Margarita : te encomiendo le entregues estos versos al glorioso Enano infiltrado.
Si el equipo jugó a "nada"
no fue debido a la altura.
Esta perfecta goleada
fue una entrega de ternura.
Para Evo fue el regalo,
por ser tan buen compañero.
Pero en Tenis ¡uy que malo!
Pobrecito el Zapatero ! ! ! ! !
Del Potro: El día que se llenó de magia y le mostró la salida a Nadal
Venció al 1 del mundo por primera vez. Fue 6-4, 3-6 y 7-6 (7-3) en el Masters 1000 de Miami. A las 20, ante Murray por las semis.
Nunca se sabe, Juan Martín, nunca se sabe. Las piernas pueden no dar más, el aire puede faltar, el sudor puede molestar sobre la frente después de tres horas y un bendito minuto, pero si el coraje aflora y el premio es bajar al número uno del mundo por primera vez, imposible bajar los brazos. Y Juan Martín Del Potro no los bajó. Al contrario. Jugó como para subirlos bien alto cuando las palmas celestes y blancas que lo habían bancado a muerte se cerraron fuerte y se transformaron en garrotes desatados. La taquicardia había quedado atrás. Era tiempo de echar a volar el delirio argentino en Key Biscayne.
Cuando la red interceptó la pelota impactada por Rafael Nadal en el cuarto match point del partido, Del Potro se sacó la armadura de guerrero y con ella se despojó de la enorme tensión con la que hasta los ball boys vivieron el duelo. Nunca le había ganado a ninguno de los cuatro mejores del ranking. Nunca le había quitado un set ni había jugado tanto tiempo contra Nadal. Ayer lo despachó por 6-4, 3-6 y 7-6 (7-3) en los cuartos de final del Masters 1000 de Miami (4.500.000 dólares; cemento).
Para el recuerdo quedarán las expresiones de sorpresa e indignación que pusieron los habitués al Crandon Park al sentir el cruce ente argentinos y españoles. Un duelo picante que bajó de las tribunas sin cesar, pero sin agresiones a los jugadores. Hubo golpes bajos como los de uno que todo el tiempo recordaba el 6-1 de Bolivia en Eliminatorias o de un español que gritó: "Rafa, acuérdate cuando eran colonia". Y un argentino recordando: "Hay que sacarle los calzones". Pero la pasión desbordó la cancha central. No podía ser de otra manera en Miami, donde el inglés casi no se escucha.
Del Potro se contagió del empuje de sus compatriotas y se cargó sobre su espalda la bandera después de revolear esas cuatro pelotitas autografiadas. Este 2 de abril, justo el 2 de abril, quedará grabado como el día en que el tandilense demostró y se demostró por qué desde el lunes será el quinto del ranking mundial.
Hoy, desde las 19, las 20 de la Argentina, le tocará jugar la semifinal contra el escocés Andy Murray, quien destrozó 6-1 y 6-2 al español Fernando Verdasco. ¿Cómo pensar un partido tan importante después de semejante explosión? Con la misma mentalidad con la que le jugó a Nadal. Porque, que quede claro, lo que hizo enorme el partido de ayer no fue el nivel tenístico (hubo 89 errores no forzados: 48 de Delpo y 41 de Rafa).
Lo que convirtió al duelo en inolvidable fue lo cambiante e indescrifrable que fue, la variedad de momentos que tuvo (ver momentos...), el aliento infernal y cómo se recuperó Juan Martín. Que pasó de ganar 6-4 y 2-1, con un quiebre incluido, a estar 0-3 en el tercer set, con dos servicios quebrados. Que no pudo en los primeros tres match points. Y que sí se hizo más gigante de lo que es con un tie break para el archivo.
El anotador recuerda el tema musical que usaron para presentar a los jugadores: "Hambriento como un lobo", de Duran Duran. Dicho y hecho para Del Potro, al que los argentinos le gritaron de todo para que no claudicara. "¡Vamos que se puede!", se repitió cuando perdía 0-3 en el tercero. Y pudo, hasta hacer parar de sus butacas a los habitués, que un día sintieron que no hay imposibles si hay atrevimiento y que desenpolvaron su neutralidad, conmovidos por el shock que logró Del Potro.
Si el 2 de abril debiera llamar siempre a la reflexión a los argentinos, en 2009 también fue sinónimo de entrega y desfachatez deportiva. Por eso aquí afuera de la sala de prensa, cuando ya es noche cerrada en Key Biscayne, aún se puede escuchar el canto que resuena como eco: "¡Deeelllpooo, Deeelllpooo!".
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)