|
INTERDEPENDENCIA
Las groseras divisiones entre espíritu y naturaleza, alma y cuerpo, sujeto y objeto,
son considerados cada vez más como odiosas convenciones del lenguaje.
Son términos vacíos que no se aplican a un universo donde todo es interdependencia,
un universo donde todo se halla en interdependencia,
un universo que se presenta como un vasto complejo de relaciones sutilmente equilibradas.
Al centro de esta nueva manera de encarar las cosas,
encontramos la idea de un mundo unitario sin la menor atadura,
tejido de interacciones mutuas,
donde una cosas se entiende solo en la medida que se entienda otra y recíprocamente.
Es imposible, en esta perspectiva de considerar el hombre aisladamente en la naturaleza.
En esta nueva manera de pensar,
espíritu y materia se resuelven en procesos,
mientras que las cosas se hallan transformadas en acontecimientos.
La naturaleza tiene un carácter integralmente relacional,
y una interferencia en un punto desencadena imprevisibles reacciones en cadena.
El descubrimiento de nuestra total imbricación con la naturaleza
es de una tal magnitud que la comprensión del nudo
de las relaciones revela una importancia primordial,
que implicaría comprender la naturaleza "del interior".
La conciencia de una solidaridad indisoluble del hombre con la naturaleza es evidente para algunos.
Pero aparece como humillante a una civilización
donde el hombre siempre ha sido considerado como el coronamiento de la creación y su
"amo y poseedor."
El Occidente profesa una filosofía volcada hacia el futuro,
pero su actitud efectiva es una contradicción con este ideal.
Su mirada no llega más allá de mañana,
puesto que explota los recursos terrestres
(y modifica el medio ambiente) c
on un conocimiento muy fragmentario de la red de relaciones ahora desequilibrada por su obra.
Alan Watts - Man, Woman and Nature
Un cambio de conciencia en el sentido de sentirnos partes de Todo, es urgente y necesario.
Esto está siendo advertido desde todos los ámbitos, no solo desde el llamado campo espiritual.
Aún si no quisiéramos centrarnos en la necesidad
del alma de su encuentro con Dios, aún así, deberíamos tener en cuenta que no vivimos solos.
Que todo cuanto yo hago repercute
inexorablemente en mi entorno,
sea la naturaleza o sea el hombre mismo como parte de ella.
Y si sabemos que aún con nuestros pensamientos afectamos a los demás,
¿cuál es nuestra responsabilidad?
Dale Click

|