Bogotá, 22 feb (EFE).- El ex presidente cubano Fidel Castro y el gobernante nicaragüense, Daniel Ortega, se solidarizaron hoy con el líder libio, Muamar el Gadafi, en su hora más difícil desde 1969, mientras desde otros países latinoamericanos se instaba a un cese de la violencia en Libia e incluso a una intervención de la ONU.
En su última "Reflexión", publicada hoy, Castro, que llegó al poder en 1959, diez años antes que Gadafi, y fue presidente hasta que en 2008 delegó en su hermano Raúl por una enfermedad, afirmó que la OTAN, por orden de Estados Unidos, va a intervenir en Libia "tal vez en cuestión de horas o muy breves días".
Según Castro, la "organización belicista" tiene planes para cometer un "crimen" contra el pueblo libio.
"Se podrá estar o no de acuerdo con Gadafi" pero "habrá que esperar el tiempo necesario para conocer con rigor cuánto hay de verdad o mentira o una mezcla de hechos de todo tipo" en lo que está sucediendo en Libia, señala el ex presidente cubano.
El líder cubano no menciona en su artículo las muertes -entre 250 y 400- ocasionadas, según diversas fuentes, por la represión de las manifestaciones iniciadas en Libia la semana pasada para pedir la salida de Gadafi del poder, al calor de lo sucedido en Túnez y Egipto.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, también le tendió una mano a Gadafi, con el que conversó telefónicamente, según reveló en un mitin organizado para conmemorar el lunes los 77 años del asesinato del general Augusto C. Sandino.
"Yo me he estado comunicando telefónicamente con él (Gadafi), he estado hablando con él, hemos estado hablando por teléfono, lógicamente él está librando nuevamente una gran batalla, ¡cuántas batallas ha tenido que librar Gadafi!", dijo.
Según Ortega, en las actuales circunstancias Gadafi está buscando cómo dialogar, "pero (para) defender la unidad de la nación, que no se vaya a desintegrar el país, que no vaya a darse una anarquía en el país".
El dirigente sandinista describió lo que acontece en Libia como una "situación terrible, donde existe conspiración de todo tipo y enfrentamientos, saqueos del comercio, entre otras situaciones".
Según la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH), los disparos y bombardeos desde helicópteros y aviones de combate sobre los manifestantes libios pueden haber ocasionado el lunes entre 300 y 400 muertos.
El Consejo de Seguridad de la ONU celebra hoy una reunión, a petición del embajador adjunto de Libia, para abordar la grave crisis por la que atraviesa el país magrebí.
En paralelo se negocia que el Consejo, que este mes preside Brasil, emita algún tipo de declaración sobre los sangrientos sucesos en Libia.
El canciller brasileño, Antonio Patriota, dijo el lunes que Brasil "repudia los actos de violencia contra manifestantes desarmados y ve con gran preocupación lo de Libia, pues parece que se alcanzó un grado de violencia absolutamente inaceptable".
El Gobierno de Perú, que condenó "enérgicamente" la represión de los manifestantes en Libia, pidió hoy a la ONU que intervenga "con medidas eficaces" para "fomentar la paz y la tranquilidad" en ese país.
Una nota oficial de la Cancillería peruana "deplora la pérdida de vidas humanas y el uso de la violencia, a la vez que expresa sus sentimientos de pesar a los familiares de las víctimas", y recuerda que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos garantiza la vigencia de las libertades fundamentales.
"Paraguay manifiesta su preocupación por el rápido deterioro de la situación creada en Libia y exhorta a las partes en conflicto a que tomen las medidas oportunas para que sea respetado el derecho a la manifestación pacífica, descartando la violencia como vía de expresión", indicó por su parte la Cancillería paraguaya en un comunicado.
"A su vez, (Paraguay) alienta al Gobierno libio a que realice todos los esfuerzos necesarios para que esta crisis política sea resuelta por medio del diálogo, buscando salvaguardar los intereses del pueblo", añade el breve texto.
El Gobierno de Costa Rica condenó hoy "las acciones violentas por parte del Gobierno de Libia hacia su población" y abogó por una salida pacífica a la crisis en ese país.
"Lo que estamos presenciando es algo que creíamos había desaparecido de nuestra civilización, es una barbarie lo que se ha hecho con la población civil que protesta por su libertad", manifestó el canciller costarricense, René Castro.
"Es un genocidio lo que sucede en Libia y así debe ser tratado por la comunidad internacional", dijo Castro.
"México condena la violencia en contra de manifestantes civiles y hace un llamado a las autoridades a respetar los derechos humanos, a privilegiar el diálogo con todas las fuerzas políticas y a evitar el recurso de la fuerza", afirma un comunicado oficial mexicano.
El Gobierno de Venezuela, país al que se dijo que podría ir Gadafi, y que fue negado desde Tripoli y también desde Caracas, hizo votos para que "el pueblo libio encuentre, en ejercicio de su soberanía, una solución pacífica a sus dificultades, que preserve la integridad del pueblo y la nación libia, sin la injerencia del imperialismo".
El canciller venezolano, Nicolás Maduro, habló el lunes con su colega libio, Moussa Koussa, con el que acordó mantener el contacto para "intercambiar información de primera mano sobre la evolución de la situación en ese país hermano", señaló la Cancillería en Caracas.
Gadafi visitó en 2009 Venezuela, donde afirmó: "quieren dominarnos, pero nosotros nunca nos vamos a rendir ante nadie. Están enfrentando el renacimiento del Sur. Latinoamérica, África y Asia...
vamos a hacer del Sur un nuevo frente". EFE