emigrantes ilegales a ciudadanos cubanos, que son impedidos de decidir dónde vivir y con quien, dentro de su propio país.
Así como los centroamericanos se introducen en México con la esperanza de llegar a Estados Unidos, muchos jóvenes isleños se trasladan a La Habana en busca de mejoras para sus insatisfactorias condiciones de vida en sus comunidades de origen.
De acuerdo con Juventud Rebelde, que dedicó dos extensos reportajes al tema titulados “Dame la maleta que me voy del campo”, llegan con la esperanza de ofertas de trabajo, oportunidades económicas y una vida cultural activa.
Según el Censo de Población y Vivienda realizado en 2002, las mujeres representan el 53 por ciento del total de los migrantes interprovinciales, a los que los habaneros denominan en forma genérica “palestinos”.
Los mayores emisores de emigrantes son las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín y Villa Clara, seguidas por Pinar del Río, Las Tunas, Sancti Spíritus y Cienfuegos, o sea, las de menor nivel de desarrollo relativo.
“Vine a levantar cabeza y me las he arreglado como sea. He sido de todo: panadero, zapatero; he cortado hierba en patios, cargado agua, cuidado animales”, afirma Giolkyz Rodríguez, que ahora vive en el barrio Las Piedras, municipio capitalino de San Miguel del Padrón.
Oriundo de Guantánamo, llegó a La Habana con apenas la muda de ropa que vestía. A los tres días ya manejaba un bicitaxi y dormía en casa de un amigo.
“He hecho de todo, menos robar”, asegura el ex conscripto del Servicio Militar General, que busca ahora legalizar su residencia.
Jorge Luis Ramos, de la cercana Pinar del Río, dijo haber tenido aquí “momentos duros”, pero hace unos años “pude hacerme de mi casita, tener mis papeles al día, y hasta estudié para ser asistente de enfermería. Ya mi vida ha cogido un rumbo”.
De acuerdo con sociólogos cubanos, una parte de los que emigran lo hacer para acercarse a algún pariente que antes lo había hecho como avanzada, y otros porque la provincia donde viven les queda chiquita para realizarse profesionalmente.
Según Juventud Rebelde, La Habana sigue siendo el principal punto de atracción para la gran mayoría de los cubanos que deciden mudarse.
El diario comentó que en medio de la crisis económica de la última década del siglo pasado hubo un éxodo desmedido desde otros territorios y ahora la nación se enfrenta al reto de reanimar la vida de otras localidades que reviertan esta tendencia.
“El país está ante el imperativo de equilibrar los desajustes en el desarrollo territorial acumulados en estos años, y restablecer, en la medida que se recupera la economía, la política que en este sentido inauguró la Revolución”, según el vocero oficialista.
Pero como el fenómeno no sólo persistia, sino que se ha progresivamente intensificado, en abril de 1997 se puso en vigor el Decreto Ley 217 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros sobre Regulaciones Migratorias Internas para Ciudad de La Habana.
La ley argumentó que las migraciones estaban incrementando el ya grave problema habitacional, las di?cultades para asegurar el empleo estable, adecuado transporte urbano y el abastecimiento de agua, electricidad, combustible doméstico, e incide en la calidad de los servicios.
En varios artículos estableció fuertes requisitos, cuyo control estaría a cargo de la burocracia estatal, así como las contravenciones que ameritaban aplicación de multas en diferentes cuantías según la infracción y la obligación de retornar de inmediato al lugar de origen.
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J. Martí