En un baño de vapor, un enano le dice a su padre:
“El pirrín del que está al lado
se parece a un cacahuate”.
Después de oír tal dislate
el padre ya preocupado
interrogó muy azorado:
“¿Es acaso lo chiquito
o quizás lo arrugadito?”,
preguntó rápidamente
y el enano infiltado dijo inocente:
“es que sabe saladito”
