Últimamente se desarrolla un fenómeno bastante nuevo,(1) aunque viejo como el andar de gatas; el intento de apolitizar (2) al pueblo.
Ni que decir tiene que tenemos derecho y muchos motivos para estar cabreados y no indignados, dos términos distintos y también intencionadamente empleados, ya que aun teniendo prácticamente la misma significación, (irritar, enojar, enfadar, malhumorar, recelar) parece que el indignarse tiene un cierto sentido de razón, (3) mientras que el cabrearse, está bastante mal visto; la razón de que esto sea así es muy sencilla, tú, comunista no tienes derecho a cabrearte, él 15M de quien desde su comienzo están haciendo el instrumento de la burguesía (4) para moderar el descontento social, tiene toda la razón para indignarse, por lo tanto a quien ha de escucharse es al indignado, y desorganizado, y no al cabreado comunista, que pese al guirigay existente dentro del movimiento comunista, es el movimiento más organizado frente al capitalismo-imperialismo en estos momentos; y eso impone respeto.
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Nuevo en el sentido que están controlando desde su concepción a un movimiento popular como es el 15M.
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Es una viejísima ilusión del poder, intentar que el pueblo no participe en política, recordemos aquello que durante la dictadura nos decían que “la política para los políticos” mientras ellos sí hacían las suya.
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Hemos podido ver como ante los ataques policiales nos mostraban a jóvenes “pidiendo mesura” a los policías, mostrándonos así un 15M no violento, que quiere seguir los cauces legales, sin que se ponga en causa el verdadero problema que es el sistema capitalista.
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Mientra que nos muestran, todos los medios de masas, los enfrentamientos entre el PP y el PSOE, por ejemplo en Mérida hoy, Extremadura y Olivenza ayer, no nos muestran su colaboración en el País Vasco y tantos otros, no nos hablan del filtro que han puesto a los Partidos no parlamentarios, de manera a perpetuar el bipartidismo en el que la burguesía se mueve como pez en el agua.
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