Holanda busca explicaciones del ataque
En medio del estupor, los holandeses se preguntaban por qué el agresor quiso atentar contra los Orange; hubo siete muertos
AMSTERDAM.- Consternados, los holandeses intentaban ayer encontrar las razones que llevaron a un hombre desempleado a atentar contra su popular familia real y a matar a seis personas.
El ataque transformó el Día de la Reina, la fiesta nacional del país, en una jornada trágica, en la que, según se había especulado en semanas anteriores, la reina Beatriz abdicaría en favor del príncipe Guillermo, casado con la argentina Máxima Zorreguieta.
Una mujer de Apeldoorn, donde se produjo el ataque, a unos 90 kilómetros al este de Amsterdam, resumió en pocas palabras el estupor que había en Holanda: "Increíble, muda, sin sentido, impotente", escribió en una nota que dejó junto al obelisco De Naald, instalado en 1901 como emblema de la alianza entre el pueblo y la dinastía de los Orange, y hoy convertido en el símbolo de la tragedia.
Contra ese monumento se estrelló anteayer Karst T., el agresor, que, antes de morir por el traumatismo cerebral severo que sufrió en el choque, confesó a la policía que su objetivo había sido la familia real, aunque no reveló sus motivos.
De acuerdo con la prensa local, el ataque habría sido "un acto desesperado" de Karst T., de 38 años, luego de que perdiera su empleo y fuera desalojado de su casa.
Autoridades holandesas indicaron que el hombre no tenía antecedentes penales ni problemas psiquiátricos y, en principio, descartaron la implicación de otras personas en el ataque. Los vecinos de Karst T. en la localidad de Huissen, en el este del país, lo describieron como un soltero "simpático" y "tranquilo", aunque "introvertido" y "tímido".
Por otra parte, el alcalde de Apeldoorn dijo ayer que se abrirá una investigación independiente para esclarecer las causas del fallido atentado. La comisión especial a cargo del trabajo estará integrada por 250 policías, especialistas en crímenes, psicólogos y forenses.
Anteayer, tras sortear los cordones de seguridad, el atacante embistió con su vehículo contra la multitud en el momento en que la familia real pasaba en un ómnibus sin techo por una avenida de Apeldoorn durante las celebraciones del Día de la Reina.
Luego, el vehículo se estrelló contra el obelisco De Naald, ante la mirada de varios miembros de la familia real, entre ellos la reina Beatriz, el príncipe Guillermo y la princesa Máxima, que parecían horrorizados por el ataque.
Un policía y cinco espectadores murieron y 11 resultaron heridos, dos de ellos de gravedad, en el incidente. Entre las víctimas hay niños, mujeres y ancianos. Karst T. fue detenido y debía ser inculpado de asesinato, pero su muerte ayer puso fin a la causa criminal en su contra.
Antes del ataque, estaba previsto que, al término del desfile, la reina pronunciara un breve discurso. Desde hacía varios días, se especulaba con la posibilidad de que abdicara a favor de Guillermo, con lo que Máxima Zorreguieta se hubiera convertido en la reina consorte de Holanda. Pero el discurso fue cancelado por el ataque, que causó una "profunda conmoción" en la reina. También fueron suspendidos todos los actos festivos en los que la familia real tenía previsto participar ayer.
Cientos de personas buscaron consuelo en la iglesia principal de Apeldoorn y muchos depositaron flores en el lugar de la tragedia.
Ilusiones perdidas
El agresor no llevaba explosivos en su Suzuki negro. Pero los holandeses tienen hoy la certeza de que, en el ataque, podría haber estallado un devastador coche bomba junto a la familia real. "Un fantasma negro borró todos los sueños. En Apeldoorn se ha roto una ilusión nacional. La ilusión de la inmunidad de los Orange en el Día de la Reina", lamentó ayer el diario De Volkskrant .
Desde anteayer, los servicios de seguridad se encuentran en alerta máxima. Y todos los expertos consideran que este Día de la Reina ha sido la última manifestación de un trato informal y abierto entre la monarquía y el pueblo. Una familia real cercana, el orgullo de los holandeses desde hace casi 200 años, queda de esta forma prácticamente anulada.
Sin embargo, la reina dijo que ella y su familia quieren continuar con la tradición de apariciones públicas. Y ayer la monarca anunció que volverá a participar en Amsterdam de un acto público junto con Guillermo y con Máxima, pasado mañana, en el Día de la Conmemoración de los Caídos. Y el martes, la familia real participará en Wageningen en los festejos del Día de la Liberación de la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. En ambos actos, las precauciones de seguridad serán extremas.
Agencias DPA, AFP, ANSA y Reuters