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General: El costo del asesinato de Zapata Tamayo
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De: cubanet201  (Mensagem original) Enviado: 26/02/2010 02:48
«Hoy, 25 de febrero, lo enterramos». Lo gritaba Reyna, la madre desesperada. La cadena SER de Cataluña la entrevistaba. Era como una fiera herida. «Fue un asesinato premeditado», gemía y denunciaba. Ella era una mujer negra y humilde, como su hijo, un simple albañil que quería ser libre. Reyna quiso llevar a su hijo en brazos hasta el cementerio, acompañada por unos cuantos amigos consternados, todos demócratas de la oposición. No pudo. La policía política lo impidió. Siempre la policía política intimidando, castigando, escarmentando a la sociedad para que obedezca en silencio. Son los perros que cuidan al rebaño.
 
¡Pobres madres! Hace unas semanas había muerte en Cuba otra como ella, pero más vieja y blanca, Gloria Amaya. Tuvo tres hijos presos. A uno de ellos, Ariel Sigler Amaya, lo están matando por rebelde, como le sucedió a Orlando Zapata Tamayo. Entró en la cárcel pesando 90 kilos. Hoy pesa 50 y está en una silla de ruedas. Me dice su hermano que le queda poco. A doña Gloria, que era una ancianita frágil y diminuta, la policía política le rompió dos costillas de una patada en el pecho. Había protestado porque maltrataban a su hijo, preso político, y casi la matan a ella. Desde el suelo, retorcida de dolor, siguió pidiendo por su hijo. Y dice Raúl Castro que en Cuba no se tortura. ¡Mentiroso!.
 
La muerte de Zapata Tamayo tiene tres consecuencias internas graves para la dictadura de los hermanos Castro. Para los demócratas de la oposición, dentro del país, ese sacrificio refuerza el compromiso de lucha. Tal vez es un rasgo de nuestra cultura: la lealtad a los que dieron la vida no se traiciona nunca. Pero la sangre de Orlando tiene otro efecto interno. Avergüenza a los comunistas. Los desmoraliza y debilita. Los coloca en el bando de los asesinos. Hace unos años, cuando la policía política exterminó, ahogándolas, a 32 personas que intentaban huir del país a bordo de un barco llamado “13 de marzo”, la mayor parte mujeres y niños, hubo muchos militantes que abandonaron el Partido llenos de asco. Eso era demasiado.
 
Fuera del país, este nuevo crimen galvaniza a los exiliados tras una causa justa. El día en que murió Orlando, la noticia de mayor divulgación en Twitter fue ésa. Una ola de cólera y solidaridad recorrió a una comunidad dispersa que, descendientes incluidos, se acerca a los tres millones. Los periódicos del mundo entero le dieron las primeras páginas a la triste información llegada de La Habana. Muchos telediarios comenzaron sus transmisiones contando, consternados, lo que había sucedido. La imagen de la dictadura cayó por los suelos estrepitosamente y ese estruendo, claro, tuvo una honda repercusión política: se espera que el canciller español Miguel Ángel Moratinos le ponga fin a su absurda campaña dedicada a tratar de demoler la posición común de la Unión Europea frente a la dictadura cubana.
 
Jamás se ha visto mayor terquedad en la defensa de una causa innoble que la de Moratinos por beneficiar a la tiranía de los Castro.
 
El aparato cubano de difamación, por supuesto, ya prepara su contraataque. Uno de sus peones menores comenzó por decir que quienes condenaban esta muerte horrenda vertían lágrimas de cocodrilo. Otros dirán que Zapata Tamayo era un delincuente o un terrorista al servicio de la CIA. Carecen del menor vestigio de decencia. Dicen cualquier cosa. Pero la verdad inocultable es otra: como gritó, llorando, su madre Reyna, a Orlando lo asesinaron premeditadamente por pedir libertad para él y para su pueblo. Su ejemplo gravitará mucho tiempo en la historia de Cuba.


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Resposta  Mensagem 2 de 6 no assunto 
De: cubanet201 Enviado: 26/02/2010 03:08
El entierro de Orlando Zapata se convierte
en una protesta contra el régimen

El entierro de Zapata se convierte en una protesta contra el régimen

  CUBA ETERNA
 
Orlando Zapata Tamayo, disidente cubano fallecido el pasado martes tras 85 días de huelga de hambre, fue enterrado este jueves en medio de una fuerte custoria policial y sin que cesara la represión del régimen para impedir muestras de solidaridad. Mientras, la comunidad internacional instó al Gobierno de Raúl Castro a poner fin a la represión y liberar a los 200 presos políticos que hay en la isla.

Los restos de Zapata fueron enterrados en el Cementerio Sur de la localidad de Banes, provincia de Holguín (este), en medio de una fuerte custodia policial, informó a Europa Press su madre, Reina Tamayo, quien no dudó en resposabilizar, horas antes del sepelio, al régimen de los Castro por lo que pudiera ocurrir en el mismo. "Voy a enterrar a mi hijo. Responsabilizo a Fidel y Raúl Castro ante el mundo de todo lo que nos pueda suceder cuando saquemos el sepelio de mi hijo porque nos tienen rodeados", explicó Tamayo a Europa Press desde su casa, en Banes, custodiada por "veintipico sicarios" que "la sitiaron durante toda la noche".

Pese a "la represión del régimen" y el hecho de que las fuerzas de seguridad cubanas lograron "cortar la carretera completa" para impedir que disidentes y vecinos acompañaran a la familia durante el sepelio, más de un centenar de ellos han logrado acceder hasta su casa y acompañarla en el funeral. Los efectivos policiales, que querían "adelantar" el sepelio para antes de la hora prevista, ordenaron a la familia llevar el féretro de Zapata en un coche. "Y nos negaron a que lo lleváramos caminando hasta el cementerio como era nuestro deseo", comentó Tamayo. "Finalmente accedimos pero no por miedo, sino porque había llovido mucho y el suelo estaba muy malo", indicó. Las personas que siguieron el coche, gritaban consignas como "Orlando vive en nuestros corazones", "Libertad para Cuba y todos los presos políticos", "Libertad para todos" y "Abajo el régimen comunista", entre otras, comentó la madre de Zapata.

Durante el camino al cementerio, Reina Tamayo gritaba por las calles: "No admito el mensaje de Raúl Castro ni de Fidel Castro. A mí no me van a asustar". A la caravana, que tuvo como destino el también conocido cementerio de La Gþira, se sumaron más personas "hasta pasar fácilmente de las 100", mientras seguían custodiados por "más de 50 autoridades del Estado" sin que se produjeran hechos de violencia.
 
Finalmente el entierro se llevó a cabo poco antes de las 08. 00 horas (15. 00 hora peninsular española), de acuerdo a la voluntad de la familia tras rechazar la "presión" del régimen para adelantar el sepelio al miércoles.

Zapata, albañil de 42 años, fue uno de los 75 detenidos durante la Primavera Negra en 2003. El opositor dejó de ingerir alimentos sólidos el pasado 3 de diciembre para protestar por las palizas sistemáticas que recibían los presos políticos en la cárcel de Kilo 8, en la provincia de Camagþey. Al menos 100 personas han sido detenidas o confinadas en su casa por el régimen entre el martes y este jueves por el régimen para impedir críticas al régimen por la muerte de Zapata, confirmó a Europa Press el presidente de la Comisión Cubana de DDHH y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez.

La madre no aceptará disculpas
Reina Tamayo dejó claro que no aceptará ninguna disculpa del régimen --algo que tampoco han hecho, precisó-- y consideró una muestra de "cinismo" que Raúl Castro culpe a Estados Unidos de la muerte de su hijo. "No admito que Raúl Castro pase condolencias a esta madre. Esto es un asesinato premeditado", aseguró.

La madre pidió "mano severa" a la comunidad internacional contra el régimen porque, de lo contrario, no se lograrán mejoras para el resto de presos políticos. "Si los países aledaños no toman mano severa con Cuba yo no pienso que mejore la situación de los presos, no solamente para los presos políticos, también para los presos comunes" en las cárceles cubanas, concluyó. "Aquí no hay Derechos Humanos", aseguró.

Zapatero y la UE piden la liberación del resto de presos
Después de que el miércoles la secretaria de Estado, Hillary Clinton, lamentara "profundamente" en el Senado la muerte del disidente, reiterara el "fuerte rechazo a las acciones del Gobierno cubano" por parte de Washington y reclamara la liberación del resto de presos políticos, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero y la propia Unión Europea, cuya presidencia de turno ejerce España, se sumaron este jueves a la misma petición. "Podemos suponer el sufrimiento de los presos políticos cubanos y debemos exigir al régimen cubano que devuelva la libertad a presos de conciencia y respete los Derechos Humanos. Esta es una exigencia fundamental de toda la comunidad internacional", dijo Zapatero ante los presidentes de las Comisiones de Exteriores de los Parlamentos de los países miembros de la UE, al tiempo que trasladó sus "condolencias" a los "familiares y amigos" de Zapata. Por su parte, la Alta Representante de la Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, también reclamó la liberación "incondicional" de todos los presos políticos tras recordar que la UE "ha pedido en numerosas ocasiones al Gobierno cubano mejorar la situación de los Derechos Humanos en el país" que se discuten al más alto nivel de forma bilateral, algo que "sigue siendo una prioridad clave para la UE". "El Gobierno cubano, como todos los gobiernos, tiene la responsabilidad de proteger a los prisioneros que están bajo su jurisdicción", aseguró.

El Gobierno español confirmó hoy de nuevo, a través del secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, que seguirá adelante con la "reflexión" que ya ha lanzado en la UE sobre la conveniencia de eliminar la Posición Común que rige la política europea hacia la isla desde 1996 para sustituirla por un instrumento bilateral, negociado con los cubanos. Esta postura no sólo encuentra el rechazo del Partido Popular en España, también la rechazó la propia madre de Zapata, quien instó este jueves a Zapatero a "apretarle" al régimen de los Castro y le pidió que "no preste apoyo a un régimen totalitario". "No se merecen que les apoyen", lamentó. "Yo no estoy de acuerdo en que tengan relaciones con Cuba", reconoció.

Iglesia y régimen se pronuncian
Por su parte, la Conferencia Episcopal cubana pidió este jueves al Gobierno de Castro que tome "las medidas necesarias" para evitar la muerte de disidentes como Zapata en condiciones que constituyen "una tragedia para todos" y que cree "condiciones de diálogo y entendimiento" que eviten "situaciones dolorosas" como esta.
La Iglesia "ha pedido y reitera su petición a las autoridades que tienen en sus manos la vida y salud de los prisioneros que se tomen las medidas adecuadas para que situaciones como estas no se repitan". Por su parte, el régimen, a través de una nota difundida por la Embajada de Cuba en España, dejó claro que "en todos los lugares" en los que estuvo preso Zapata "se le realizaron estudios clínicos y se le prestó toda la asistencia médica necesaria". El Gobierno de Castro explicó que Zapata fue condenado inicialmente a tres años en 2004 por delitos de "desorden público, desacato y resistencia", aunque dado que "en la cárcel cometió delitos", se le aumentó la pena hasta los 25 años. "Luego, se le llevó a los nuestros mejores hospitales. Murió, lo lamentamos mucho", explica en la nota, la primera aclaración oficial de los hechos del Gobierno cubano en la que, en todo caso, precisa que Zapata "no forma parte de los mercenarios que fueron juzgados en marzo del 2003", es decir, que no forma parte del grupo de 75 disidentes, intelectuales y periodistas detenidos en la Primavera Negra. "Su historial delictivo es el de un delincuente común", concluyó.

Resposta  Mensagem 3 de 6 no assunto 
De: cubanet201 Enviado: 26/02/2010 17:09
Los tres asesinatos de Orlando Zapata Tamayo
Tras 85 días de huelga de hambre, murió el preso político cubano Orlando Zapata Tamayo. Murió asesinado tres veces en pocas horas
 
 
Por Haroldo Dilla, Desde  Santo Domingo
Nunca conocí en vida a Orlando Zapata Tamayo. Sólo he visto de él una foto colocada de mil maneras en internet. Posiblemente nunca hubiera conocido que existía si no fuera porque decidió hacer una huelga de hambre por razones que aún no conozco bien y murió en su empeño.
 
Es decir, decidió hacer uso del único recurso que le queda a un recluso —la vida— y exponerla para dar una batalla moral ante el estado cubano. Este tipo de hecho no es nuevo. Recuerdo, por ejemplo, que en 1981 un grupo de jóvenes del IRA apelaron al mismo recurso contra la conservadora Margaret Thatcher, y diez murieron. Entonces el Granma contaba cada día los pormenores de las huelgas de hambre y cuando moría algún joven lo reseñaba en primera plana, para consternación e indignación de sus lectores, entre ellos yo. Esta vez, el Granma no ha dicho nada, porque esta vez el Granma es parte de la maquinaria que asesinó tres veces a Orlando Zapata Tamayo.
 
En resumen, no sé exactamente quién era Orlando Zapata Tamayo. Los partes de la disidencia indican que se trataba de un obrero negro de 43 años que fue encarcelado por participar en varias acciones pacíficas no permitidas por el gobierno cubano —entre ellas, el Proyecto Varela que buscaba recoger firmas para promover una reforma constitucional en el parlamento cubano— y que mantuvo una posición vertical en la prisión, lo que le valió maltratos y el alargamiento de su condena de tres años iniciales a una cifra que he leído iba de 25 a 36 años. Según el gobierno cubano y sus relacionistas públicos, cubanos y extranjeros, se trataba de un delincuente común con una hoja de delitos baratos fomentada desde que tenía 22 años, y que posteriormente decidió enrolarse en la disidencia para continuar su carrera delictiva. Es decir, que la víctima pasó de robar carteras a promover un cambio constitucional y exponerse a altas penas de prisión.
 
En realidad, los argumentos del gobierno cubano me resultan muy dudosos. No entiendo cómo un ladrón vulgar de carteras puede pasar de improviso a promover un cambio constitucional exponiéndose de paso a largas condenas de cárcel. Tampoco, cómo un delincuente común y, además, oportunista, se deja morir de hambre, durante un largo proceso en que tuvo 85 días para arrepentirse. Y si estaba preso por los delitos que mencionan, me parece extraña la tremenda cantidad de años que establecía la condena. Tampoco puedo explicarme cómo es posible que alguien se suicide por conseguir, dice el gobierno, un teléfono y una cocina para su celda, aunque fuese una cocina similar a la que tenía Fidel Castro en el presidio de Isla de Pinos cuando fue encarcelado por la bárbara tiranía de Batista por asaltar un cuartel militar en 1953. Es evidente que tantos años sin una opinión pública crítica ha reblandecido el sentido común de los propagandistas del gobierno cubano.
 
Y, finalmente, dudo de lo que dice el gobierno cubano, porque si algo conozco bien es cómo la élite cubana es capaz de manipular la información, mentir e intoxicar a la opinión pública en un país donde no hay fuentes alternativas de comunicación, para conseguir cualquiera de sus objetivos. Es lo que convirtió súbitamente en 1989 a un héroe nacional en un corrupto, aburguesado y abusador, digno del fusilamiento; o a un brillante canciller que era capaz de interpretar como nadie el pensamiento del Comandante en Jefe (cualidad insuperable en una monarquía faraónica) en una soez sabandija envilecida por las mieles del poder.
 
De cualquier manera, para los fines de lo que quiero decir ahora, no me interesa saber quién era Orlando Zapata Tamayo, ni por qué estaba preso. No tengo dudas de que el gobierno cubano nuevamente ha sacrificado la vida de un cubano para dar una demostración de firmeza represiva ante la oposición. Que el gobierno cubano ha permitido la muerte de un recluso. Y que, por consiguiente, el gobierno cubano ha cometido una acción criminal. Cuando el gobierno cubano decidió utilizar al presidiario fallecido como caso prueba para sus forcejeos políticos, decretó su asesinato: el primer asesinato.
 
No es un hecho inédito en Cuba. La naturaleza autoritaria del sistema político cubano incluye entre sus arbitrariedades el uso de casos para producir respuestas ejemplarizantes de cara a espectadores hostiles o poco confiables. Fue lo que sucedió cuando fueron ejecutados los implicados en la Causa 1 de 1989, una pandilla de rateros desaforados pero que legalmente no merecían el fusilamiento. O en 2003, cuando fueron fusilados tres jóvenes, también negros, por intentar secuestrar una lancha para emigrar a Estados Unidos. Los fusilaron 72 horas después de sus apresamientos, en un juicio sumario propio de capitanes generales, sin siquiera permitir una despedida familiar. Y ahora esta muerte consentida que envía un mensaje muy claro a la oposición y al posible surgimiento de otros huelguistas.
 
A la muerte física de Zapata sucedió un segundo asesinato: una avalancha de difamaciones organizada por el gobierno cubano. Utilizando para ello a algunos intelectuales devaluados del patio y a la red de voceros estalinistas que medran en la izquierda mundial, han dicho que la víctima era un preso común (culpable de exhibicionismo, de portar armas blancas, de cometer hurtos, de producir escándalos públicos e incluso de vender drogas a turistas), que exigía privilegios desmedidos para un presidiario, que atacaba a los guardias carcelarios, y hasta que era esquizofrénico y bipolar. De igual manera, no han escatimado esfuerzos para desnaturalizar el hecho, envolverlo en el conflicto Cuba-Estados Unidos y compararlo con no sé cuántas muertes que desgraciadamente ocurren en otras latitudes como Irak y Afganistán. Es decir, para sacar el crimen del escrutinio público en nombre de la defensa de una revolución socialista que hace ya mucho tiempo no es revolución y nunca fue socialista. Es otra técnica: inhibir a los sectores democráticos y de izquierda del planeta agitando el espantajo de la agresión imperialista, como si las muertes que ocurren en otros lugares, como si el bloque/embargo, como si una sola de las conquistas sociales que han ocurrido gracias a la acción del pueblo en el último medio siglo, como si uno solo de esos hechos pudiera justificar el crimen cometido contra Orlando Zapata Tamayo.
 
Y luego, Zapata Tamayo ha sido asesinado cuando el presidente/general Raúl Castro, haciendo un alarde del más procaz cinismo, lamentó públicamente la muerte de un presidiario a quien su gobierno dejó morir. Ha sido su tercer asesinato en unas pocas horas.
 
Para la izquierda, el crimen contra Orlando Zapata Tamayo es un reto. Nada aquí puede ser justificado, y sólo puede ser explicado como la reacción criminal y represiva de una élite autoritaria y decadente que pisotea cada día al socialismo hablando en su nombre, mientras prepara su propia conversión en una nueva burguesía. En la misma declaración en que impúdicamente lamentó la muerte de su víctima, el general/presidente Raúl Castro afirmó que estaba dispuesto a discutirlo todo con Estados Unidos. Yo diría que también a negociarlo todo, a excepción claro está, de los propios poderes del Clan Castro y sus apoyos militares. Y para llegar a esa meta (tan prosaicamente contrarrevolucionaria) ¿qué importa Orlando Zapata Tamayo?

Resposta  Mensagem 4 de 6 no assunto 
De: cubanet201 Enviado: 27/02/2010 14:57
El régimen carcelario cubano
Lo que ocurre en el sistema penitenciario de la Isla
 no es más que un reflejo de la impunidad
 que el Estado totalitario cubano otorga a sus administradores.

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Juan Antonio Blanco
La muerte inducida y deliberada de Orlando Zapata Tamayo bajo custodia del estado cubano es apenas el más reciente recordatorio de la naturaleza criminal del sistema carcelario en la isla y de la impunidad que ese régimen totalitario extiende a sus administradores y operarios.
 
En un Estado de derecho, la responsabilidad por la seguridad e integridad física de una persona detenida o encarcelada recae sobre las autoridades que lo custodian. Es parte de sus obligaciones garantizar que no sea agredido ni se auto agreda. Cuando un tribunal dictamina una sanción de privación de libertad, no está extendiendo una autorización a los funcionarios de prisiones para que sometan al reo a un régimen arbitrario de tratos crueles y degradantes decididos unilateralmente por sus carceleros. Mucho menos les otorga un mandato para disponer de su vida. En cualquier país civilizado las autoridades de prisiones tienen que hacer cumplir la sanción dictaminada por los tribunales sin atribuirse la prerrogativa de someter al prisionero a castigos adicionales, decididos de manera extrajudicial. Sea un preso político o común, es obligación del Estado que lo sancionó a la privación de la libertad de movimiento garantizarle al detenido el disfrute de sus otros derechos no retirados por los tribunales, por lo que cae dentro de las responsabilidades del Estado normar la conducta de los funcionarios de prisiones, monitorearla de manera independiente y velar porque se atengan a reglamentos claramente establecidos que respeten la integridad física de los detenidos y los protejan de castigos crueles y degradantes.
 
En Cuba, una vez consolidada la conspiración contrarrevolucionaria y totalitaria -impulsada por los hermanos Castro contra el resto de los luchadores antibatistianos desde los días de la Sierra Maestra-, se puso fin al Estado de derecho y a la separación de poderes, se sometieron los tribunales a la autoridad ejecutiva, se elevó el poder de los órganos policíacos por encima del judicial (que perdió su independencia) y se extendió impunidad a los responsables de administrar las prisiones al prestar oídos sordos,salvo en excepcionales circunstancias, a las quejas de los prisioneros y sus familiares.
 
Adicionalmente la elite de poder cerró el sistema de centros de detención y carcelario a toda inspección independiente de la ONU, la Cruz Roja o cualquier otra institución internacional. Tanto los presos comunes –que hoy constituyen una población de decenas de miles en un país que criminaliza actividades económicas y sociales consideradas normales en casi todas partes- como los políticos -a quienes la opinión pública mundial sigue con mayor atención- se hallan en un estado de indefensión total frente a carceleros que saben de la alta improbabilidad de ser sancionados por maltratarlos.
 
Para poder integrarse al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el gobierno cubano había accedido a que sus centros de detención y prisiones fuesen inspeccionados en el 2009 por el relator especial de esa institución. Luego La Habana adujo no estar lista para recibirlo y pidió posponer la vista para el 2010.
 
¿Quién es responsable por la muerte de Orlando Zapata Tamayo?
 
La responsabilidad por la muerte de Orlando Zapata Tamayo -así como de todos los anteriores casos de muertes por malos tratos en centros de detención y prisiones cubanas (incluyendo el creciente número de suicidios que en ellos se registra en meses recientes)- recae inequívocamente sobre las autoridades de la isla.
 
Fidel y Raúl Castro reciben diariamente el llamado “parte de la situación operativa” que les confecciona el Ministerio del Interior. Las decisiones tomadas al más alto nivel del estado cubano en los últimos 85 días sobre el caso de Orlando Zapata fueron asumidas sobre bases adecuadamente informadas y constituyeron políticas calibradas y deliberadas.
 
Los líderes del régimen cubano creyeron que la muerte de este hombre humilde, negro, albañil, -al que habían encarcelado usando figuras delictivas comunes pese a la naturaleza política de su detención (como vienen haciendo con Darcy Ferrer y otros opositores en el pasado reciente)- no tendría el impacto que el fallecimiento de un prisionero blanco, intelectual, de clase media, acusado de delitos directamente políticos. Pensaron que su muerte no les traería repercusiones de consideración y en cambio les ofrecía la oportunidad de mandar un macabro mensaje de inalterable firmeza a los demás prisioneros y disidentes que han apelado de manera creciente a esas tácticas. Porque lo que en realidad les preocupa es la posibilidad de que se dé en Cuba un movimiento de huelgas de hambre en solidaridad con los presos similar al protagonizado por centenares de personas en Bolivia, en varias iglesias y de manera simultánea, bajo la dictadura militar.
 
Pero Orlando Zapata no se amilanó y tardó en fallecer. A última hora temieron que se les muriese en un momento inconveniente. No querían que el desenlace empañara las conversaciones entre funcionarios españoles y cubanos en Madrid (¡sobre derechos humanos!), en medio de las fotos y abrazos de Raúl Castro con otros jefes de estado latinoamericanos en Cancún, o coincidiendo con la visita de Lula a La Habana. A toda carrera le prodigaron inútilmente atenciones hasta entonces negadas.
 
Lula –que no ha humanizado las brutales prisiones de su país y donde se celebrarán elecciones presidenciales en pocos meses- quiso mirar a otra parte. Pero si alguien pudiera acusarlo de oportunista es difícil suponerlo tonto. Regresó a Brasil sabiendo que la oposición tendría nuevos argumentos contra su partido en las venideras elecciones por su inoportuno espaldarazo a los cómplices de este crimen. El canciller Miguel Ángel Moratinos ha quedado igualmente descolocado frente al presidente José Luis Zapatero y al resto de los gobiernos europeos a los que ha venido anestesiando su sensibilidad humana y democrática con valoraciones parcializadas sobre lo que viene ocurriendo en la Isla. La muerte estoica de Orlando Zapata tiene a más de una celebridad mundial rectificando sus aproximaciones acomodaticias al régimen cubano y a otras corriendo en busca de cobija por haberlas promovido.
 
Los sobrevivientes del Holocausto narran cómo los nazis tomaron medidas extremas para evitar los suicidios en los campos de exterminio. Los consideraban un desafío a su poder omnímodo. Sólo los carceleros tenían la potestad de decidir sobre la vida o la muerte de aquellos infelices. El suicidio no era visto en aquellas fábricas de la muerte como un acto de capitulación definitiva al poder sino de desacato. Los fascistas cubanos creyeron poder doblegar a Orlando Zapata Tamayo, pero su dignidad y valor resultaron ser irreductibles. Prefirió la reafirmación de su humanidad y el desacato eterno a sus opresores antes que languidecer en su pocilga enfrentando palizas y humillaciones.
 
Demostró poseer un poder superior al que emana de cañones y bayonetas y del cual carecen sus victimarios: la ética del activista de derechos humanos. Zapata no estaba dispuesto a matar por sus ideales, pero sí a morir por ellos. Eso lo hizo invencible.

Resposta  Mensagem 5 de 6 no assunto 
De: cubanet201 Enviado: 27/02/2010 15:09
Cuatro presos políticos y un periodista disidente
 hacen huelga de hambre en Cuba
Los cinco piden la liberación de los aproximadamente 200 presos políticos en la isla.- Otros tres reos hacen "ayuno" de protesta

Cinco disidentes siguen a Zapata y comienzan una huelga de hambre
 
MAURICIO VICENT -
La disidencia cubana sigue movilizada por la muerte del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo. Sólo unas horas después de realizarse su funeral bajo estrictas medidas de seguridad en la localidad de Banes, a 830 kilómetros al este de La Habana, fuentes de la oposición informaron de que cuatro presos del grupo de los 75 se declararon en huelga de hambre en dos cárceles de Pinar del Río. "El objetivo es protestar por la muerte de Zapata y exigir la liberación de todos los presos políticos", ha dicho Elizardo Sánchez, de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CDHRN).
 
El opositor Oscar Espinosa Chepe informó de que otros tres presos del grupo de los 75 realizan un "ayuno" en la cárcel de Canaletas, en la provincia de Ciego de Ávila. Mientras, en Santa Clara el periodista independiente Guillermo Fariñas comenzó en su casa otra huelga de hambre, incluyendo la negativa de tomar agua, con la voluntad de "inmolarse". Hace tres años Fariñas estuvo a punto de fallecer tras varios meses sin ingerir alimentos sólidos para reivindicar el acceso libre a Internet en Cuba.
 
Un comunicado difundido este viernes por la CDHRN indica que el 24 de febrero los prisioneros Diosdado González Marrero, de 47 años, y Eduardo Díaz Fleitas, de 59, se declararon en huelga de hambre en una cárcel de Pinar del Río. Un día después, los opositores Fidel Suárez Cruz, de 39 años, y Nelson Molinet, de 45, tomaron la misma medida en las cárceles Kilo Cinco y Medio y Kilo Ocho de la misma provincia. Los cuatro fueron sentenciados en los juicios celebrados en 2003 contra 75 opositores bajo la acusación de "conspirar" con Estados Unidos y ser asalariados de Washington. Marrero, Molinet y Suárez Cruz cumplen una sanción de 20 años de privación de libertad, y Díaz Fleitas de 21. Todos fueron declarados por Amnistía Internacional presos de conciencia.
 
Sánchez ha afirmado que, si bien el desencadenante de las huelgas de hambre es la muerte de Zapata Tamayo, los huelguistas demandan la liberación de todos los presos políticos, que la CDHRN calcula en más de 200 en toda la isla, de los cuales 65 son de conciencia. "Hasta ahora desconocemos si los cuatro incluyen otras demandas, pero podemos confirmar que ya han sido confinados en celdas de castigo en las referidas prisiones", ha agregado el activista.
 
Sanchez ha aclarado que su organización y la mayoría de los grupos disidentes se oponen tajantemente a las huelgas de hambre. Por "una cuestión de principios"; y porque "el régimen no responde humanamente a esa clase de protestas pacíficas, como demuestra el hecho de la trágica muerte de Zapata".
 
Miembros de la disidencia han dicho que el caso más preocupante de los cinco es el de Fariñas, pues en el pasado ya estuvo a punto de morir durante una protesta similar. "El periodista lleva dos días sin tomar agua y ha declarado su voluntad de inmolarse si el Gobierno no libera de inmediato a los 27 presos políticos más enfermos", ha informado Sánchez. Además, Fariñas ha escrito una carta a Fidel y Raúl Castro retándoles a que demuestren que en las cárceles cubanas no se cometen torturas.

Resposta  Mensagem 6 de 6 no assunto 
De: unodostres Enviado: 27/02/2010 17:18
Cuba es una dictadura castrista


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