Entremos con Jesús,
En esta Semana Santa
La celebración de la Semana santa comienza con el
«¡Hosanna!»
de este domingo de Ramos, y llega a su momento culminante en el
«¡Crucifícalo!»
del Viernes santo. Pero no se trata de un contrasentido; es, más bien, el centro del misterio que la liturgia quiere proclamar:
Jesús se entregó voluntariamente a su pasión,
no se vio obligado por fuerzas superiores a él .
Él mismo, escrutando la voluntad del Padre, comprendió que había llegado su hora, y la aceptó con la obediencia libre del Hijo y con infinito amor a los hombres.
Vivamos con él en la fidelidad a su Evangelio, que en verdad es exigente hasta el sacrificio, pero que, al mismo tiempo, es la única fuente de esperanza y de auténtica felicidad.
Amalo en el rostro de tu hermano necesitado de justicia, de ayuda, de amistad y de amor.
El «Hosanna» y el «Crucifícalo» se convierten así en la medida de un modo de concebir la vida, la fe y el testimonio cristiano: no debemos desalentarnos por las derrotas, ni exaltarnos por las victorias, porque, como sucedió con Cristo,
la única victoria es la fidelidad a la misión recibida del Padre:
«Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el nombre que está sobre todo nombre» (Flp 2, 9).
Juan Pablo II (XIV Jornada mundial de la juventud
28 de marzo de 1999 )