Aprender de las abejas para evitar otra crisis

El director del Banco de Inglaterra, Mervyn King, tiene motivos para creer que si aprende a descifrar el comportamiento de hormigas, aves y abejas tendrá ventajas a la hora de predecir los pasos que darán los inversores. El consejero del gobierno inglés lord Robert May, experto en zoología, se reunió la semana pasada con King en Londres para enseñarle cómo predecir la conducta de algunos animales y trasladar esos conocimientos al desempeño laboral de su gente. Los ecologistas aseguran que los bichitos son capaces de detectar a tiempo y huir ilesos de catástrofes naturales. Justamente por eso, el trabajo de May podría ayudar a que se aplique esa teoría salvaje al mundo de las finanzas para evitar nuevas hecatombes.

“Hay un terreno común en analizar sistemas financieros y ecosistemas, especialmente en la necesidad de identificar las condiciones de que dispone un sistema para perder su estabilidad y dejar a un Estado menos feliz”, dijo lord May.

Hace 30 años se creía que la mejor forma de controlar el funcionamiento de los bancos privados era poner al frente de la entidad a un director autoritario y lúcido, que pudiera discernir entre una buena y una mala decisión. Esa creencia se desmoronó cuando los reguladores y los propios bancos operaban según las reglas burocráticas impuestas por el propio sistema financiero.

Debido a que esos modelos fallaron, los financistas buscan un sistema que regule y controle las actividades del mercado global sin que presente riesgos de nuevos daños.

Desde ahí surgió la idea entre los banqueros más influyentes de buscar alternativas observando a la naturaleza. En este plano, la ciencia y la ecología ofrecieron lecciones útiles sobre cómo manejar riesgos financieros sistémicos. ¿La moraleja de la crisis reciente? Los reguladores pasaron demasiadas horas supervisando bancos de forma individual, pero no notaron cómo operaban en conjunto.