Al crecer, la distancia entre gobernantes orgullosos y prejuiciosos y gobernados humillados y ofendidos parece haber unido Londres con París. Seis años después, las imágenes de la capital inglesa y otros parajes británicos recorren el mundo con el mismo fuego que encendió a los suburbios parisinos y franceses. Los diarios franceses, como el derechista Le Figaro, tardaron en poner en sus tapas un eco que ya sonaba por fuera de la francofonía. Desde fines de la década de 1970, sea Montrouge o Brixton, sea Lyon o Birmingham, todos los centros urbanos, en especial aquellos donde viven naturales de las ex colonias imperiales francesas o británicas, se vuelven el teatro de conflictos y enfrentamientos de violencias que varían en su dimensión antes que en su intensidad. La difusión de rumores sobre injusticias legales y arbitrariedades judiciales son las ocasiones más frecuentes de su desencadenamiento.

Horca por otros medios. Dos hombres que participaron en los incidentes que sacuden al Reino Unido desde el fin de semana fueron condenados el miércoles a 10 y 16 semanas de prisión. Así informó la policía de la ciudad de Manchester. Pero habrá muchas más condenas, se indicó. Scotland Yard declaró que sólo en Londres fueron detenidas 805 personas desde el inicio de los disturbios. De ellos, 251 están acusados de distintos delitos. Los anuncios de detenciones, la fijación de los castigos por el gobierno conservador del premier tory David Cameron, y más aún la noticia de las prisiones efectivas a las que se vean condenados quienes estallaron de violencia, pueden contribuir a que los blackberries y el twitter, vehículos favoritos de esta rebelión ciudadana cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna, difundan más levantamientos más o menos espontáneos en otros diversos enclaves urbanos.