Adiós a la mentira, Cuba es libre y soberana

Desde los primeros años del triunfo de la revolución en Cuba, la administración norteamericana planifica y ejecuta operaciones subversivas, como parte de una estrategia para desestabilizar y destruir a la Revolución. Las grandes operaciones en los primeros años que mostraron la política del vecino del norte, fueron tres. Dos de ellas, la invasión por Playa Girón y la Operación Mangosta. Sus finalidades son similares, conocidas y justificadas por el enemigo, que contribuye al establecimiento del bloqueo económico y la conformación de la guerra anticubana. Así comienza una política criminal, cuyo objetivo era el de hacer difíciles las condiciones económicas internas en la mayor de las Antillas, lo cual facilitaba el trabajo de la contrarrevolución externa e interna. En un documento del Departamento de Estado del 6 de abril de 1960 se sintetizan sus propósitos: “... enajenar el apoyo interno a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas”, a fin de “... causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno". Los Estados Unidos en aquel momento eran el mercado más importante para las exportaciones tradicionales como el azúcar, principal renglón económico de la isla, para tratar de asfixiarla suspenden este comercio y además imponen un bloqueo, que pone fin a los suministros en alimentos, tecnologías, piezas de repuesto y otros imprescindibles recursos necesarios para el sostén del país, hecho que resultó ser un duro golpe para la naciente Revolución. Ningún bloqueo comercial y financiero impuesto, amilana a un pueblo que mantiene su firme decisión de Patria o Muerte por 50 años. Su apoyo incondicional se vuelve a mostrar este 25 de abril cuando en cada colegio electoral se ultiman detalles para contar los votos y así saber los representantes del pueblo en las Asambleas del Poder Popular Municipales. Esta es una contundente respuesta a la escalada mediática de infamia, desatada por el parlamento europeo y los Estados Unidos contra la isla. No pueden soportar que solo a noventa millas existan hombres y mujeres que dijeron para siempre adiós a la mentira y todos sus intentos corren la misma suerte: el más rotundo fracaso.