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De: albi  (Missatge original) Enviat: 07/03/2012 16:11

Europa y el mito de la caverna

11 noviembre, 2011 Por

Muchas han sido las interpretaciones que, a lo largo de la historia, se han hecho de uno de los relatos fundacionales de la cultura occidental: el mito de la caverna de Platón (República Libro VII, 514a-518b). Una vez más, -abandonada absurdamente por muchos la paradoja cristiana-, la sabiduría griega nos sirve de acicate pedagógico para desenmascarar  una construcción europea  que vive en el  reino de las sombras, dentro de una caverna por la que circulan los intereses de los poderosos a varias velocidades.  Los europeos estamos encadenados a un sistema de construcción de la comunidad política continental que ha olvidado la luz demiúrgica del bien común para concentrarse en los equilibrios inestables de acuerdos y de pactos  que nos encadenan a más acuerdos y a más pactos. La Europa de las burocracias gubernamentales produce ciudadanos que sistemáticamente sospechan de la capacidad de los Estados de contribuir a su bienestar.  Un bienestar que se siente amenazado  por la incorporación de nuevos comensales. Y como decía  aquel viejo profesor, aquí no se trata de impedir que vengan más invitados, sino repartir en más trozos el pastel que tenemos.

Los herederos de las más conspicua ilustración-y del mas activo volterianismo- nos quieren hacer creer que las luces de la sola razón son el único y el último argumento de la capacidad del hombre, y del ciudadano, para construir una sociedad feliz. La política de las convicciones se cotiza, en la construcción de Europa, entre los más bajos valores.  Como nos ha recordado recientemente el filósofo Robert Spaemann, el postulado de respetar otras convicciones se convierte en una exigencia, en el diálogo social, de no tener convicciones que  hagan posible pensar que las otras están equivocadas.  Tener convicciones –algunos las denominan fuertes- es, para muchos, una manifestación de intolerancia, de “fundamentalismo”, como se dice ahora. Tener en Europa convicciones sobre lo que ha sido y es Europa es una pretensión que hoy parece haberse deslegitimado con la imagen de que el futuro de este continente depende de las dobles mayorías. Europa, además de un continente, es un contenido, que diría Ortega y Gasset. Y los contenidos, como las herencias, se reciben para después administrarlos, en el mejor de los casos, o dilapidarlos, en el peor. La ceremonia de la confusión europea  continuará en la medida en que los gobiernos de los países miembros – y el de España es maestro en este ejercicio- continúen utilizando la construcción Europea como caja de Pandora para su incapacidad de gestión política de los problemas internos. La esquizofrenia europeísta del ciudadano medio no se solventará con campañas informativas, ni con programas de viajes de inserción del Inserso, ni con Sócrates, Erasmus, Dantes o Nostradamus.

El problema de Europa no es primera ni principalmente de matemáticas procedimentales; es de raíces culturales y de principios éticos, de convicciones. El problema de Europa es de convicciones, no de convenciones. La esquizofrenia europeísta  del ciudadano concluirá cuando se privilegie una percepción de Europa como comunidad de cultura, de historia, de pensamiento  de fe. Entonces, aparecerá el demiurgo capaz de liberarnos del mundo de las sombras en las cavernas de una Europa más ficticia que real. Y, así, transportarnos a la luz de la Europa de los pueblos y de las naciones que  nacieron al calor del Evangelio y con el color de la esperanza de una voluntad común: la dignidad de la persona humana.

 

José Francisco Serrano Oceja.



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De: albi Enviat: 07/03/2012 16:13

Andalucía no se merece este bochorno

6 marzo, 2012 Por

El caso de la empresa pública Invercaria ha sido la última gota en el vaso rebosante de las presuntas corruptelas en Andalucía. Lo que hemos conocido hasta ahora, con el escándalo de los EREs a la cabeza, sugiere la existencia de una trama institucionalizada de corrupción y despilfarro, que planea como sombra alargada sobre el régimen clientelar que el socialismo ha tejido durante los últimos 30 años.

A nadie escapa que la filtración pueda ser interesada, en  la proximidad de las elecciones, y es preciso que la Justicia investigue hasta las últimas consecuencias si es cierta y si ha sido manipulada en algún extremo la grabación del caso Invercaria, donde se pide la elaboración de informes falsos para justificar subvenciones. Pero todo eso no puede pretexto para que una vez más el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, mire para otro lado y se limite a decir que el PP tiene la culpa de todo.

Andalucía no se merece el bochorno que supone vivir bajo la sospecha permanente. La gestión de los gobernantes que la han sumido en una situación económica insostenible, con los mayores índices de paro de España, será evaluada por los ciudadanos el próximo 25 de marzo. Sólo cabe desear que se produzca una regeneración a fondo, una regeneración que será económica en la medida en que lo sea también moral y ponga al frente de las más altas responsabilidades a personas que piensen que la ética y la política no son incompatibles, como sugiere la mencionada grabación.



 
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