Despojo de tierras para agrocombustibles: ninguna tierra es marginal
08.04.2009
Brasil,
Colombia o Argentina son considerados como regiones con gran potencial
para expandir la producción de agrocombustibles para abastecer a la
Unión Europea, en mucha mayor medida de lo que ya se viene dando en
estos países. Una de los argumentos que se esgrimen por parte de los
defensores de los agrocombustibles es la existancia de extensas áreas
de tierra disponibles, a las que se denominan comúnmnete como “tierras
marginales” o tierras de deshecho, abandonadas, improductivas. Sin
embargo, en este artículo sostendremos que el concepto de “tierras
marginales” -tierras con un bajo valor productivo es un concepto muy
confuso y su uso en el contexto de los agrocombustibles puede resultar
peligroso. Esta calificación de “marginal” es introducida por un
interés productivista y económico de considerar los suelos (1). Desde
nuestro punto de vista, el hecho de que un recurso natural, como lo es
el suelo, no esté siendo utilizado para producir un beneficio económico
para el mercado globalizado, no significa que no tenga un gran valor
ecológico y para las poblaciones locales.
Desde un punto de
vista ecológico no existe la marginalidad. En zonas de poca
productividad, la producción de biomasa puede ser baja, o puede ser
necesaria gran cantidad de fertilizantes y agua, lo que tendrá otras
consecuencias como contaminación de aguas y toxicidad. Las denominadas
tierras marginales tienen desde un punto de vista social, una función
clave para la subsistencia de comunidades rurales. Así lo destaca un
reporte reciente de la FAO (2). La población
rural, y de un modo especial las mujeres, extraen habitualmente de
estas áreas, todo aquello que necesitan para su subsistencia, como el
alimento, caza, agua y leña. Los planes de expansión de los
monocultivos industriales tan sólo extreman el problema de la
concentración de tierras, y termina dificultando e incluso impidiendo
su acceso a la población que depende de ellas, y así minando su modo de
vida.
Muchas áreas naturales en Latinoamérica, como en
Brasil la selva amazónica, el cerrado, la mata atlántica y el pantanal,
han sido ya gravemente afectados por el boom de la producción de
agrocombustibles, y la conversión del uso de las tierras en
monocultivos industriales. Millones de indígenas, afrodescendientes y
campesinos viven en estos ecosistemas, y dependen de ellos. Muchos han
sido ya expulsados de sus hogares, a menudo con violencia. Hoy crece
palma aceitera, maíz, caña de azúcar o sojá transgénicas en sus
territorios ancestrales. Los impactos indirectos del desplazamiento de
personas son muy serios y deben ser tomados en cuenta. Estos se
encuentran repentinamente obligados a comenzar una nueva vida, casi
siempre en condiciones muchísimo peores, en los suburbios pobres de las
grandes ciudades o villas miseria (3).
Las preocupaciones de
los campesinos y organizaciones sociales y ambientales latinoamericanas
deben ser tomados en consideración y respetados no sólo por aquellos
que elaboran las políticas globalizadoras, sino también por
consumidores y hasta por ambientalistas. Las políticas de la Unión
Europea que promocionan ampliamente la introducción de agrocombustibles
que deben elaborarse a base de materias primas procedentes de las
commodities de estas tierras supuestamente “marginales”, están
olvidando o fallando en valorar a las poblaciones rurales de los países
del Sur, sus modos de vida y los ecosistemas donde viven y de los que
dependen, sus culturas, sus tradiciones, y así también sus derechos.
Estas poblaciones no están orientadas al mercado global, sino a la
producción de alimentos para sí mismos. Esto es lo que se califica de
“marginal” o “deshecho”. En países como Malasia o Indonesia se habla de
la existencia de grandes áreas de tierras marginales, donde deberán
implementarse las plantaciones de palma africana, pero sin embargo,
estos países tienen unas de las tasas de deforestación más altas del
mundo. Todos sistemas de certificación de agrocombustibles que aspira a
implementar la Unión Europea para la supuesta utilización de
agrocombustibles “sostenibles”, fallan en resolver el problema de las
tierras marginales, sugiriendo simplemente que los cultivos para
agrocombustibles deben implementarse en estas tierras, sin acertar a
definir de un modo claro cuáles son y dónde están.
Retomando
la reflexión acerca de las tierras marginales, nuestra apreciación en
el seguimiento que hacemos de cómo se está desenvolviendo la expansión
de los monocultivos, es que la industria de agrocombustibles tiene sus
ojos puestos principalmente en las mejores tierras, pero de modo
intencionalmente confuso se utiliza este término de “tierras
marginales”. Lo que realmente puede observarse, es que la producción de
agrocombustibles está teniendo lugar sobre los ecosistemas naturales,
los sistemas de agricultura local y sobre las propias comunidades
rurales.
Hablamos de Argentina, donde niños mueren de hambre
diariamente en todo el país, de Colombia, donde la población
afrocolombiana está siendo desplazada con violencia y asesinada por
encargo de empresas para hacerse con sus tierras para las plantaciones
de palma; de Brasil, donde la reforma agraria es el principal motivo de
lucha para la población rural. En estos países, ninguna tierra es
tierra marginal.
Caso Argentina: De la Soja a la Jatropha
En
Argentina, algunos funcionarios del gobierno y empresas intentan
promover la jatropha como cultivo que restaura los suelos y da un
aceite reutilizable y no comestible. La planta a partir de la que se
produce este aceite, supuestamente crece en “tierras marginales”, con
una alta productividad y sin competir con la cadena alimentaria humana
ni animal.
El Grupo de Reflexión Rural GRR,
que se ocupa intensamente de los problemas que ocasiona el agronegocio
en el campo argentino, denuncian que estos planes producirán aún más
desplazamientos de campesinos, más concentración de tierras y de
riqueza en pocas manos, además de añadir miles de hectáreas
deforestadas a los ya desaparecidos bosques. “No se limitará a aumentar
la pobreza, el hambre, la tuberculosis, el chagas, la leishmaniasis o
la fiebre amarilla, sino que además, la especie es extremadamente
invasiva y su impacto en áreas de biodiversidad como el chaco será aún
peor que el impacto de la soja transgénica” denuncia un representante
del GRR. Esto significa, que como ya ha
pasado con otros de los cultivos destinados a la producción de
agrocombustibles en Latinoamérica, como la soja, la palma, la caña de
azúcar o el maíz, la introducción de jatropha en el sistema económico,
“no significará mayor desarrollo para las familias campesinas y para
las comunidades, pero incrementará el producto interior bruto que sólo
enorgullece al gobierno, confundiendo una vez más crecimiento con
desarrollo”. El cultivo de la jatropha curcas está por cierto aún
prohibido en Argentina, porque los correspondientes estudios de plagas
aun no han sido efectuados en el país. (4)
La expansión
indiscriminada de los monocultivos de soja y la apertura a la lógica
del agronegocio del mercado mundial, han destruido la coexistencia en
el campo argentino entre grandes terratenientes, pequeños campesinos e
indígenas. Los grandes terratenientes que se asociaron con las
multinacionales ganaron la batalla, y miles de campesinos fueron
desplazados en los últimos años del campo argentino. Mientras el precio
internacional de la soja aumentaba, la soja se exendía más allá de las
tierras fértiles, hacia las llamadas “tierras marginales”, en el norte
del país. Ahí vivían campesinos que cultivaban alimentos, y comunidades
indígenas que luchaban por sus derechos territoriales, de los que
dependían para su supervivencia (5). Esa región tiene además una de las
tasas de biodiversidad más altas del país. Un conflicto de tierras
enorme, que se desenvuelve con violencia, comenzó con la soja, y
continuará con los planes oficiales para implementar la jatropha.
Casos
muy recientes de comunidades afectadas por las situaciones descritas en
el norte de Argentina son la comunidad indígena Wichi, que resiste en
contra de la deforestación de los bosques para dar paso a más expansión
de más soja en la región del bosque seco del chaco en la provincia de
Salta. O el caso de la comunidad indígena guaraní que fue expulsada
violentamente de su tierra por los productores sojeros, con la
complicidad del gobierno de la provincia de Jujuy. Estas luchas son
sólo ejemplos puntuales, pero para nada únicos.
Robo de tierras en Colombia
Nada
ilustra de una manera más clara los conflictos por la tierra y la
inexistencia de las tierras “marginales” que el caso colombiano. En
Colombia, existen conflictos gravísimos por la tierra, que implican
muerte, robo, ocupación de las tierras, militarización y
paramilitarización, y una serie larguísima de violaciones de derechos
fundamentales. La revista colombiana Semana, publicó recientemente una
sección especial sobre el tema del robo de las tierras (7), donde se
afirma que quienes reclaman sus tierras son asesinados, torturados y
amenazados. De las tierras usurpadas apenas se ha devuelto el 1 por
ciento. Algunos habitantes del Chocó intentaron regresar a sus tierras
encontrándose al llegar con la sorpresa de que su pueblo había sido
demolido y en su lugar crecía palma africana. Quince mil personas
fueron desplazadas en este contexto, sólo en el bajo Atrato para la
implementación del megaproyecto agrícola, cuyo boom se basa también en
el de los agrocombustibles. Pocos son los que continúan resistiendo
desde 1997 en que comenzó este desplazamiento. Las vidas de los demás
ya han sido cambiadas para siempre, y la ocupación ilegal de 29.000
hectáreas de tierras por empresarios ha sido reconocida por el Estado
colombiano.
En Colombia, desde hace ya casi dos décadas
parcelas campesinas vienen siendo usurpadas o sus dueños presionados
para venderlas a precios bajos, en un confuso marco jurídico para hacer
aparecer todo como “legal” (8). A pesar de este complejísimo contexto,
el gobierno colombiano habla de que prevee una expansión potencial de
hasta 3.500.000 ha para los cultivos de palma. La pregunta al estado
colombiano sería dónde se localizan estos millones de hectáreas, pues
se menciona la aptitud de suelo y clima y otros factores de producción,
pero no el hecho de que se trata de territorios de pueblos indígenas,
comunidades afrocolombianas y campesinas. La revista Semana menciona un
millón de hectáreas de tierras abandonadas en zonas remotas y
conflictivas, que pertencecen a víctimas del conflicto armado; es
impensable su ocupación para el agronegocio, ya que deberían ser
restituidas a sus dueños legítimos. De este modo, más expansión de la
palma en Colomiba, sólo podrá significar, al igual que en otras partes
de Latinoamérica, más conflictos como los ya existentes sociales,
culturales y económicos, además de los ambientales. Este es el peligro
que supone la expansión de los agrocombustibles sobre cualquier
superficie de tierra, aunque se llame a esta “marginal”.
Guadalupe Rodríguez, Salva la Selva (www.salvalaselva.org)
Información completa sobre agrocombustibles en los países del Sur puede encontrarse en:
www.stop-agrocombustibles.nireblog.com
Notas:
(1) Ibáñez Juan J., Dr. (CSIC-Universidad
de Valencia), “Tierras Marginales: un Concepto Peligroso y Confuso”,
http://weblogs.madrimasd.org/universo/archive/2008/06/01/93491.aspx
(1-6-2008) and “Tierras Marginales y Biocombustibles de Segunda
Generación: Otra Gran Mentira”
http://weblogs.madrimasd.org/universo/archive/2008/06/04/93758.aspx
(2) FAO
Report, Andrea Rossi & Yianna Lambrou,“Gender and Equity Issues in
Liquid Biofuels Production – Minimizing the Risks to Maximize the
Opportunities” (4- 2008) (
http://www.fao.org/newsroom/es/news/2008/1000830/index.html )
(3) Global Forest Coalition, “The True Cost of Agrofuels: Impacts
on Food, Forests, Peoples and the Climate ”, (2007)
(http://www.globalforestcoalition.org/img/userpics/File/publications/Truecostagrofuels.pdf)
(4) http://www.grr.org.ar/documentos/LAS%20SOLUCIONES%20MAGICAS.htm
(5) Norma Giarranca, “Agrofuels in Latinamerica”, july 2007, ( http://www.grain.org/seedling/?id=491 )
(6) Desalojos y violencia contra comunidades indigenas en el norte de Argentina Noticias Urgentes del colectivo de CAPOMA- Jujuy, Argentina, august 2008 ( www.lasojamata.org )
Recursos
acerca del monocultivo de la soja en:
http://stop-agrocombustibles.nireblog.com/post/2008/03/04/documentacion-acerca-de-la-soja#more
(7) “Los usurpados del Chocó”, Revista Semana, http://www.semana.com/noticias-nacion/usurpados-del-choco/121717.aspx
(8) “Los están matando”, Revista Semana, http://www.semana.com/noticias-nacion/estan-matando/121735.aspx.
Articulo de la Organización salvar la selva.
No utlicen el biodiesel.
Saludos de Mercedera.