FRANK PAÍS
DE LA NIÑEZ A LA ADOLESCENCIA
Frank Isaac País García nació en la heroica ciudad de Santiago de Cuba, el día 7 de diciembre de 1934 - fecha en que se conmemora la muerte de Antonio Maceo y Grajales -, en la casa que se denominó la Primera Iglesia Bautista.
Fueron sus padres Francisco País Pesqueira y Rosario García, ambos de origen español. Era una familia humilde cuya única entrada económica la recibía el padre, que trabajaba como reverendo y maestro; mientras la madre tenía la responsabilidad de atender la casa y a sus hijos -Frank, que era el primogénito, Agustín y Josué-
También ayudaba al esposo en la iglesia donde tocaba el piano o el órgano.
Podemos decir que los primeros años de su vida transcurrieron en un medio familiar de ideas religiosas, rodeado del cariño de sus padres y hermanos. Los conocimientos culturales de los padres junto al carácter de los mismos, influirían en su futura formación.
En 1939 cuando tenía sólo cinco años, murió el padre. Su madre queda al frente de la familia.
VIDA ESTUDIANTIL
Desde muy temprana edad su madre le enseña a tocar piano, estudios que realiza durante unos tres años; por otro lado, toca de oído, el órgano. Sintió vocación no sólo por la música, sino también por las artes plásticas, la literatura, y otras bellas artes, de ahí que muchas veces se le viera componiendo poesías y pintando.
Aprendió sus primeras letras en el Instituto Martí, escuela gratuita que patrocinaba la Iglesia Bautista. Desde que comienza su actividad como estudiante, complementa los conocimientos
recibidos asistiendo con asiduidad a bibliotecas públicas y de centros de estudios. Hizo de esto un hábito que no abandonó jamás, y entre sus lecturas predilectas estaban los libros de José Martí. Pronto comenzó a destacarse por su clara inteligencia.
En 1948 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza y un año después en la Escuela Normal para Maestros de Oriente, donde obtuvo las mejores notas entre los cientos de aspirantes que se presentaron para ingresar en la misma. Frank además, matriculó inglés en una escuela nocturna; al poco tiempo escribe y habla este idioma.
A finales de 1950 sus compañeros lo eligieron delegado de aula, cargo que ocupó por varios años.
En 1951 ocupa el cargo de vicesecretario de Cultura en la ya citada Escuela Normal, poco tiempo después en reñidas elecciones, es electo presidente de la Asociación de Alumnos, momento en que comenzó una profunda amistad con Pepito Tey, quien había sido también propuesto para aquel cargo.
Frank no se apartó de sus antiguas vocaciones. Participa en las actividades del Club Literario “La Avellaneda” y del Club Científico, que radicaba en la propia Normal.
Cuando el 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista, apoyado en un grupo de militares, dio el Golpe de Estado y el país quedó sometido a un status inconstitucional, Frank decide participar en forma directa en la lucha contra el tirano.
A través de la revista El Mentor - órgano oficial de los estudiantes normalistas - evidencia los peligros que encerraba aquel acto ilegal, relacionándolo incluso con la dictadura de Machado, aún fresca en la memoria del pueblo de Cuba; advierte a los verdugos de las masas populares, que tengan mucho cuidado, pues al final, como la historia ha demostrado, tendrían que rendirle cuentas al pueblo.
En medio de la lucha contra la dictadura, Frank termina sus estudios y se gradúa de maestro el 6 de julio de 1953. En ese mismo año trabaja como profesor en la escuela para obreros de la Universidad de Oriente, en la que imparte clases de matemática, sin devengar ninguna remuneración por este trabajo.
Una vez graduado ejerce su profesión en el Colegio Bautista El Salvador, una institución privada. Esta vez da clases a niños de enseñanza primaria. Trabajo que realiza hasta el momento en que sus actividades revolucionarias le absorben todo el tiempo.
TRAYECTORIA REVOLUCIONARIA
Después de la vandálica acción de Batista en 1952, comenzaron a surgir organizaciones revolucionarias, con el objetivo de derrocar el régimen de la tiranía.
Frank fue uno de los primeros en vincularse a aquellas agrupaciones. Participa directamente en la que llevó por nombre Acción Libertadora, organización revolucionaria creada en La Habana con ramificaciones por todas las provincias.
En 1953, período de dinamismo revolucionario, Frank ingresó en una organización denominada Movimiento Nacional Revolucionario, dirigida por Rafael García Bárcena, profesor de la Universidad de La Habana quien destacaba que la nueva generación era la destinada a tomar el poder por cuanto los gobernantes que se sucedieron hasta ese momento, no habían cumplido con el ideal del pueblo de Cuba.
Luego de producirse el ataque al Moncada, bastión principal de la dictadura en Oriente, el 26 de julio de 1953 dirigido por Fidel Castro Ruz, se activa la lucha cívica.
Mientras los sobrevivientes del asalto permanecen en las mazmorras de la prisión de Boniato.
Frank concibe el plan de liberarlos, para ello se hizo informar de algunos detalles imprescindibles; además tuvo la idea de emplear uniformes de la tiranía para llevar a cabo la operación, pues estaba seguro de que el régimen nunca podía imaginar que se volviera a copiar ese método utilizado ya por los atacantes al Moncada. A sus oídos llegó la noticia de que en los alrededores de la ciudad existían armas, de ahí que se dio a la tarea de conseguirlas. Burlando el cerco de Santiago de Cuba, marcharon hacia dos puntos: Siboney y Aguadores, donde estuvo a punto de perder la vida a manos de los que más tarde fueron sus asesinos. El plan no llegó a cristalizar pues no dieron con las armas.
Frank con otros amigos: José Tey, Enzo Infante y otros, muchos de ellos, mártires hoy de la revolución, fundaron una organización revolucionaria, que llevó el nombre de Acción Revolucionaria Oriental (ARO) integrada en general por estudiantes y maestros de Santiago de Cuba. Como tarea principal, tenían la de obtener dinero y armas con la finalidad de luchar contra la tiranía. Luego cambia su nombre por el de Acción Nacional Revolucionaria (ANR), por haberse salido de los marcos de la provincia de Oriente; Pepito Tey había establecido contacto con otros grupos en Camagüey. Mediante la propaganda, la organización hizo saber al pueblo la existencia de la misma.
En el mismo ámbito nacional y para aquella misma época, existían otras organizaciones dirigidas por tradicionales politiqueros, ejemplos fueron la Triple A (AAA) dirigida por Aurelio Sánchez Arango y la Organización Auténtica (OA), cuya cabeza principal era Carlos Prío Socarrás, destituido de la presidencia en 1952. La juventud soslaya a esas dos organizaciones las que no cumplen la promesa de insurrección.
Aquella situación trajo por consecuencia que Frank y sus compañeros tuvieran probabilidades de fortalecer, más aún, la lucha hasta su ingreso en el Movimiento Revolucionario 26 de julio en 1955.
Frank País había sido encargado por la Dirección del Movimiento 26 de Julio, de organizar las células de acción clandestinas en la provincia de Oriente. Para asumir esta responsabilidad renunció a su trabajo como maestro del Colegio Bautista El Salvador en Santiago de Cuba, y dedicó a ella toda su energía y capacidad, desde mediados del año 1955.
Frank no perdió tiempo, se dio a la tarea de hacer personalmente un recorrido por la provincia con la finalidad de reclutar hombres, organizar y estructurar la lucha; consiguiéndolo en muchos pueblos como: Guantánamo, Holguín, Manzanillo, San Luis y en la misma Santiago de Cuba.
Él está consciente de que los hombres bajo su dirección deben ser templados, para ello decidió hacer una labor de depuración de los elementos vacilantes que no estuvieran en disposición, incluso, de entregar la vida si era necesario en la lucha contra la tiranía; sólo había un medio, la práctica revolucionaria, es decir, realizar labores que ayudasen a fortalecer el movimiento. Hizo participar a las células secretas en múltiples actividades desde las más simples a las más complejas, desde la distribución de propaganda hasta la realización de atentados, colocación de bombas, etcétera.
Frank no escatimó esfuerzos para llevar a cabo una verdadera organización clandestina, él personalmente elige los lugares de más actividad revolucionaria; por ejemplo, donde se guardarían las armas, el de las reuniones, las prácticas de tiro y demás. Para ello contó siempre con el apoyo de estudiantes, campesinos, obreros, hombres, mujeres; en fin, la mayoría del pueblo, que estaba contra la dictadura sangrienta de Batista, hombres ansiosos de acabar con esa situación haciendo uso de las armas. Supo desarrollar en esos hombres cualidades tan apreciables como la disciplina, la discreción, la organización y la austeridad.
Era incansable, su actividad no fue sólo en la provincia de Oriente, sino se trasladó a otras, incluyendo a La Habana, con el propósito de adquirir una visión general de la situación.
En los meses de agosto y octubre de 1956 Frank País viaja a México para entrevistarse con Fidel - quien dirige el movimiento desde el exilio y organiza la expedición armada - a fin de coordinar los planes que se llevarían a cabo y recibir las instrucciones del principal dirigente del Movimiento Revolucionario 26 de Julio.
A su regreso redobló sus esfuerzos, trabajó con más ahínco en el desarrollo de aquella organización. Para realizar esa tarea cuenta con su valioso compañero Pepito Tey, es ya responsable nacional de Acción y miembro de la Dirección Nacional del Movimiento.
Para octubre de 1956, Frank tiene en mente un plan general relacionado con la lucha armada en Santiago de Cuba, donde se contempla la incomunicación de la ciudad, por medio de sabotajes, barricadas, etcétera; también se prevé una segunda etapa: la clandestinidad u otras formas de seguir la lucha si el plan inicial fracasaba.
Con anterioridad Frank y otros valerosos compañeros habían llevado a cabo una reunión donde se dio a conocer el plan para dar inicio a la insurrección armada con el objetivo de apoyar el desembarco de Fidel.
Entre las tareas fundamentales estaba el asalto a dos estaciones: la de la Policía Marítima y la Policía Nacional, ambas en la capital de Oriente. La fortaleza del Moncada sería hostigada y bombardeada utilizando para esto un mortero. Estas premisas traerían por consecuencia el control de la ciudad. Las mismas serían completadas por otras acciones en las principales ciudades y otros lugares de la ya citada provincia, para evitar que las fuerzas armadas de la tiranía pudieran concentrar sus efectivos en un solo punto. La orden para realizar dicho plan vendría de México a través de un telegrama que debía decir: obra pedida agotada.
En las primeras horas del día 30 de noviembre, el pueblo santiaguero vio admirado cómo un grupo de revolucionarios - vestidos por primera vez con el uniforme verde olivo y con el brazalete del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) -, combatía contra las fuerzas de la sangrienta dictadura en una lucha que sería a muerte.
El grupo que atacó la Policía Nacional estuvo comandado por José Tey y Otto Parellada, el de la Marítima por Jorge Sotús (después traidor). Para completar la acción de aquel día algunos hombres atacaron la armería de la
ferretería Marcé.
Con antelación se escogieron los lugares donde se prestarían los primeros auxilios, en caso de que en el transcurso de los combates hubieren heridos.
Aquel día bajo la consigna de Libertad o Muerte cayeron empuñando sus armas hombres tan valerosos como Tony Alomá, Pepito Tey y Otto Parellada. Cuba seguía pagando con la sangre de la juventud para poder obtener la ansiada libertad.
Frank, al darse cuenta de que numéricamente las fuerzas enemigas eran superiores, ordenó la retirada en forma escalonada, a los combatientes que aún luchaban en distintos puntos de la ciudad.
Este hecho sirvió para conmocionar a todo el país e infligir a la tiranía un anonadante golpe de manos de aquel puñado de valientes jóvenes orientales.
La participación de Frank en los preparativos y dirección del levantamiento del 30 de noviembre, lo consagra plenamente como un gran dirigente de la lucha insurreccional en nuestro país.
En febrero de 1957, Frank se entrevista en la Sierra Maestra, en las cercanías de El Jíbaro, con el máximo líder del movimiento revolucionario, Comandante Fidel Castro, a fin de coordinar los planes inmediatos de la lucha revolucionaria en la sierra y el llano y recibir las instrucciones necesarias para su ejecución. Acompañaron a Frank en esta entrevista: Armando Hart, Haydeé Santamaría, Celia Sánchez, Vilma Espín y Faustino Pérez, Frank se comprometió a enviar un importante refuerzo de hombres y armas, para aumentar la capacidad ofensiva de la guerrilla revolucionaria.
También en esta ocasión propició la entrevista del periodista norteamericano Hebert L. Matthew, realizada a Fidel Castro en plena Sierra Maestra; hecho que sirvió para desmentir ante el mundo, las noticias difundidas por el gobierno de Batista y las agencias de prensa yanqui, que daban por muerto al líder de la Revolución.
De regreso a Santiago de Cuba, Frank intensifica el trabajo de reorganización y fortalecimiento del Movimiento Revolucionario en todo el país para ponerlo a la altura de las exigencias de la lucha insurreccional, que entraba en una etapa crucial frente a la tiranía.
Dirige la organización de un sistema de abastecimiento de la guerrilla, establece una red de comunicaciones entre la sierra y el llano a través de la cual mantiene informado al Jefe de la Revolución del desarrollo de la lucha clandestina, y obtiene a su vez, conocimiento de la situación de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra. Asimismo recibe instrucciones de Fidel acerca de los planes y tareas revolucionarias que debía llevar a cabo.
A principios de marzo de 1957 Frank fue detenido junto con otros compañeros, acusados de tomar parte en los sucesos del 30 de noviembre. A consecuencia de ello sufre prisión en la cárcel de Boniato y es juzgado en la causa 67, seguida contra los combatientes del 30 de noviembre y los expedicionarios del “Granma”, capturados por la tiranía.
A mediados de marzo de 1957, no obstante su encarcelamiento, llegaría a la Sierra Maestra el primer grupo de combatientes de las ciudades para incorporarse a la guerrilla según había sido prometido a Frank.
Al recobrar la libertad Frank País, el 15 de mayo de 1957, con mayor experiencia y gran madurez revolucionaria, se da a la tarea de la reorganización y fortalecimiento de las filas del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, labor que ya había iniciado, y a prestar toda la ayuda disponible para la consolidación del frente guerrillero en las montañas.
A estos objetivos se entrega Frank febrilmente, pues conoce la importancia que ambos tienen para el éxito de la lucha revolucionaria en desarrollo.
Realiza también la preparación, desde Santiago de Cuba, de la apertura de un nuevo frente guerrillero en la región norte de la provincia de Oriente, con el propósito de ampliar la lucha armada en las zonas montañosas. Estos planes de Frank no pudieron hacerse realidad en esta ocasión.
El 30 de junio de 1957, Frank, experimenta un dolor profundo al conocer de la muerte de su hermano Josué, quien cae en desigual combate con las fuerzas represivas de la tiranía, conmovido por el hecho, escribe unos sentidos versos, donde ofrece una nítida imagen de la personalidad del hermano caído.
Otras de las tareas revolucionarias a las que Frank dedicó sus esfuerzos, fueron la creación de las milicias urbanas de Santiago de Cuba, y la organización del Movimiento de Resistencia Cívica y del sector obrero. La organización del sector obrero tenía la finalidad de preparar a los trabajadores para la huelga general.
Para tener una noción de su dimensión de líder revolucionario, nada mejor que hacer alusión a la firmeza de las ideas y principios revolucionarios que sustenta a lo largo del proceso. En los últimos meses de su vida escribe un documento de fecha 17 de mayo de 1957:
“…no sólo aspiramos a derrocar a una dictadura que mancha nuestra historia amante de la libertad, no sólo aspiramos a poner fin a la bancarrota económica, no sólo aspiramos a administrar y vivir honradamente, no sólo aspiramos a devolver la libertad y la seguridad del pueblo de Cuba, aspiramos y esto debe estar bien claro en todos los militantes del M-26-7 a encauzar a Cuba dentro de las corrientes políticas, económicas y sociales de nuestro siglo, aspiramos a conmover profundamente todos los sectores del país, aspiramos a crear planes revolucionarios que pongan a todos esos sectores a trabajar en beneficio de la Patria Nueva…”
Con posterioridad al alzamiento armado de Santiago de Cuba, Frank se ve preciado a hacer una constante vida clandestina. Los jefes de las fuerzas represivas de la tiranía lo buscan tenazmente por lo que se ve obligado a cambiar, casi a diario, de escondite.
Frank escribe a Fidel, en fecha 26 de julio de 1957:
(…tantas cosas había que hacer que aprovecho la madrugada y mis horas de guardia para escribirte. La situación en Santiago se hace cada vez más tensa; el otro día escapamos milagrosamente de una encerrona…”
MUERTE
La tarde del 30 de julio de 1957 Frank se encontraba reunido en la casa del compañero de lucha, Raúl Pujol Arencibia. Esa tarde también, las hordas represivas del régimen iniciaron un registro en la calle San Germán, en la zona donde estaba ubicada la casa en que se encontraba Frank.
Raúl, quien fue notificado que se estaba practicando el registro, acudió con toda rapidez al lugar. Frank con su habitual serenidad no se apresuró a abandonar la comprometida casa. Hasta el último momento continuó impartiendo órdenes y orientaciones a los compañeros que estaban reunidos con él, entre los que se encontraba Demetrio Montseny (Villa), tiempo después comandante.
No se retiró con ellos porque consideró que despertaría menos sospecha si lo hiciera solo y a pie, luego que hubieran marchado sus compañeros. Pero en el instante en que emprendía la retirada, tal y como lo había planeado, fue identificado ante el sanguinario jefe de la policía de Santiago de Cuba, José María Salas Cañizares, por un esbirro que conocía a Frank de las aulas de la Escuela Normal. Los vandálicos soldados de la tiranía, en plena calle y ante los ojos indignados de los vecinos del lugar, asesinaron vilmente al heroico dirigente de la lucha clandestina revolucionaria en el Callejón del Muro, a pocos metros del lugar donde cayera ultimado su fiel y valiente compañero Raúl Pujol, quien muere tratando de impedir que se consume el asesinato del jefe revolucionario.
La muerte de Frank estremeció profundamente a todo el pueblo santiaguero, el que no obstante la férrea censura del régimen tuvo conocimiento del fatal hecho a los pocos momentos de producirse.
La tiranía asestaba un golpe terrible a la Revolución con la muerte de Frank País, pero sus compañeros de lucha, los revolucionarios, el pueblo en general, y en especial el pueblo santiaguero, aunque consternados y heridos en lo más sensible de sí mismos, se movilizaron con pronta rapidez para rendirle al jefe caído el homenaje póstumo más impresionante, revolucionario y combativo que conociera la historia de esta ciudad, al tiempo que manifestaban, valientemente, su total repulsa y odio hacia la tiranía.
Los funerales de Frank y Raúl se convirtieron en un triunfo más del movimiento revolucionario y del pueblo sobre la tiranía de Batista. Frank después de muerto obtenía esa heroica victoria. Miles de santiagueros marcharon detrás del combatiente caído, entonando himnos y consignas revolucionarias, delante de los fusiles de la soldadesca atemorizada del régimen, que no se atrevió a impedir aquella extraordinaria y poderosa manifestación de duelo de todo un pueblo.
El efecto que causó la muerte de Frank entre los revolucionarios y el pueblo, puede medirse por las palabras dolidas e indignadas del máximo líder de la Revolución:
“…no puedo expresar la amargura, el dolor infinito que nos embarga. ¡Qué bárbaros! Lo cazaron en la calle cobardemente valiéndose de las ventajas de que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino.
¡Qué monstruos! No saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado.
No sospecha siquiera el pueblo de Cuba quién era Frank País, duele verlo así, ultimado en su plena madurez a pesar de sus veintitrés años, cuando estaba dándole a la Revolución lo mejor de sí mismo.
Frank como símbolo y ejemplo, vivirá siempre en el corazón y en el pensamiento de su pueblo.”
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)