La voz de los que sufren
Marcos Alfonso
Servicio Especial de la AIN
El día amaneció singularmente caluroso para ser 16 de junio. Todos los que se encontraban en aquella habitación se arremolinaron alrededor del teletipo, desde el cual saldría el memorable despacho con la hasta entonces desconocida rúbrica de PL.
Casi 12 meses antes, en plena Sierra Maestra, Fidel y el Che sintetizaban la idea, encargada luego al periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, quien había llegado hasta el corazón del Ejército Rebelde como reportero de radio El Mundo, de Buenos Aires, y más tarde escribiera el libro Los que luchan y los que lloran, fascinante reportaje sobre la epopeya de la Revolución en Cuba.
Aquel primigenio despacho de la hasta entonces desconocida Agencia de Noticias Prensa Latina, cuyas oficinas centrales se asentaban en La Habana, reportaba las declaraciones del embajador hondureño ante Naciones Unidas.
El diplomático refutaba el mal intencionado despacho emitido por una agencia noticiosa norteamericana, que pretendía involucrar a la Isla en revueltas militares en la nación centroamericana.
Esa mañana de medio siglo atrás, Masetti subrayaba: "No estamos creando una criatura perfecta; pero es nuestra y habrá que cuidarla".
Entonces pocos calcularon la trascendencia del suceso. Se trabajaba con obstinación febril y mucho amor, a pesar de los agoreros presagios de directivos de otras agencias informativas quienes le auguraban a PL no más tres meses de vida.
"No podrá contra el monopolio de la información de las AP, UPI, AFP, Reuters"… escribían y proclamaban.
Integrado el cuerpo de redactores, el cual Masetti seleccionó entre cubanos y latinoamericanos, se transmitía aquel primer despacho noticioso, sin dudas, paso osado en esas circunstancias.
En poco menos de cuatro meses el que fuera Comandante Segundo en la guerrilla argentina años más tarde, convertía a Prensa Latina en certera escuela de periodismo.
Jorge Ricardo estuvo al tanto de cada detalle: desde el acondicionamiento de los locales hasta la adquisición de los equipos de transmisión. Nada escapó a su atención. Enlazó cada asunto con precisión de orfebre. "Todo fue realizado precipitadamente –como escribiera el colega Juan Marrero—pero todo fue previsto".
Al establecer las rutas editoriales de la audaz empresa, Masetti fue preciso y poético: "Queremos saber quién sufre, para tratar de aliviarlo; y quién ríe, para gozar con su alegría; quién es sojuzgado, para ayudarle a liberarse y quién sojuzga, para combatirlo con todas nuestras fuerzas".
Al sintetizar el suceso del nacimiento de Prensa Latina, sobre el cual se pronunciaron numerosas figuras continentales como Salvador Allende, Wolfgang Larrazábal, Nicolás Guillén, Rómulo Gallegos y otras relevantes personalidades, el poeta chileno Pablo Neruda, escribió:
"Monopolizar cobre es malo. Monopolizar petróleo, café, barcos, trigo, peor. Monopolizar noticias es crimen. Ya hemos sufrido bastante".
La idea nacida durante la lucha insurreccional, cocida con amor por Masetti y su tropa de iniciadores, arriba ahora al medio siglo.
Veracidad, comunión y versatilidad de pensamientos desde la óptica y la sangre común que nos enlaza, han puesto siempre al descubierto al cotidiano y sempiterno enemigo de nuestro Sur.
En esa idea de Fidel, el Che, Masetti y la tropa de Prensa Latina, a la distancia de 50 años, no ha existido espacio para el engaño.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)